Ficha de partido: 04.02.1961: Real Madrid 2 - 0 Valencia CF

Ficha de partido

Real Madrid
Real Madrid
2 - 0
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Di Stéfano
42'
Descanso
45'
Di Stéfano
77'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Santiago Bernabéu
Aforo: 85.454 espectadores
Ubicación: Madrid (Madrid) 
Inauguración: 14/12/1947

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

El Valencia confirmó anoche en el estadio Santiago Bernabéu las previsiones que habíamos formulado por la mañana sobre el partido que plantearía al Real Madrid. Magnífico de forma física en todas sus líneas y sus hombres, el once levantino apuró la velocidad en el ataque, la sobriedad en el toque de pelota, la multiplicación de esfuerzos en una táctica de acordeón, capaz de replegar siete u ocho hombres ante su área y de desplegarlos después, en un ataque muy escalonado con sólo tres jugadores en vanguardia, aprovisionados con pases profundos y expeditivos. Un partido, en pocas palabras, de defensa, contraataque y velocidad.

Se vieron los delanteros del Real Madrid no sólo marcados directamente por un sistema de pares tan riguroso, que Sócrates, defensa central, siguió siempre a Di Stéfano en todo terreno, sino ante una muralla defensiva compacta y móvil que entraba sin vacilaciones al hombre que llevaba o buscaba el balón. Partido, pues, difícil para los pentacampeones, porque, como presumíamos, el Valencia les sacaba de su ritmo y les obligaba a emplear otro más acelerado.

Se unió a este sistema valencianista, sumamente eficaz y acertado, la elección de un balón muy duro, de bote vivísimo, que por sí sólo era un problema y obligaba a jugar con rapidez endiablada. Que en estas condiciones, y con los equipajes hechos para Río, el Real Madrid sacara una victoria por dos goles a cero, es francamente meritorio. Que los goles hayan sido tres, aunque uno fuera absurdamente invalidado por el colegiado señor Rey, eleva la nota que merece el vencedor. Que la madera rechazara un par de tiros de gol cantado y que se perdieran varias ocasiones más, completa ya la imagen de un encuentro con absoluto dominio del Madrid, sobre un Valencia que nos produjo excelente impresión.

Establecido el campamento madridista en territorio valenciano, todo el primer tiempo fue de iniciativa blanca, de mando sobre el terreno y de ataques enlazados que se rompían por dos causas fundamentales: insuficiente uso de los extremos y relevos más rápidos y acertados de los defensores sobre el hombre portador de la pelota. Juego al borde de ía dureza, con frecuentes faltas que frenaban a los delanteros del Madrid, aunque no se pueda, sin ser injusto, acusar al Valencia de incorrección sistemática. Sin sus brasileños, jugaba el once de Balmanya un partido de mucho nervio, de bonito sentido de anticipación en la jugada, y lograba neutralizar el magisterio de un Puskas en momento fenomenal, la habilidad omnipresente de Di Stéfano, que vuelve a ser extraordinario, y el juego rico en variantes de los otros delanteros, muy apoyados por Vidal, el hombre que más tiró a gol, aunque siempre con poca fortuna.

Tuvo el Valencia dos ocasiones de adelantarse en el marcador mediante sendos veloces contraataques. Una a los diecinueve minutos, cuando Egea lanzó a Maño, que escapando a Casado cruzó la meta blanca con un centro peligrosísimo que no llegó a recoger Ficha. Otra diez minutos después, en nuevo contraataque de Mañó, coronado por Núñez con un disparo venenoso que Vicente acertó a desviar a córner rozando el larguero.

Pero el Madrid acentuó a partir de eutonces su presión, y a los treinta y dos minutos la situación de Pesudo era angustiosa, mientras su defensa cedía apuradísima tres corners seguidos y veía cómo Gento estrellaba el balón en un palo con el guardameta batido. Se endurecía algo el juego y Di Stéfano cometía una fea jugada contra Núñez, ambos en el suelo. Se veía venir el final del tiempo sin goles, pese al apretado dominio blanco, cuando, por fin, en una jugada por el ala derecha, seguida de un pase genial por lo fulgurante y a simple roza de bota, hecho por Puskas, Di Stéfano, colocadísimo, remataba con habilidad asombrosa y ponía el balón en la red, justamente en el minuto cuarenta y cuatro.

Estaba el partido ganado con aquel gol, y la segunda parte fue de características repetidas, porque el Valencia sabía mantener su ritmo, ir por todas, contraatacar partiendo de servicios largos y amenazar de vez en cuando la meta de Vicente. Sin embargo, al avanzar el tiempo se advertía que iba decreciendo la velocidad levantina y que medios y delanteros blancos encontraban más claras líneas de penetración hacia Pesudo. Gento, siempre contenido por una cortina de tres hombres, escapaba de cuando en cuando con amenazadoras incursiones. Puskas asombraba con su alarde de dominio de la pelota, burlando en toques maravillosos sin dejarla tocar el suelo, el acoso de sus vigilantes, y Canario se filtraba en incursiones llenas de emoción que hundían poco a poco a la zaga colorada. Ahora jugaba más abierta la vanguardia blanca y eso produciría en el minuto treinta y tres el segundo gol, logrado por Di Stéfano al segundo intento magistralaiente, tras un buen pase de Del Sol.

Asegurada la victoria, todavía hubo un tercer espléndido gol hecho por Canario al rematar a puerta un centro retrasado de Gento que Di Stéfano había dejado pasar. El árbitro lo anuló, sin que todavía hayamos podido comprender con qué pretexto. Sin jugar un partido extraordinario, el Real Madrid exhibió anoche la espléndida madurez de juego a que ha llegado. Tras las centelleantes figuras de Puskas y Di Stéfano y ese relámpago intermitente que es Gento, Del Sol, Pachín y Vidal, éste formidable de fondo y de empuje, componen una línea constructora y de contención eficacísima. La zaga, con Miche esta vez a la derecha, no tuvo dificultades, y Vicente acreditó en sus contadas intervenciones la seguridad de su juego. Va en perfectas condiciones el Madrid para dejar, pierda o gané, muy alto su pabellón sobre el estadio de Maracaná.

Nos gustó el Valencia por su cohesión, la rapidez de sus hombres, su notable fondo físico y un buen sentido posicional, así como del contraataque rápido, aunque al reducir a tres nombres su delantera se incapacitara paja batir al Real Madrid. Si lo que buscaban era un resultado honroso, lo ha conseguido por completo. Sócrates, Piquer, Ñúñez, Tercero y Maño destacaron por su actividad y su eficacia sobre el laborioso resto del equipo. Fácil el arbitraje del Sr. Rey, su error grave fue, a nuestro juicio, la anulación del gol, aconsejada par un juez de línea. No vimos el fuera de juego de Canario, que llegaba desde atrás a una pelota enviada por Gento desde casi la misma raya de gol.