Ficha de partido: 26.12.1954: Valencia CF 1 - 3 Real Madrid

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
1 - 3
Real Madrid
Real Madrid

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Manuel BadenesAsist: Antonio Fuertes
10'
Olsen
40'
Descanso
45'
Di Stéfano
84'
Di Stéfano
85'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

Cincuenta y cinco mil personas presenciaron la victoria del Real Madrid sobre el Valencia, en Mestalla, por tres goles a uno. Fueron habilitados, dentro de las obras de ampliación en marcha del campo de Mestalla, la tribuna superpuesta o voladiza y una mitad del graderío de fondo. En esta ocasión, y pese a la decisiva significación del encuentro, que enfrentaba a los campeones de Liga y de Copa en circunstancias que han de influir poderosamente en la clasificación de uno y otro equipos, apenas se notó la presencia de seguidores madridistas. Salió primero el Real Madrid, que fue acogido con muchos aplausos, neutralizando así los pitos aislados de algún sector, y una ovación unánime y prolongada recibió el Valencia, cuyos jugadores portaban brazaletes negros, en señal de duelo por el fallecimiento de la madre del que fue preparador valencianista, Quincoces, abuela del actual defensa del equipo local.

Al comenzar el encuentro se juega en el centro del terreno, y el primer momento de peligro se produce en el área madridista, muy cerca de la cual se castiga una mano de Navarro; lanza la falta Seguí, y Maño, de cabeza, remata fuera, junto a un poste. Responde el Madrid con un avance por el ala izquierda, con potente disparo de Rial, que origina una formidable parada de Timor, pero los avances valencianos resultan más profundos, y Mañó consigue forzar el primer córner, que no tiene consecuencias, como tampoco un remate de Badenes, que, solo ante el portero, manda el balón fuera. Es el segundo córner contra el Madrid el que, tras laborioso forcejeo, proporcionó al Valencia el primer gol, marcado por Badenes a los diez minutos. En el contraataque, los madridistas llevan el juego por el centro, donde la defensa, en colaboración con Puchades, desbarata todo intento de incursión, al que contribuyeron, con empeño y decisión, los medios volantes madridistas, sobre todo Muñoz, quien llegó a menudo a estar en línea con los delanteros.

Una escapada de Maño provoca el tercer córner de la tarde sobre el marco madridista, ante el que se producen los momentos de mayor peligro y emoción. Di Stéfano, qué había ensayado un par de Veces el tiro, a gol, con mejor dirección que sus compañeros de línea, ve anulados sus esfuerzos por sendas y brillantes intervenciones del meta valenciano. La pugna, pues, sigue empeñada con más técnica y movilidad por parte del Madrid, y con mayor codicia y profundidad por el Valencia, que produce tres saques más de esquina, sin ninguno, todavía, en el haber del adversario. El Valencia intensifica su acoso. La última fase de la primera parte resulta de verdadero agobio para los madridistas, hasta que, faltando cinco minutos para el descanso, sobreviene la igualada. Di Stéfano tira un golpe franco, raso y tan fuerte, que a Timor se le escapa de las manos la pelota; la recoge Olsen y remata, imparablemente, a las mallas. Con empate a un gol termina poco después el primer tiempo.

El Madrid sale al ataque en la segunda parte y produce un eficaz acoso a la meta blanca, más que por su propio empuje, que es notable, por los desaciertos de los jugadores locales, que llegan a desorientarse un buen rato y hasta ceden un córner, el primero a favor del equipo visitante. Replica, al fin, el Valencia y fuerza un nuevo saque de esquina, el octavo, inútil una vez más, pero poco a poco va consolidándose su juego y logra situarse casi por completo en la parte del rectángulo perteneciente al Madrid. Transcurren los minutos de presión valenciana, que no logra batir a la zaga madrileña y el aspecto del partido va transformándose con una visible disminución de calidad en el juego, desarrollado ahora con cierta dureza y no pocos nervios por ambos bandos. La ofensiva local, desordenada y también con menos facilidades por el circunstancial repliegue del adversario, es tesonera, pero infructuosa, y finalmente el Valencia comienza a acusar el cansancio, lo que aprovecha el Madrid, más entero, para contraatacar a ráfagas y con notorio peligro ante el marco de Timor, lo que obliga a la defensa a emplearse a fondo.

La desmoralización hace presa en las filas valencianistas, y cuando faltan cinco minutos para el final, Di Stéfano, desde lejos, y sin ser inquietado por nadie, envía un disparo bajo con efecto, deshaciendo la igualada con un segundo gol. No transcurridos apenas dos minutos Di Stéfano afianza la victoria madrileña con un tercer tanto, al rematar de cabeza una jugada de Olsen, que Rial había coronado de cabeza también hacia la puerta. El Real Madrid defiende el resultado hasta el último instante, imponiéndose netamente en las ya débiles alternativas de la contienda, y registrándose a punto de tocar el silbato un formidable disparo de Fuertes que Alonso neutralizó de puños providencialmente.

No pudo el conjunto valenciano con el Real Madrid. Mejor dicho, no pudo Valencia mantener en la segunda parte el tren que desarrolló en la anterior. Bien puede decirse que en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego, quemó todas sus energías y llegó después del descanso a acusar el esfuerzo, desarrollado. Fue entonces cuando el Real Madrid, que supo plantear en el primer tiempo el partido con acierto y ordenación, se percató de que el enemigo era ya asequible a la ofensiva que los madridistas llevaban preparada. Y no fue bastante aquel desesperado esfuerzo de los valencianos que realizaron sacando fuerzas, de flaqueza, para contener la avalancha de un Madrid que jugó durante un cuarto de hora de la segunda tanda con un juego preciosista, conjuntado, ágil y habilidoso. Un juego científica que desarrollaba por las alas, en contraste con lo que hasta ese momento había llevado a cabo, ya que todo el juego se canalizaba hasta ese momento por el centro, donde tres jugadores se infiltraban con la facilidad que les proporciona su reconocida clase. Abatido el Valencia, poco pudo hacer ante esta ofensiva que llegaba en el momento oportuno. Dos magníficos goles de Di Stéfano y Rial acababan con la poca esperanza que le quedaba al equipo propietario de Mestalla que, con un poco más de esfuerzo, hubiera mantenido el empate.

El Valencia sabía que se jugaba en este partido una papeleta importante. Los once jugadores se emplearon desde el primer momento a fondo. Funcionó la línea delantera a las mil maravillas, porque para algo Pasieguito y Puchades, de modo especial este último, empujaban el juego hacia los dominios del adversario. Mientras tanto, la retaguardia, estaba pendiente de toda incursión enemiga, y Monzó y Sócrates se bastaban, en la primera patte, para dar la réplica a la ofensiva del contrario. Pero justo es decir que Timor, en la puerta, tuvo una labor llena de aciertos, en los que jugó un gran papel su valentía y su colocación. El gol del empate no pudo evitarlo, dada la fuerza del disparo. Su actuación en la segunda parte, como la del resto del equipo, estuvo ya a la altura de las circunstancias, que no fueron otras sino, las de un Real Madrid, que acosó a fondo, poniendo en práctica su certero dispositivo, de atacar cuando el enemigo había quemado todos sus cartuchos.