Leopoldo Ruiz-Capillas del Castillo nació el 31 de marzo de 1907 en la localidad de San Vicente de la Sonsierra. Sus padres, procedentes de Burgos, se habían trasladado a este pueblo riojano para dedicarse a la fabricación de licores. Debido a la mala marcha del negocio, se trasladaron a Cantabria, donde abrieron un negocio similar en la localidad de Torrelavega. Allí fue donde Leopoldo comenzó a jugar al fútbol, incorporándose a la Real Sociedad Gimnástica en la temporada 1924-1925, cuando tan sólo tenía 17 años.

Concluida su etapa en el gimnástico, marcha a tierras levantinas para jugar desde 1929 hasta 1931 en el Castellón, donde se convierte en ídolo de la afición, contribuyendo de manera decisiva al primer ascenso del club a la Segunda División en 1930. Aquel año, el Castellón conquistó también el Campeonato Regional, superando al Valencia CF. Durante los tres años que pasó en el Castellón, Capillas marcó siempre que se enfrentó al equipo de Mestalla, por lo que los técnicos del equipo che decidieron que lo mejor para evitar males mayores era ficharle.

El fichaje por el Valencia CF para jugar en Primera División supuso su mayor salto deportivo, aunque sólo se quedó por una temporada, la 1931-1932, en la que marcó nueve goles en los diez partidos que disputó. También marcó un gol en Copa y tres en el Campeonato Regional, que volvió a conquistar con el equipo valencianista. Aunque participó en el debut liguero contra el Espanyol en Sarriá, Capillas no se hizo con un puesto en el once hasta la segunda vuelta. En Mestalla se convirtió en un admirable ariete, que destacó por su impresionante salto vertical, su capacidad goleadora, su velocidad, altura y fuerza.

Gracias a sus buenas actuaciones, el club de Mestalla pudo ingresar la nada despreciable cantidad de 7.000 pesetas por su traspaso al Real Betis Balompié en el verano de 1932. En Sevilla le costó adaptarse y el jugador se acabó fugando del club en noviembre de 1932 al ser multado por falta de puntualidad en los entrenamientos. Volvió, y tras un periodo de sanción, acabó jugando 14 partidos de Liga en Primera, marcando 9 goles.

En 1933 Capillas se fue cedido al Hércules de Alicante, donde finalizó su carrera deportiva poco antes de estallar la Guerra Civil en 1936. Leopoldo falleció el 20 de julio de 1936 en el frente de la batalla, durante la toma del Cuartel de la Montaña, realizada por las fuerzas del orden fieles al gobierno republicano y milicias obreras ante la sublevación que provocó el golpe de estado contra la República.