Inicio del partido

0'

Descanso

45'

Final del partido

90'

El partido que ayer celebraron el equipo campeón de Levante y el once del Barcelona, en el cual figuraban sólo Plattko, Marti y Gracia como elementos del primero, merece pocas palabras de comentario. Fue un partido bastante mediocre, y si hubiéramos tenido el disgusto de presenciar una segunda parte tan anodina como la primera, entraría de lleno en la clasificación de malo de remate. Porque, si que vimos una primera parte de las que dejan mal gusto al paladar del menos exigente.

Suponíamos, y no sin razón, que el Valencia que teníamos ante nosotros no era el verdadero Valencia que tan bella campaña viene realizando de un tiempo a esta parte. Porque, era imposible que un equipo como el que le opuso el Barcelona (a pocas excepciones el reserva) se impusiera del modo que se impuso en los primeros cuarenta y cinco minutos, hasta el extremo de sacarse doce corners contra los campeones levantinos por ninguno sus contrarios. Por fortuna, nuestra sospecha quedó confirmada después del descanso, ya que en la segunda parte fue incontestablemente el once de la ciudad del Turia el que desarrolló mejor juego de conjunto y el que realizó los mejores avances.

Indudablemente pesaría en el ánimo de los jugadores valencianos la impresión de encontrarse ante un público que no era el suyo, y también debió influir el hallarse en un terreno desconocido. Sólo la emoción de que seguramente se hallaron poseídos era capaz, sin embargo, de darnos una explicación del por qué de la deficiencia acentuada en su exhibición de la primera parte. Mas, la hoja cambio como ya hemos dicho. A la buena impresión defensiva de antes pudimos añadir en el segundo tiempo una favorable impresión de su línea de ataque, en la cual brilló en algunas ocasiones el centro, fue más dicaz el interior derecho y siempre se destacó el izquierdo. Poco, muy poco ayudaron los exteriores a la obra de la línea, aunque es verdad que mejoraron su actuación del primer tiempo, que, en los pocos avances hechos, fue de ninguna eficacia.

Estamos persuadidos que puede dar el once valenciano bastante más de lo que dio de sí ayer, y por ello hay que esperar para hacer un juicio más justo del mismo el partido de hoy, que sin las desventajas inherentes a toda primera exhibición, podrá ofrecerles ancho campo para demostrar fehacientemente toda su
valía.

En el ínterin, digamos que ayer la línea que más nos gustó del equipo fue la intermedia, en especial los dos alas Marín y Estevan, y de los dos el último, que hizo un gran partido. En la defensa Simarro fue muy superior a su compañero, y del delante tenemos que hacer un elogio merecido de Peral, que fue el mejor en mucho, siguiéndole en orden de méritos Montes y Cubells. Finalmente, digamos que Mariano fue el héroe del partido. Nos guardaremos bien de decir que sea un guardameta de primera fila, ya que en algunas jugadas demostró que le falta aun para llegar a serlo, y gracias a su actuación su equipo pudo salir del campo con un empate a cero.

Del Barcelona, la mejor línea fue la de defensa que estuvo muy segura, y en muchas ocasiones se bastó para, poner en jaque al delante valenciano; Conrado fue el mejor. En la línea media Bosch superó a sus compañeros y Elias en el centro hizo un partido aceptable. En el delante los dos exteriores, nulos (exceptuamos a Aparici que hizo alguna jugada en los veinte y cinco minutos que ocupó el extremo derecho) substituyendo a Celia, lesionado, y el terceto interior adoleció visiblemente de falta de acuerdo y de poca oportunidad en los remates con contadas excepciones. Martí, individualmente, íué el mejor y aun en juego de pases, siguiéndole Gracia, que aun con poca fortuna, tuvo muy buenos momentos.

Los dos equipos jugaron con bastante corrección. Es de censurar, sin embargo, que algunos (afortunadamente no pasaron de dos) equipiers azulgrana no se portaron con toda la corrección debida; creemos que las más de las veces fue más bien insuficiencia de recursos legales que intención manifiesta de caer en falta, pero lo cierto es que los "fouls" repetidos afean un partido y disgustan. En este sentido no están limpios de culpa los valencianos. Reconocemos que más que intención es un habito, pero un habito malísimo que redundará siempre en perjuicio suyo. Nos referimos a la costumbre de entrar al jugador saltando, lo cual sí a veces en las pelotas altas puede quedar disimulado porque es difícil saber sí se va a la pelota o al jugador, cuando aquella está en el suelo, no tiene justificación posible, y es siempre una falta censurable. Decimos esto porque son algunos los jugadores del equipo que tienen esta viciosa costumbre. Arbitró regularmente el señor Castillo, y asistió al encuentro numeroso público, en el cual abundaron los paisanos de los campeones levantinos.