Formado en la escuela del Padre Viñas, donde comenzó a jugar al fútbol siendo un niño, Manuel Bellver llegó al Valencia en el verano de 1920 procedente del Atlético Saguntino. Apenas entró en juego en su primera temporada, alternando convocatorias con el primer equipo y el reserva, pero a partir de su segundo año comenzó a mejorar sustancialmente, entrando con mayor asiduidad en las alineaciones. Para el curso del 23, se había convertido en un interior izquierdo de largo recorrido, con buen regate y fuerte disparo, destapándose con 8 goles en el Campeonato Regional.

El 6 de enero de 1923, en un partido amistoso contra el Betis en Algirós, Bellver se fracturó gravemente la tibia izquierda cuando trataba de centrar un balón durante la primera parte. Aquella desafortunada lesión truncó su progresión en el mejor momento de su carrera. Trató de recuperarse a base de mucha voluntad y esfuerzo, en una época en la que no era en absoluto fácil la rehabilitación de una lesión de este tipo. Con mucho sacrificio, consiguió volver a los terrenos de juego un año más tarde, el 13 de enero de 1924, en partido del Campeonato Regional contra el Atlético de Valencia. Lo intentó, pero al cabo de dos partidos se dio cuenta de que su pierna no respondía, por lo que desistió al finalizar la temporada.