Tras la guerra civil que finalizó el 1 de abril de 1939, tanto Valencia como Mestalla quedaron en una situación lamentable. Luis Casanova comentó cuando vio el campo "...se me cayó el alma a los pies cuando vi como estaba...". Debido a la precaria situación social en esos momentos, en una parte del campo se plantaron patatas. También fue un campo de prisioneros, que permanecieron allí hasta que los trasladaron a otros destinos.

El primer objetivo era la reorganización del club y el acondicionamiento de Mestalla para la práctica del fútbol. El arquitecto encargado de la reconstrucción del campo fue don Salvador Pascual Gimeno. La participación de militares en la reconstrucción del campo hizo posible que en aproximadamente dos meses, el campo ya estuviese preparado para jugar partidos de fútbol. Se levantó parte de las gradas y se hicieron tanto vestuarios como enfermería y servicios.

La capacidad del campo era algo inferior a 1936 (inicio de la guerra), aunque lo realmente importante era que el campo estuviese preparado para disputar partidos, hecho que al fin se produjo el 18 de junio de 1939, en un encuentro entre el Osasuna de Pamplona y el denominado Recuperación de Levante, equipo adscrito al ejército y en el que algunos de sus jugadores luego formarían parte importante del Valencia. Ese partido acabó con victoria del Osasuna por 3-0. Al día siguiente, el Valencia reapareció en Mestalla enfrentándose también al conjunto navarro empatando a cuatro goles. La alineación que presentó el Valencia fue: Garcerán, Serrador, Alepuz, Blasco, Iturraspe, Gascón, Felipe, Gaspar, Rubio, Costa y Richart.

Desde la inauguración del campo en 1923 hasta que estalló la Guerra Civil en 1936, el campo era completamente de madera. A partir de los años cuarenta, se empezó a trabajar con ladrillo para la construcción del graderío.

Con el paso del tiempo el club se encontró con la misma situación que en la actualidad; la ampliación del campo. El Valencia ya no tenía más terrenos de su propiedad alrededor. Entonces el ayuntamiento modificó el plan que tenían del trazado de las líneas de acceso al Paseo de Valencia al Mar y se modificó la prolongación de la calle Mícer Mascó, cuyo proyecto cruzaba el estadio por la mitad. En la temporada 47-48 el Valencia pudo adquirir unos terrenos junto al Gol Norte.