Ficha de partido: 09.06.1946: Real Madrid 3 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

Real Madrid
Real Madrid
3 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Barinaga
18'
Pruden
42'
Descanso
45'
Pruden
50'
Guillermo Gorostiza (Pen.)
81'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Montjuic
Aforo: 56.000 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 1929

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

Los partidos finales del torneo de Copa no se caracterizaron nunca por su brillantez. Resulta, pues, sorprendente que, cuando ha terminado un episodio, que el Madrid jugó ciertamente mejor que muchos de los finalistas y vencedores de tantas temporadas, se subraye el hecho de que el encuentro no fue demasiado brillante. No lo fue, porque no podía serlo, y porque tampoco lo será casi nunca. Pero, en cambio, resultó una aleccionadora demostración de superioridad y de eficacia. De lo que puede y debe hacer un equipo que aspira a vencer y merece la victoria: por juego y por técnica.

La fortaleza y la pretendida experiencia de los jugadores del Valencia se rindieron con relativa facilidad ante una fórmula seca y disciplinada de juego, poco brillante muchas veces, pero de una peligrosidad evidente siempre ante el marco. Por eso, el Valencia, que jugó más tiempo que el Madrid ante la meta contraria, no alcanzó ningún tanto (el "penalty", lo juzgaremos en su momento) y el Madrid, que engarzó sus avances con esos rápidos cortos desplazamientos, fuerte y sobriamente enlazados, aprovechó cada ataque para lanzar un disparo final frente al que siempre tuvo que intervenir el guardameta.

Tal fue, pues, la distancia en eficacia de los rivales: un equipo que domina a ratos, pero que no dispara, y un quinteto que aprovecha todas las arrancadas para poner la rúbrica de un "shot". Y comienza a los tres minutos poniendo el tiro en la diana. El resultado fue, pues, lógico y la diferencia exacta. La veteranía dio de si todo lo que tenía dentro y la juventud decidida se impuso. El Real Madrid alcanza el titulo de campeón de España con todos los honores.

Soberbio y luminoso escenario el de la pista de Montjuich, teatro indiscutible para tales acontecimientos mientras no haya otros terrenos de relieves análogos. Lleno totalmente el Inmenso graderio, ambiente de expectación y emoción a la hora de comenzar, aunque la mayoría del público diera como favorito al Valencia, cotizando aquel triunfo reciente sobre el Sevilla las semifinales. Las apuestas, numerosísimas, habíanse hecho cuatro a uno por las huestes de Gorostiza, y aun no faltó quien se arriesgara a vaticinar y a arriesgar dinero suponiendo una victoria valenciana por un margen de seis o más tantos. Los jugadores (de blanco los del Madrid y de granate los del Valencia), emparejados al salir del túnel, fueron largamente aplaudidos. Luego, los miles de expedicionarios levantinos aplaudieron y flamearon sus banderolas con más frenesí, como es lógico, que los pocos centenares de excursionistas madrileños. Y el resto del público adoptó una expectante y correcta actitud, propia de una gran afición deportiva.

La impetuosidad del Valencia fue frenada, más que por la meticulosidad del árbitro, por el empuje profundo del Madrid. Había elegido el terreno el once central, y los valencianos iniciaron el juego. Pero, a las dos jugadas, serenos y aplomados, los delanteros del Madrid se filtraron rápidamente por el ala derecha. Barinaga se adueñó de la pelota, se corrió hacia el extremo y logró burlar a Juan Ramón. El grupo valenciano pasó por uno de esos brevísimos lapsos de indecisión casi total en espera de la decisión del atacante, y Barinaga adelantó todavía su zancada para disparar sobra la marcha un tiro muy cruzado, que sorprendió a Eizaguirre, cuya estirada tardía sirvió para comprobar cómo el Madrid se apuntaba su primer tanto.

La reacción del Valencia fue profunda, pero desacertada, por individualista. Dominó un cuarto de hora el equipo de Iturraspe, pero la línea defensiva blanca resultó insuperable. De vez en tarde, algún remate, siempre certeramente parado por Bañón, valiente y sin efectismos. Por el contrario, los avances de los merengues luego, cobraron prestigio de enlaces perfectos y, llegando casi siempre cerca del marco, terminan con disparos que Eizaguirre detuvo con seguridad.

Cuando los valencianos, en distintas oportunidades, se acercaron, los fallos de los disparadores son rotundos y en dos fáciles ocasiones nes de Mundo e Igoa el valón va hacia las nubes. Hasta que llega un momento de confusión, a los veinticinco minutos, y en el barullo ofensivo defensivo, antes de que Mundo alcance el remate, Gorostiza se adelanta y queda fuera de juego, anulando el arbitro el tanto, mientras gran parte del público protesta a gritos. Todavía el Valencia presiona y el trío defensivo madrileño resuelve enérgico y seguro todos los agudos problemas, señalándose Bañón por la magnífica seguridad en las intervenciones. Hasta que, a los cuarenta y dos minutos, y luego de varias profundas arrancadas, Juan Ramón cede un "córner", que tira muy cerca del marco, Alsúa. Eizaguirre, en el poste contrario, no advierte cómo Pruden salta a cortar la trayectoria, y el certero cabezazo es el segundo gol del Madrid, en un gesto de precisión y de seguridad. Los partidarios del club de la Villa del Oso y el Madroño atruenan el espacio con sus gritos de júbilo durante el resto del tiempo. Y casi en la postrer arrancada, Gorostiza se interna, Bañón se arroja a sus pies, salva el tanto, y el extremo se retira levemente lesionado para reaparecer en seguida.

En la segunda parte, el Madrid defendió con acertada táctica la ventaja adquirida. El Valencia dominó al principio, pero Igoa falló de nuevo en la más propicia ocasión. Los interiores blancos bajaron a apoyar a sus medios, y así las escapatorias, de los centrales fueron llevadas exclusivamente por los tres delanteros restantes. Pero en un largo despeje de Huete, a los diez minutos, Pruden se hizo con la, pelota, y cerca del choque con Alvaro, largó el difícil disparo. La pelota, fuertemente impulsada, llegó hasta el marco y entró en la red, a pesar de la estirada del portero, rozando el poste. Fue un tercero e indefectible gol, que confirmó la realidad de una línea disparadora, sin efectismos, cuyas profundas combinaciones, desmarcándose los interiores con rara habilidad, supo imponer la superioridad victoriosa.

Todavía siguió presentando batalla el Valencia, que, en una arrancada de Epi, protestó razonablemente por el silencio del arbitro ante aquella clarísima mano de Corona, que, lógicamente, sería "penalty". El escándalo arrecia, y el juego sigue con presión valenciana, haciendo Bañón sus mejores y más espectaculares paradas. A los treinta y cinco minutos, en una internada de Gorostiza, la fuerte entrada de Clemente fue sancionada con "penalty". De punta a cabo del estadio corre una palabra como una impresión: compensación. Efectivamente, él extremo, del Valencia ejecuta el castigo, con su imperturbable seguridad, y el Valencia se anota el único gol de esta final, en la que tan escasos méritos ha lucido.

Los últimos momentos son de la peor calidad. Los dos equipos están agotadísimos, y el Madrid lanza varios balones fuera, sin que el Valencia se, dé prisa por ir a buscarlos. El plazo se cumple y el partido concluye: 3 a 1. El Real Madrid es campeón de España y mientras los jugadores se abrazan y toman en hombros al entrenador, unos cuantos incondicionales se lanzan al terreno, despliegan unos cartelones y entonan el "¡Alirón!, ¡alirón!, el Madrid es campeón."