Carlos Santiago Pereira tiene un lugar especial reservado en la historia del valencianismo. Vivió su noche más grande el 14 de mayo de 1980, en el estadio Heysel de Bruselas. Era la final de la Recopa de Europa, y tras conseguir mantener la puerta imbatida, se convirtió en el héroe de la decisiva tanda de penalties, ya que paró los dos que le dieron el título al Valencia CF contra el Arsenal. El primero fue especialmente meritorio, ya que se lo paró al especialista Brady y Kempes había fallado el anterior. Luego, le paró el definitivo a Rix y fue paseado en hombros por sus compañeros. Habían conseguido la gloria europea y el mayor éxito continental del club hasta la fecha.

Portero gallego, nacido en Villa de Marín, Carlos Pereira comenzó a jugar en el Pontevedra, debutando en Segunda División en 1972, cuando tenía 21 años de edad. Allí estuvo temporada y media, con tan buen rendimiento que fichó por el Valencia en el verano de 1974. Debutó de la mano de Ciric contra el FC Barcelona en el Camp Nou, con tan mala fortuna que encajó 5 goles, y volvió al banquillo durante casi un año entero, por lo que prefirió marchar cedido al Alavés para buscar más oportunidades.

Volvió en 1976, y las cuatro siguientes temporadas alternó titularidad con Balaguer y Manzanedo. Su temporada más regular fue la de la Recopa, la 1979-1980, en la que acabó jugando 30 partidos oficiales, final de la Recopa incluida. La temporada siguiente tuvo que competir con Sempere, que llegó al primer equipo con una tremenda fortaleza, aunque aún pudo participar en el partido de ida de la Supercopa de Europa, para contrarrestar con su envergadura el juego aéreo del Nottingham. No es de extrañar, puesto que su presencia imponía a los delanteros.

Al final Sempere se quedó con la titularidad, y Pereira decidió partir hacia el Racing de Santander. En 1982 fichó por el Atlético de Madrid, donde estuvo cuatro temporadas completas, una de ellas, la 83-84, particularmente exitosa. En el mercado de invierno de 1985 fue cedido al Celta de Vigo, donde aún jugó otros 15 partidos de Liga en Primera, sin poder evitar el descenso del conjunto gallego. Aún jugó un par de temporadas más en el Hércules y el Arenteiro antes de retirarse.