Nacido en Torrent y criado en la cantera del Valencia CF, Emilio Fenoll deslumbraba por su electrizante velocidad y capacidad goleadora en el Mestalla cuando fue se vio ascendido al primer equipo a los 20 años de edad junto a una hornada de jóvenes canteranos obligados a intentar salvar al club en plena crisis económica e institucional. Tras una caótica temporada, con dos grandes genios del fútbol como Óscar Rubén Valdez y Alfredo Di Stéfano en el banquillo, el equipo acabó condenado a descender a la Segunda División. Fenoll participó en 6 partidos de Liga y 3 de la Copa de la Liga en aquella nefasta campaña de su debut.

Emilio aprovechó con creces su oportunidad completando, pese a su inexperiencia, un magnífico curso en la categoría de plata. Participó en 24 encuentros, marcando 5 goles y dando 7 asistencias a sus compañeros. Suyo fue uno de los cinco goles que el equipo le marcó al Elche en la última jornada del equipo en Segunda. Tras el ascenso, Fenoll se mantuvo cuatro temporadas más en el primer equipo a máximo rendimiento en el extremo izquierdo, aunque con el paso del tiempo fue viéndose relegado a formar parte de los hombres de refresco. Pese a ello, su verticalidad y velocidad le permitieron gozar del apoyo de la grada y le permitieron vivir noches épicas, como la del partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA, en la que el solito se merendó a los portugueses del Oporto con un histórico hat-trick y a punto estuvo de eliminarles en una de las míticas gestas de Mestalla.

Su última temporada estuvo marcada por las lesiones y la falta de continuidad. De hecho, no llegó a jugar ningún partido oficial bajo las órdenes de Guus Hiddink en la temporada 1991-1992, por lo que al finalizar el curso decidió aceptar una buena oferta del Burgos, que en aquella época luchaba por mantenerse en la máxima categoría. Emilio Fenoll dejaba el equipo de su vida tras haber disputado un total de 206 partidos, 103 como titular (curiosamente justo la mitad), con un balance de 70 goles y 24 asistencias. Unos números muy buenos para un canterano al que le tocó vivir una época de grandes carencias. Con el Burgos participó en 19 partidos en los que marcó 3 goles, pero no pudo evitar el descenso a Segunda División. Permaneció un año más en el equipo castellano, marcando 4 goles en 32 partidos, pero un nuevo descenso le obligó a buscar alternativas, por lo que regresó a tierras levantinas para jugar una temporada en el Castellón en la Segunda División B. 10 goles en 34 partidos fue su bagaje con el equipo albinegro. Su última temporada en activo la pasó en el Granada, también en Segunda B, y bajo la tutela de Rafael Alcaide Crispi y de Lucas Alcaraz llegó a disputar 36 encuentros (21 como titular) para acabar marcando seis goles.