Manuel Hernández Sánchez, conocido futbolísticamente como «Nolito», nació en la villa de La Orotava en 1944. Nolito era el menor de nueve hermanos, de los cuales cuatro fueron futbolista del equipo de su ciudad natal. Estudió en el Colegio de San Isidro, mientras se formaba como futbolista en las categorías inferiores del Iberia, pasando posteriormente al juvenil del Orotava. Con sólo 16 años, debutó en Los Realejos con el primer equipo. Destacó también con la selección juvenil de Tenerife, lo cual le abrió las puertas del CD Tenerife, club con el que llegó a firmar poco antes de que le llamaran desde Valencia. Nolito le pidió la baja al conjunto tinerfeño y marchó a la ciudad del Turia para jugar con el Mestalla, con el que debutó en Segunda División el 8 de diciembre de 1963 contra el Eldense. Tenía entonces 19 años.

Era un extremo defensivo zurdo, con esa mezcla de buena planta y técnica características del fútbol canario. Tenía un toque de balón inteligente y un buen regate, aunque con cierta insistencia en el adorno. Jugó cuatro temporadas con el filial a un grandísimo nivel, esperando su oportunidad con el primer equipo. Le llegó la alternativa en diciembre de 1967, cuando Mundo echó mano de él para reforzar la plantilla y le hizo debutar en el Vicente Calderón contra el Atlético de Madrid. Jugó otros cuatro partidos de Primera con el equipo che, pero luego desapareció de las alineaciones y volvió al Mestalla, donde realizó una sensacional temporada. En el verano de 1969, cansado de esperar oportunidades, decidió buscar mejor fortuna y fue traspasado al Betis, en una operación en la que se incluyó al delantero bético Quino.

Jugó una temporada con los verdiblancos en Segunda, sin excesiva suerte, por lo que al finalizar la temporada, y con la carta de libertad en su mano, fichó por el Onteniente, también en Segunda. Jugó 16 partidos con el conjunto valenciano y al finalizar el curso, volvió a su tierra para jugar con el Tenerife, donde se retiró del fútbol profesional en 1973, para volver al equipo de sus amores, el Orotava, donde creó una escuela de fútbol mientras se sacaba el título de entrenador. Como técnico, se hizo cargo del Realejo y del Orotava, con los que consiguió varios campeonatos de la Tercera División canaria. Finalizada su carrera deportiva, ingresó en la banca como administrativo.