Ficha de partido
Real Oviedo
1 - 2
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
José RódenasAsist: Manolo Imossi
12'
Caramelero
20'
Juan CostaAsist: Domingo Torredeflot
35'
ChuchePenalty fallado
40'
Descanso
45'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Oviedo
Records vs Real Oviedo
Máximo goleador: Waldo Machado (14 goles)
Goleador rival: Lángara (12 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (21 partidos)
Mayor victoria: 8 - 1 (28.02.1965)
Mayor derrota: 0 - 7 (22.02.1934)
Más repetido: 1-1 (10 veces)
Crónica
Un llenazo importante había en el campo de Teatinos antes de comenzar el encuentro, que por cierto había despertado gran interés. El público esperaba la revancha de los suyos a la derrota que el equipo Valencia les había inflingido en la ciudad del Turia. Había, pues, gran opitimismo. Salieron los equipos al campo, siendo ambos muy ovacionados, dirigiendo la contienda el catalán Lloveras. Desde el primer momento de juego, éste es de gran interés por la vivacidad que ambos equipos ponen en la contienda. En los principios es el Valencia quien lleva la mejor parte, pues su delantera, magníficamente apoyada por los halves, se interna primera y estaciona después ante la meta de Óscar, que tiene una de sus buenas tardes. Los centros llueven sobre la meta ovetense, y la tripleta central, en la que forma Ródenas, se muestra muy peligrosa.
El equipo valenciano recoge pronto el fruto de su dominio. Un avance bien combinado entre Imossi y Ródenas, es rematado por éste de fuerte chut a las mallas. Este goal, que es acogido con gran alegría por los jugadores valencianos, produce cierto descontento en el público. Pero el Oviedo no se conforma con esto, y pasa ahora a dominar formidablemente. Caramelero y Urrutia lanzan dos chuts, que son bien detenidos por Pedret. Torregaray y Moliner se multiplican y despejan varias situaciones apuradas. Ocho minutos después del gol del Valencia, consiguió el Oviedo el suyo. Urrutia, recogiendo un pase de Chuche, cedió el esférico a Caramelero y éste, de fuerte chut, batió a Pedret. La ovación es de las de gala, muy merecida por cierto, por cuanto la ejecución del gol ha sido primorosa. Pero el Valencia, que está deplegando un buen juego, pasa a dominar nuevamente. La línea media sirve con precisión matemática muchos balones a la delantera, y en ella Ródenas se muestra como hábil conductor.
Un centro de Torredeflot es recogido por Costa, y tras driblar a Caliche larga un chutazo formidable, que rechaza el larguero cuando Óscar está irremisiblemente batido. No se desanima por ello el equipo valenciano, y en otro avance Costa sirvió un pase maestro a Ródenas. Avanzó éste serenamente, y ya cerca de Óscar mandó un fuerte tiro, que el meta local, en formidable estirada, lanzó a córner. Pero tanto va el cántaro a la fuente, tanto chuta el Valencia, que por fin llega lo temido por los partidarios del team local. Imossi da un buen pase a Torregaray, se interna éste y manda un centro bombeado que recoge Costa, y sin casi preparación empalmó una bolea fuerte y colocadísima, que Óscar ni siquiera vio. Reacciona nuevamente el Oviedo, y Torregaray hace unas manos inocentes, que Lloveras castiga con penalty. Lánzalo Chuche, y Pedret lo detiene estupendamente. La decepción en el público es enorme. Ello sirve para que los ánimos se exciten, y ya hasta el final del primer tiempo no vemos nada de bueno, pues más que un partido de fútbol, parece una caza de hombres, que iniciada por el Oviedo es secundada por los valencianos.
La continuación del partido transcurrió como el final del primer tiempo; esto es, juego sucio y constantes broncas en el graderío. El dominio fue alterno, jugando más cohesionado el Valencia que el Oviedo. Los delanteros locales, excesivamente nerviosos, no supieron aprovechar dos ocasiones claras que tuvieron para marcar. El Valencia se defendió bravamente y no se inmutó ante la manifiesta coacción del público ovetense, que dio un concierto magnífico. Cada avance del Oviedo es coreado con los gritos de los fanáticos pidiendo la máxima pena, pero Lloveras, con gran serenidad, dejó de pitarlos por entender involuntarias unas faltas y no ver las otras, que a decir verdad sólo existieron en la mente acalorada del respetable.
Y así, tras constantes broncas, llegamos al final de la lucha con la victoria del Valencia por dos a uno. El partido, por lo que habrá podido colegir el lector por el curso de la reseña, ha sido muy competido, aunque el Valencia ha jugado mejor que sus contrarios y por tanto su triunfo cabe estimarlo justo. El trío defensivo del Valencia tuvo una actuación lucidísima. Pedret tuvo poco trabajo, haciéndolo a mil maravillas. En la zaga destacó la briosidad de Torregaray y la ciencia y serenidad de Molineer. La línea media tuvo asimismo brillante desempeño, pues cortaron mucho juego, sin dejar por ello de alimentar el ataque. Gustó mucho la energía de Molina, y la sobriedad de Amorós, siendo el más constante y regular de los tres, Salvador.
La delantera se entendió bien. En este aspecto de cohesión, cabe destacar la habida entre Costa y Ródenas, que hicieron un buen partido. Este último se mostró como un gran chutador. Pocos tiros, pero formidables. Imossi, con su enorme voluntad, y Torredeflot y Sánchez, en una tarde de aciertos, completaron la bonísima labor del Valencia. El Oviedo no llegó a convencer al público, que esperaba algo más. Sus elementos más destacados fueron Óscar, Trucha, Caliche, Abdón y Caramelero. El colegiado catalán Lloveras dirigió la contienda con acierto y, sobre todo, con tran serenidad, no dejándose influenciar de los gritos del público.
El equipo valenciano recoge pronto el fruto de su dominio. Un avance bien combinado entre Imossi y Ródenas, es rematado por éste de fuerte chut a las mallas. Este goal, que es acogido con gran alegría por los jugadores valencianos, produce cierto descontento en el público. Pero el Oviedo no se conforma con esto, y pasa ahora a dominar formidablemente. Caramelero y Urrutia lanzan dos chuts, que son bien detenidos por Pedret. Torregaray y Moliner se multiplican y despejan varias situaciones apuradas. Ocho minutos después del gol del Valencia, consiguió el Oviedo el suyo. Urrutia, recogiendo un pase de Chuche, cedió el esférico a Caramelero y éste, de fuerte chut, batió a Pedret. La ovación es de las de gala, muy merecida por cierto, por cuanto la ejecución del gol ha sido primorosa. Pero el Valencia, que está deplegando un buen juego, pasa a dominar nuevamente. La línea media sirve con precisión matemática muchos balones a la delantera, y en ella Ródenas se muestra como hábil conductor.
Un centro de Torredeflot es recogido por Costa, y tras driblar a Caliche larga un chutazo formidable, que rechaza el larguero cuando Óscar está irremisiblemente batido. No se desanima por ello el equipo valenciano, y en otro avance Costa sirvió un pase maestro a Ródenas. Avanzó éste serenamente, y ya cerca de Óscar mandó un fuerte tiro, que el meta local, en formidable estirada, lanzó a córner. Pero tanto va el cántaro a la fuente, tanto chuta el Valencia, que por fin llega lo temido por los partidarios del team local. Imossi da un buen pase a Torregaray, se interna éste y manda un centro bombeado que recoge Costa, y sin casi preparación empalmó una bolea fuerte y colocadísima, que Óscar ni siquiera vio. Reacciona nuevamente el Oviedo, y Torregaray hace unas manos inocentes, que Lloveras castiga con penalty. Lánzalo Chuche, y Pedret lo detiene estupendamente. La decepción en el público es enorme. Ello sirve para que los ánimos se exciten, y ya hasta el final del primer tiempo no vemos nada de bueno, pues más que un partido de fútbol, parece una caza de hombres, que iniciada por el Oviedo es secundada por los valencianos.
La continuación del partido transcurrió como el final del primer tiempo; esto es, juego sucio y constantes broncas en el graderío. El dominio fue alterno, jugando más cohesionado el Valencia que el Oviedo. Los delanteros locales, excesivamente nerviosos, no supieron aprovechar dos ocasiones claras que tuvieron para marcar. El Valencia se defendió bravamente y no se inmutó ante la manifiesta coacción del público ovetense, que dio un concierto magnífico. Cada avance del Oviedo es coreado con los gritos de los fanáticos pidiendo la máxima pena, pero Lloveras, con gran serenidad, dejó de pitarlos por entender involuntarias unas faltas y no ver las otras, que a decir verdad sólo existieron en la mente acalorada del respetable.
Y así, tras constantes broncas, llegamos al final de la lucha con la victoria del Valencia por dos a uno. El partido, por lo que habrá podido colegir el lector por el curso de la reseña, ha sido muy competido, aunque el Valencia ha jugado mejor que sus contrarios y por tanto su triunfo cabe estimarlo justo. El trío defensivo del Valencia tuvo una actuación lucidísima. Pedret tuvo poco trabajo, haciéndolo a mil maravillas. En la zaga destacó la briosidad de Torregaray y la ciencia y serenidad de Molineer. La línea media tuvo asimismo brillante desempeño, pues cortaron mucho juego, sin dejar por ello de alimentar el ataque. Gustó mucho la energía de Molina, y la sobriedad de Amorós, siendo el más constante y regular de los tres, Salvador.
La delantera se entendió bien. En este aspecto de cohesión, cabe destacar la habida entre Costa y Ródenas, que hicieron un buen partido. Este último se mostró como un gran chutador. Pocos tiros, pero formidables. Imossi, con su enorme voluntad, y Torredeflot y Sánchez, en una tarde de aciertos, completaron la bonísima labor del Valencia. El Oviedo no llegó a convencer al público, que esperaba algo más. Sus elementos más destacados fueron Óscar, Trucha, Caliche, Abdón y Caramelero. El colegiado catalán Lloveras dirigió la contienda con acierto y, sobre todo, con tran serenidad, no dejándose influenciar de los gritos del público.