Ficha de partido: 15.10.1944: Real Madrid 1 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

Real Madrid
Real Madrid
1 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Descanso
45'
Muñoz
50'
Vicente HernándezAsist: Simón Lecue
56'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Chamartín
Aforo: 15.000 espectadores
Ubicación: Madrid (Madrid) 
Inauguración: 17/05/1924

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

No puede hablarse en Chamartín de entradones. Las seis u ocho mil localidades que los socios dejan disponibles se llenan fácilmente, y sea, cual fuere el programa que se anuncie. Ahora bien, si además se trata de ver jugar al Valencia, entonces la expectación, ya que no la entrada, sube de punto, y el ambiente se torna calido y febril. Este espectáculo de un terreno absolutamente insuficiente fué Chamartín, una Vez más, el domingo, como la mejor prueba de la urgencia de ese estadio, con capacidad para doble numero de aficionados... por ahora.

El partido fué, de punta a cabo, jugado a enorme velocidad. Tanta, que el veterano Ipiña se desfondó al finalizar el primer tiempo, y Moleiro y Huete no pudieron cerrar el hueco por donde se hubiera desbordado el ataque valenciano, sin la baja de Ortuzar, que, lesionado en un choque, no pudo alinearse en la segunda parte. Y todos los noventa minutos de mejor entidad al comienzo, y de más dureza luego, transcurrieron en un ambiente de exaltada emoción, de la que fue buena causa esa igualada mantenida hasta el fin por la empeñada rivalidad de los enemigos y por la empeñada testarudez de los arbitros que, con circular o sin ella, se han decidido a que no haya "penaltys".

La sangre joven de los madridistas logró imprimir al partido su tónica de intrépida rapidez desde el comienzo. Más fuerte, más duro por más veterano, el equipo valenciano, el esfuerzo de los atacantes locales chocó pronto contra la defensiva del Turiam y en ese choque estuvo el secreto del resultado. Porque los tres interiores se convencieron pronto de que las razones de Álvaro y Juan Ramón son tan terminantemente duras, que pronto, sobre todo Barinaga, procuraron esquivarlas.

La rapidez local logró, sin embargo, desbordar a los contrarios, y Eizaguirre paró desde el principio con seguridad absoluta. Transcurrió la primera parte con un fútbol brillante muchas veces, de emoción siempre, que no cuajó en goles por la soberbia defensa valenciana.

Faltando veinte minutos se lesionó Ortuzar, que pasó a extremo derecha de figura decorativa, y en la segunda parte, con muy buen acuerdo, se quedó en la caseta. Este segundo tiempo obligó al Valencia a formar con cuatro delanteros, y a soportar una endiablada presión madridista, cuyo equipo se volcó sobre el terreno de Eizaguirre. Semejante esfuerzo dió sus frutos a los cinco minutos de juego. Fue en una escapada de Castivia, que centró bien. Dejó caer la pelota Barinaga, cediéndosela a Muñoz, que salvó, ágil, la defensa para fusilar a escasa distancia un tiro cruzado imparable.

En adelante el dominio del Madrid fue aún más rotundo, y Gorostiza bajó muchas veces a ayudar a la defensa, pero en uno de los despejes, Moleiro se entretuvo con la pelota y después, perdida, no hizo lo más mínimo por recuperarla, con lo que se planteó esa dificil situación de los equipos que, por mucho dominar, dejan desguarnecida la retaguardia; escapó "Goros", centró retrasado, y Hernández, bien colocado y oportuno, remató, de tiro cruzado, el tanto del empate.

El desencanto no restó ánimos a los madridistas, que, hasta el final, se emplearon con ardores renovados. El dominio fué absoluto, los disparos multiplicados y Eizaguirre, el héroe bajo el marco. Pero hubo algo más: fué cuando, durante los últimos diez minutos, los defensas valencianos, dándose cuenta de que podían emplear cualquier juego, reiteraron las faltas graves. El público protestó varias veces, y, sobre todo, se indignó cuando Rafa, después de burlar a varios contrarios, con la pelota a punta de borceguí, llegó ante el marco para que Álvaro, tarde ya para usar de otro procedimiento más eficaz, se lanzó a sus piernas y con una "llave" eficaz, blocó el gatillo del delantero, que cayó por tierra. Pero tampoco eso fue "penalty". En fin, en los últimos instantes, dos fallos de Muñoz y Barinaga evitaron asimismo la victoria, que rara, vez habría sido más justa.

Va forjándose el equipo madridista, al que, sin embargo, encontramos un aspecto descuidado: la atención al estado físico de sus jugadores para que alcancen el fondo indispensable. Del ataque, Barinaga baió en relación con los partidos anteriores, mientras sus compañeros (excepción hecha de Elzo) mejoraron y dieron la batalla a un grupo tan fuerte y rudo como el Valencia. Y en el trío defensivo, Clemente fue el mejor mientras Bañón no alcanza aún aquella seguridad y destreza de la temporada anterior. Cuanto al Valencia, el trío defensivo sigue siendo tan bueno como áspero, y para esas asperezas queden las censuras rigurosas. La línea media gana con Monzóa en el eje, y del ataque, Hernández y Mundo son los mejores, aunque Mena sea figura de indudable relieve y el veterano Gorostiza, ese gran jugador, fenómeno de experiencia, que preparó el empate, ayudó a la defensa a salir de sus apuros y fue siempre el mas peligroso jugador de su bando.