Ficha de partido
Gimnástico CF
1 - 4
Valencia CF
Equipos titulares
11
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Picolín ReigAsist: Navas
21'
Suay
38'
AñóAlmela
45'
Descanso
45'
José Luis Zabala (Falta)
82'
José Luis Zabala (Pen.)
86'
Silvino Cervelló
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Gimnástico CF
Records vs Gimnástico CF
Máximo goleador: Eduardo Cubells (31 goles)
Goleador rival: Silvino (9 goles)
Más partidos: Eduardo Cubells (30 partidos)
Mayor victoria: 10 - 0 (29.08.1920)
Mayor derrota: 0 - 2 (04.09.1921)
Más repetido: 1-1 (8 veces)
Crónica
Con una entrada excelente tuvo lugar ayer tarde en los terrenos de Vallejo el anunciado partido amistoso entre el Gimnástico y el Valencia. Los dos onces se presentaron incompletos, mucho más el Valencia que el club decano, no obstante lo cual la lucha resultó igualada y competida, con sus momentos de intensa emoción. El tanteo que al finalizar el encuentro estaba en el marcador, no es fiel reflejo del juego desarrollado, ya que el dominio correspondió por igual a los dos grupos, y hasta si cabe un poco más acentuado por los propietarios del campo, cuya delantera jugó con mayor compenetración que la valencianista.
La vanguardia del grupo azulgrana tuvo ayer momentos brillantes, pero sus ataques se estrellaron constantemente contra la defensa contraria, que actuó segura y enérgica y contra Ricart, que en el lugar de medio centro bregó con elogiable acierto en defensa de sus dominios. El equipo merengue estuvo ayer tarde en el juego de defensa seguro por demás. De ahí que la labor atacante del team azulgrana resultara nula en la mayor parte de sus avances. Pero las líneas defensivas gimnásticas estuvieron por el contrario que la delantera, torpes e inseguras, y esto bastó para que el Valencia, con un deficiente juego de ataque, lograra un score bastante espléndido.
La inclusión de Llopis, equipier del tercer equipo, buen jugador, pero poco baqueteado para encuentros de esta envergadura, fue una torpeza. A falta de Vila debió jugar Paulino, Pozo u otro defensa más hecho a luchas de esta consideración. Antes del encuentro, nos dijeron que Enrique, por el momento sustituiría a Vila, enfermo de algún tiempo a esta parte y, por tanto, imposibilitado por ahora para jugar. Esto hubiera sido lo más acertado. Pero Enrique no jugó ni en la defensa ni en su sitio, a pesar de estar equipado, y con ello el Gimnástico salió perdiendo y no poco.
De haber estado ayer el equipo decano más reforzado en las líneas de zaga, seguramente otro habría sido el resultado; al menos no hubiese perdido por el tanto citado de cuatro goals a uno. Que Oliveras tuvo también parte de la derrota, no cabe duda. Pero la culpa de las malas jugadas del gran guardameta del Gimnástico la tuvo la defensa, que insegura y desmoralizada, acabó por desorientarlo a él hacia el final del encuentro, que es cuando aconteció la derrota, que no degeneró en debacle gracias a que el árbitro, consumido el tiempo reglamentario, señaló la terminación del match.
Del Valencia, lo mejor, más completo y seguro, fue el trío defensivo. Tanto Pedret como Civera y Salcedo tuvieron en este partido un comportamiento digno de elogio. El guardameta valencianista hizo paradas de gran mérito, especialmente en el primer tiempo, que fue en el que el Gimnástico asedió su marco con más insistencia. La defensa tuvo una tarde completa. En el primer tiempo, Civera fue el mejor. En el segundo, fue Salcedo el más notable. En los medios, Ricart, el medio centro, superó a los alas Imossi y Arilla, que ayer no lucieron como en ellos es costumbre. En Imossi se observa visiblemente que aún no está repuesto por completo de su lesión.
La vanguardia tuvo una actuación floja, si bien Picolín y Navarro tuvieron momentos inmejorables. Este fue el mejor de los cinco. Centró mucho y bien durante el partido. Silvino, como siempre, valiente y codicioso, pero desafortunado en el remate. Hacia el final del encuentro mejoró notablemente y puso un goal, el último, precioso de veras, de su propia e inconfundible marca. Zabala, muy aplomado, aunque pasó bien, a ratos, a interiores y extremos. Rino, aceptable en ocasiones, pero poniendo de manifiesto encontrarse desentrenado. En suma, un partido en el cual hubo de todo: juego excelente, desarrollado con el mayor entusiasmo por ambas partes, en muchas ocasiones y sus momentos de torpeza y decaimiento en otras. El público lo pasó bastante distraido. Al menos, no fueron pocas las ocasiones en que los partidarios de ambos bandos juntaron las manos en honor a sus respectivos admirados.
Los equipos llegaron al descanso empatados a uno. Picolín fue el primero en marcar, al rematar muy oportuno un centro de Navas. Empató Suay, al acosar estrechamente a Pedret, que le obligó a soltar el balón que precisamente había blocado. Los valencianistas protestaron el tanto, al entender que Pedret fue cargado indebidamente. Pero lo cierto es que éste, pudiendo habrse desprendido del balón antes de la entrada de Suay, no lo hizo, facilitando con ello al Gimnástico la ocasión de empatar.
Los tres tantos logrados por el Valencia en la segunda parte, fueron: los dos primeros debidos a otras dos faltas por manos de Elorriaga, una en la misma raya de penalty y la otra dentro del área. Zabala convirtió el freekick y el penalty en los tantos segundo y tercero del Valencia. El cuarto lo marcó Silvino, en una de sus jugadas peculiares: acosando a la defensa e internándose en la red con el esférico. Estos tres goals fueron logrados en escasos minutos, poco antes de terminar el partido. Vidal Royo dirigió el partido con el acierto en él acostumbrado.
La vanguardia del grupo azulgrana tuvo ayer momentos brillantes, pero sus ataques se estrellaron constantemente contra la defensa contraria, que actuó segura y enérgica y contra Ricart, que en el lugar de medio centro bregó con elogiable acierto en defensa de sus dominios. El equipo merengue estuvo ayer tarde en el juego de defensa seguro por demás. De ahí que la labor atacante del team azulgrana resultara nula en la mayor parte de sus avances. Pero las líneas defensivas gimnásticas estuvieron por el contrario que la delantera, torpes e inseguras, y esto bastó para que el Valencia, con un deficiente juego de ataque, lograra un score bastante espléndido.
La inclusión de Llopis, equipier del tercer equipo, buen jugador, pero poco baqueteado para encuentros de esta envergadura, fue una torpeza. A falta de Vila debió jugar Paulino, Pozo u otro defensa más hecho a luchas de esta consideración. Antes del encuentro, nos dijeron que Enrique, por el momento sustituiría a Vila, enfermo de algún tiempo a esta parte y, por tanto, imposibilitado por ahora para jugar. Esto hubiera sido lo más acertado. Pero Enrique no jugó ni en la defensa ni en su sitio, a pesar de estar equipado, y con ello el Gimnástico salió perdiendo y no poco.
De haber estado ayer el equipo decano más reforzado en las líneas de zaga, seguramente otro habría sido el resultado; al menos no hubiese perdido por el tanto citado de cuatro goals a uno. Que Oliveras tuvo también parte de la derrota, no cabe duda. Pero la culpa de las malas jugadas del gran guardameta del Gimnástico la tuvo la defensa, que insegura y desmoralizada, acabó por desorientarlo a él hacia el final del encuentro, que es cuando aconteció la derrota, que no degeneró en debacle gracias a que el árbitro, consumido el tiempo reglamentario, señaló la terminación del match.
Del Valencia, lo mejor, más completo y seguro, fue el trío defensivo. Tanto Pedret como Civera y Salcedo tuvieron en este partido un comportamiento digno de elogio. El guardameta valencianista hizo paradas de gran mérito, especialmente en el primer tiempo, que fue en el que el Gimnástico asedió su marco con más insistencia. La defensa tuvo una tarde completa. En el primer tiempo, Civera fue el mejor. En el segundo, fue Salcedo el más notable. En los medios, Ricart, el medio centro, superó a los alas Imossi y Arilla, que ayer no lucieron como en ellos es costumbre. En Imossi se observa visiblemente que aún no está repuesto por completo de su lesión.
La vanguardia tuvo una actuación floja, si bien Picolín y Navarro tuvieron momentos inmejorables. Este fue el mejor de los cinco. Centró mucho y bien durante el partido. Silvino, como siempre, valiente y codicioso, pero desafortunado en el remate. Hacia el final del encuentro mejoró notablemente y puso un goal, el último, precioso de veras, de su propia e inconfundible marca. Zabala, muy aplomado, aunque pasó bien, a ratos, a interiores y extremos. Rino, aceptable en ocasiones, pero poniendo de manifiesto encontrarse desentrenado. En suma, un partido en el cual hubo de todo: juego excelente, desarrollado con el mayor entusiasmo por ambas partes, en muchas ocasiones y sus momentos de torpeza y decaimiento en otras. El público lo pasó bastante distraido. Al menos, no fueron pocas las ocasiones en que los partidarios de ambos bandos juntaron las manos en honor a sus respectivos admirados.
Los equipos llegaron al descanso empatados a uno. Picolín fue el primero en marcar, al rematar muy oportuno un centro de Navas. Empató Suay, al acosar estrechamente a Pedret, que le obligó a soltar el balón que precisamente había blocado. Los valencianistas protestaron el tanto, al entender que Pedret fue cargado indebidamente. Pero lo cierto es que éste, pudiendo habrse desprendido del balón antes de la entrada de Suay, no lo hizo, facilitando con ello al Gimnástico la ocasión de empatar.
Los tres tantos logrados por el Valencia en la segunda parte, fueron: los dos primeros debidos a otras dos faltas por manos de Elorriaga, una en la misma raya de penalty y la otra dentro del área. Zabala convirtió el freekick y el penalty en los tantos segundo y tercero del Valencia. El cuarto lo marcó Silvino, en una de sus jugadas peculiares: acosando a la defensa e internándose en la red con el esférico. Estos tres goals fueron logrados en escasos minutos, poco antes de terminar el partido. Vidal Royo dirigió el partido con el acierto en él acostumbrado.