Ficha de partido: 21.12.1941: Real Madrid 5 - 3 Valencia CF

Ficha de partido

Real Madrid
Real Madrid
5 - 3
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Mardones (Pen.)
9'
Mundo Suárez
24'
Alday
36'
Mundo SuárezAsist: Vicente Asensi
44'
Descanso
45'
Alonso
49'
Alday
58'
Guillermo GorostizaAsist: Vicente Asensi
64'
Vicente Asensi
70'
Alday
78'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Chamartín
Aforo: 15.000 espectadores
Ubicación: Madrid (Madrid) 
Inauguración: 17/05/1924

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

Varias veces hemos comentado ese matiz valencianista que llega a enajenar al equipo las simpatías del público; y ahora tenemos que reiterar la lamentación porque la "línea" del equipo campeón antes se endurece que tiende a modificarse. Pero, al hacerlo con la más rigurosa de nuestras censuras, queremos añadir, una vez más, que todas esas brusquedades nada tienen que ver con la valentía, el coraje y la decisión, que son absolutamente indispensables para que subsistan la emoción y el interés auténticos.

A este respecto, y aunque sea de pasada, queremos traer al recuerdo los recientes partidos de campeonato que hemos presenciado en Europa central, y entre ellos, los de mejor calidad, en Viena. Pues bien, en un encuentro decisivo, jugado sobre la nieve entre el Wacker y el Rapid, en el campo vienes de aquél, en el que los del Wacker se aseguraron el segundo puesto del torneo, la lucha magnífica fue dura y ardorosa, y la dureza del juego tan evidente, que absolutamente todas las entradas al balón se hicieron al propio tiempo en choque viril. Es decir, que aquellos jugadores entienden (porque el reglamento no lo prohibe) que son admisibles las cargas y los encuentros físicos con toda la rudeza que se quiera, a condición de que haya una lealtad, que es precisamente la que muestran jugadores (tomemos el Valencia ahora, como ejemplo) quieren descartar. El fútbol puede y debe ser (más aún entre profesionales) fuerte y rudo, pero, con energia que no esté jamás empañada por la mala intención. Esto es lo que hay que meter en las cabezas de algunos jugadores, que, como en el caso de Iturraspe, tememos que jamás podrán entenderlo.

De la mano del comentario anterior se nos viene el de los árbitros. Entre los peores jueces que tenemos se cuenta Ocaña. Tan deplorable "referee" como fue excelente medio centro. Y no es que con sus decisiones el domingo haya mixtificado un resultado, sino que con la falta de criterio, de ponderación, con las incertidumbres, los errores y los atropellos al reglamento, ofreció el peor de los ejemplos a los aprendices de arbitros los que, normalmente tienen que creer que en estos partidos actúan los "ases".

El caso de Ocaña, que fue un jugador con atisbos geniales, y por tanto debería ser un arbitro justo y sensato, pero resulta un nervioso, exaltado y casi siempre equivocado, no es infrecuente. Porque a nuestro más grande mediocentro de todos los tiempos, René Petit, era frecuente oírle las opiniones más absurdas por más disparadas. Y no ha habido ni entonces ni luego, quien le dé a la pelota como aquel futbolista. Mas, si Ocaña, como René, no arbitrara, sería mejor. O por lo menos si acertara a explicar por qué penaliza sistemática y encarnizadamente esas jugadas en las que un hombre logra llevarse la pelota, arrancándosela de la punta del pie al contrario, jugándoselo todo y arriesgándolo casi todo...

Pleno de interés siempre, el encuentro discurrió con viveza y animación. La línea de medios madridista jugó con un coraje y una movilidad que no tuvo ocho días antes, y, los interiores, que flotaron entonces, se movieron en actitud fieramente ofensiva y cooperaron al esfuerzo de la línea eje. El conjunto valenciano se, empleó con mayor prueba de calidad, y los avances por el ala izquierda, desde Mundo a Gorostiza, pasando por Asensi, fueron peligrosos y rápidos. Pero... el bando local tenía entusiasmos, porque tuvo chispazo inicial de fortuna. Aquel "penalty", indiscutible, que lanzó Mardones y fue el primer gol, trajo a los del Madrid el revulsivo que necesitaban para dominar una situación peligrosísima. Pero a este tanto, y tras una indecisión del portero, siguió el empate, que logró Mundo. Todavía volvió a marcar el Madrid, en una gran jugada llevada por Alonso y rematada valiente y acertadamente por Alday; pero antes de concluir el tiempo, en un fallo de Pacheco, llegó el segundo gol valenciano; y con empate a dos finiquitó el tiempo.

Lo madridistas se crecen en la segunda parte, y, dueños de la situación, marcan el tercero y cuarto tantos: aquél, obra de Alonso, y éste, de Alday, y los dos magníficos. Pero todavía reacciona el Valencia, que se impone, y es Gorostiza quien marca el tercer gol y tras nuevas inquietudes a los ánimos madridistas. Sin embargo; fruto de las reiteradas violencias señaladas, llega la expulsión de Asensi, plenamente justificada, y el Valencia se desmorona. Entonces, los locales dominan eficazmente, y Alday marca el quinto tanto, colocando la pelota junto al poste.

El portero, el discutido Eizaguirre, está lejos de hallarse en forma, y la defensa, a tono con el resto del bando, se excede en violencias inútiles. La linea de medios, batalladora y segura, tiene en el centro esta mácula, tantas veces señalada de Iturraspe, a pesar de la cual, funciona con eficaz, elasticidad; y en el ataque, Epi, que no es interior, ha cedido su puesto a un joven extremo, en el que epuntan condiciones y esperanzas, que aun tardarán, lógicamente, en ser realidades.

Para los madridistas, la demostración de que hay equipo cuando hay nervio. En el trío defensivo las taquicárdicas emociones de Pacheco, cerca de la seguridad de Mardones y la inseguridad de Arzanegui; en los medios, la recuperada agresividad de Sauto, y en el ataque, la afirmación de Belmar, único conductor de juego que tiene el quinteto, identificado con Alonso, más resuelto que de costumbre, y Alday, más penetrante y seguro que nunca.