El navarro Ignacio Ibáñez se formó futbolísticamente en el Club Deportivo Oberena, equipo fundado en 1940 en Pamplona y cuyo nombre se traduce como «el mejor». Allí comenzó a destacar como centrocampista, incorporándose en 1981 a las categorías inferiores del Club Atlético Osasuna. El 27 de mayo de 1984 llegó su gran oportunidad, ya que el técnico Ivan Brzic le hizo debutar con el primer equipo en El Sadar frente al Sporting de Gijón, en partido de la segunda ronda de la Copa de la Liga. La temporada siguiente, el entrenador serbio decidió darle galones, y el futbolista se asentó en el primer equipo, disputando un total de 23 partidos oficiales y anotando un gol. Permaneció en el equipo durante siete temporadas más, convirtiéndose en un clásico en el centro del campo de Osasuna en Primera División, aportando fondo físico, fuerza y entrega

Convertido en jugador de club, quiso buscar nuevos aires tras ocho cursos y 230 partidos con el equipo pamplonica, especialmente porque su última campaña bajo las órdenes de Pedro Mari Zabalza había sido muy irregular. El Valencia se fijó en él por su capacidad como mediocentro para cavar trincheras y apuntalar la defensa ante los ataques rivales. En su primer año entró con regularidad en las alineaciones de Guus Hiddink y se desenvolvió con un alto espíritu de sacrificio, apoyando a la zaga, llenando espacios vacíos en el centro del campo y como suplente de garantías para defender resultados ajustados. Jugó 24 partidos oficiales en su primera campaña, 16 de ellos como titular, y le marcó un gol al Oviedo en la victoria por 3-0 en Mestalla en la última jornada de Liga. Fue un broche de oro a una muy buena temporada.

Cayó bien entre la afición, siempre agradecida a los futbolistas que entregan hasta la última gota de sudor sobre el campo, pero las turbulencias del agitado curso del 94 se lo llevaron por delante, al igual que a muchos otros compañeros. El desastre de Karlsruhe, en el que no tomó parte, unido a los inacabables movimientos en el banquillo che, no le permitieron gozar de estabilidad, y al finalizar la temporada decidió poner punto final a su estancia en Valencia tras haber participado en 11 partidos oficiales. Regresó a Osasuna, que por aquel entonces se encontraba en Segunda División. Jugó 26 partidos con Txetxu Rojo en su primera temporada, pero en la segunda apenas contó para el ex-valencianista Paquito, que sólo le dio oportunidades en tres encuentros, por lo que en verano de 1996 decidió poner punto final a su carrera como futbolista a la edad de 31 años, tras haber completado 299 partidos oficiales entre Osasuna y Valencia, sus únicos dos clubes.

Tras su retirada, entrenó a diversos equipos de segunda fila en Navarra, como el Universidad o el Oberena, el club que le vio nacer como futbolista. Posteriormente, pasó a formar parte del equipo técnico del Osasuna.