Apodado como «la Cobra» por Claudio Ranieri, debido a su mortal picadura, repentina e irremisible, Adrian Ilie fue uno de los delanteros con más estilo y técnica que pasaron por el Valencia CF en la década de los 90. De sus botas salieron las asistencias de los dos primeros goles del equipo en la final de Copa de 1999 en Sevilla, y cada uno de sus goles rivalizaba con el anterior en cuanto a plasticidad y belleza. Pese a su frialdad sobre el terreno de juego, el delantero rumano no tardó en ganarse la estima y admiración de la grada, y la pareja mortal que formó con Claudio «Piojo» López pasó a la historia con una tarjeta goleadora impecable.

Nacido en la ciudad de Craiova, Ilie comenzó su carrera deportiva en el Electroputere, club de su localidad natal en el que ingresó a los 17 años. Pronto comenzó a dar muestras de su calidad y visión de juego y, tras marcar 12 goles en 31 partidos, fichó en 1993 por el Steaua de Bucarest. Con el equipo de la capital rumana marcó 28 goles en 85 partidos, y en las tres temporadas en las que estuvo, conquistó tres títulos de Liga y una Copa de Rumanía. En 1996, Ilie fichó por el Galatasaray de la Liga turca, donde ganó el título de Liga.

En enero de 1998, fichó por el Valencia de Ranieri, un fichaje de calidad para un proyecto de equipo rocoso y luchador, al que el rumano puso el toque de talento y genialidad que ayudó a plantar la semilla de un equipo campeón. En su primera media temporada marcó 13 goles en 20 partidos oficiales, lo que da buena cuenta de su voraz capacidad goleadora. Ese verano jugó con Rumanía el mundial de Francia 98, en el que tuvo una participación sensacional, incluyendo un gol de película a Colombia que disparó su cotización. La siguiente temporada, la de la Copa, hizo 12 goles en 33 partidos, y se coronó como una de las grandes estrellas de la Liga. Se asentó en el Valencia, con un contrato de cuatro años y una elevada cláusula de rescisión.

En su tercera temporada, ya con Cúper en el banquillo, comenzó a bajar su rendimiento, especialmente por las extrañas lesiones que sufrió a lo largo de la campaña. No obstante, hizo 8 goles en 36 partidos, culminando una gran temporada con la final de la Champions League que, tristemente, se perdió ante el Real Madrid. Su talento no tenía discusión, pero lo cierto es que su anarquía sobre el terreno de juego no era especialmente apreciada por el técnico argentino. Se mantuvo en el equipo durante dos temporadas más, y se mostró mucho más activo en la primera de las Ligas de la era Benítez, en la que colaboró con 10 partidos jugados. Sin embargo, su crédito se fue agotando poco a poco, y en el verano de 2001 se marchó al Deportivo Alavés.

En Vitoria intentó recuperar su mejor forma en un club que estaba viviendo la mejor época de su historia. Hizo 6 goles en 25 partidos, pero no renovó y el verano siguiente probó mejor fortuna en el Besiktas turco. Finalizada la temporada, marchó a Suiza para jugar con el FC Zurich suizo, retirándose una vez finalizado el campeonato con sólo 31 años de edad. En el año 2009, Ilie intentó volver al fútbol profesional, y el FC Terek Grozny ruso intentó su fichaje, pero finalmente se desestimó al no pasar satisfactoriamente las pruebas médicas.