Ficha de partido
Valencia CF
2 - 1
FC Barcelona
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Edmilson
20'
Zambrotta
34'
Descanso
45'
Carlos Marchena
48'
David Villa
49'
Miguel Ángel AnguloAsist: David Villa
51'
David SilvaAsist: Miguel Ángel Angulo
53'
Raúl Albiol
54'
MessiGudjohnsen
55'
David Albelda
61'
Deco
61'
Puyol
62'
Ludovic Butelle
64'
Miguel PallardóFernando Morientes
65'
Márquez
65'
Ronaldinho
68'
GiulyEdmilson
71'
Joaquín SánchezDavid Villa
71'
Jorge LópezDavid Silva
84'
Ronaldinho
91'
Final del partido
92'
Estadio
Rival: FC Barcelona
Records vs FC Barcelona
Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (36 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)
Crónica
Zarpazo a la Liga. El Valencia gana, recorta distancias al líder, se coloca a cuatro puntos y, además, le aventaja en la diferencia de goles porque en la primera vuelta en el Camp Nou arrancó un empate. El equipo de Quique sigue firme, decidido a luchar por todo. Angulo y Silva rubricaron la victoria, los dos goles del triunfo, que no quedó empañado por el postrero de Ronaldinho, que sólo sirvió para poner algo más de emoción al periodo de descuento, y para que el brasileño alcanzara los dos centenares de dianas desde que comenzó como profesional. El Valencia fue mucho Valencia para el Barça. Le tiene tomada la medida. El equipo de Rijkaard acabó desquiciado, como para visitar al psiquiatra. Los de Quique le dijeron cómo hay que jugar, qué ganas hay que poner. Desde el primero hasta el último minuto. Fuerza, entrega, concentración y eficacia. Ya está a cuatro puntos de la cabeza. Los tres que sumó ayer pueden acabar siendo cuatro por el mejor coeficiente de goles. Y a seguir luchando que aún queda mucha tela por cortar, que la Liga es muy larga.
El partido tuvo de todo, con emoción a raudales. El buen juego se combinó con algunas acciones antideportivas, como la que acabó valiendo la expulsión a Albelda y a Deco, jugada iniciada con un codazo de Ronaldinho al capitán. Pero el brasileño se salió de rositas. Cuando un partido alcanza el intermedio y al aficionado se le ha hecho corto, es porque se ha visto un espectáculo entretenido. Ayer se dio esa circunstancia al cumplirse los primeros cuarenta y cinco minutos, y eso que paradójicamente sólo hubo un par de ocasiones claras de gol, una para cada equipo. Pero el juego fue vibrante y, por tanto, entretenido. Los goles vendrían en la segunda parte.
El Valencia salió muy concentrado. Decidido a resolver a su favor, aprovechando su velocidad y la experiencia del juego que ya desarrolló en la primera vuelta, en el Camp Nou. El Barça es un equipo que toca mucho el balón, que le gusta triangular en busca de repetidas paredes y Quique le dejó espacio. Le cedió la iniciativa para utilizar su contra mortal. David Villa, que le tiene tomada la media a Víctor Valdés, no mojó ayer y en cambio tuvo en sus nuevas botas blancas una ocasión pintiparada. Apenas se habían cumplido seis minutos cuando el Guaje desaprovechó un mano a mano con el portero barcelonista, que esta vez salió airoso.
Para los valencianistas fue la mejor y única ocasión del primer tiempo. El resto fueron aproximaciones, centros, intentos, pero sin la claridad necesaria. Incluso por momentos, por la velocidad, hubo precipitación y con ello imprecisiones. El Barcelona ofreció su réplica poco antes de la media hora, cuando Iniesta se coló por la izquierda y su centro lo remató Gudjohnssen muy ajustado al poste.
Después el juego prosiguió con la misma tónica. El líder mantuvo su estilo, tuya-mía-tuya-mía, queriendo meterse hasta la cocina, y el Valencia le plantó cara con enorme solvencia a la hora de defender. La presión que ejerció el medio campo fue determinante. Quique incluso, ambicioso, pidió a sus hombres que adelantaran las líneas. En defensa y medio campo. Sin perder la eficacia, de esta forma el equipo llegó a los dominios de Valdés con mayor facilidad. El partido estaba muy abierto pero al mismo tiempo se veía que el Valencia no iba a ceder. La motivación extra que conlleva este tipo de partidos, quedó de manifiesto en todo momento. Los blanquinegros estaban más metidos en la faena que los barcelonistas.
Y apenas comenzar el segundo tiempo, mazazo para el líder y explosión de júbilo en Mestalla, Angulo abría la lata resolviendo una jugada de Villa. Una acción que ya se ha visto otras veces en Mestalla. Un contragolpe veloz, caracoleo en el borde del área, escorado, y pase sensacional al compañero que se desmarca y se anticipa a todos. Fue el delirio. Era un partido de esos de marcador exiguo. De esos que da la sensación de que el que marca primero se lleva el gato al agua. Lo hizo el Valencia, pero sin embargo no se conformó y en una nueva contra, tres minutos después, sentenció con otro golazo de Silva.
El Barça estaba muerto y el Valencia jugaba a placer. Pero Iturralde, ¡ay Iturralde!, rompió el encuentro con la equivocada expulsión de Albelda. El capitán y Deco se fueron a la caseta antes de tiempo. Con diez, poco cambió el panorama. En el Barça echarían de menos a Eto’o, pero aquí nadie se acordaba de que faltó Cañizares, enfermo, porque el Valencia funcionó como un bloque. Ni tampoco se cuestionó que Ayala haya firmado con el Villarreal. El partido estaba visto para sentencia y la parroquia de Mestalla disfrutaba feliz. El gol de Ronaldinho a un minuto del final fue mera anécdota.
El partido tuvo de todo, con emoción a raudales. El buen juego se combinó con algunas acciones antideportivas, como la que acabó valiendo la expulsión a Albelda y a Deco, jugada iniciada con un codazo de Ronaldinho al capitán. Pero el brasileño se salió de rositas. Cuando un partido alcanza el intermedio y al aficionado se le ha hecho corto, es porque se ha visto un espectáculo entretenido. Ayer se dio esa circunstancia al cumplirse los primeros cuarenta y cinco minutos, y eso que paradójicamente sólo hubo un par de ocasiones claras de gol, una para cada equipo. Pero el juego fue vibrante y, por tanto, entretenido. Los goles vendrían en la segunda parte.
El Valencia salió muy concentrado. Decidido a resolver a su favor, aprovechando su velocidad y la experiencia del juego que ya desarrolló en la primera vuelta, en el Camp Nou. El Barça es un equipo que toca mucho el balón, que le gusta triangular en busca de repetidas paredes y Quique le dejó espacio. Le cedió la iniciativa para utilizar su contra mortal. David Villa, que le tiene tomada la media a Víctor Valdés, no mojó ayer y en cambio tuvo en sus nuevas botas blancas una ocasión pintiparada. Apenas se habían cumplido seis minutos cuando el Guaje desaprovechó un mano a mano con el portero barcelonista, que esta vez salió airoso.
Para los valencianistas fue la mejor y única ocasión del primer tiempo. El resto fueron aproximaciones, centros, intentos, pero sin la claridad necesaria. Incluso por momentos, por la velocidad, hubo precipitación y con ello imprecisiones. El Barcelona ofreció su réplica poco antes de la media hora, cuando Iniesta se coló por la izquierda y su centro lo remató Gudjohnssen muy ajustado al poste.
Después el juego prosiguió con la misma tónica. El líder mantuvo su estilo, tuya-mía-tuya-mía, queriendo meterse hasta la cocina, y el Valencia le plantó cara con enorme solvencia a la hora de defender. La presión que ejerció el medio campo fue determinante. Quique incluso, ambicioso, pidió a sus hombres que adelantaran las líneas. En defensa y medio campo. Sin perder la eficacia, de esta forma el equipo llegó a los dominios de Valdés con mayor facilidad. El partido estaba muy abierto pero al mismo tiempo se veía que el Valencia no iba a ceder. La motivación extra que conlleva este tipo de partidos, quedó de manifiesto en todo momento. Los blanquinegros estaban más metidos en la faena que los barcelonistas.
Y apenas comenzar el segundo tiempo, mazazo para el líder y explosión de júbilo en Mestalla, Angulo abría la lata resolviendo una jugada de Villa. Una acción que ya se ha visto otras veces en Mestalla. Un contragolpe veloz, caracoleo en el borde del área, escorado, y pase sensacional al compañero que se desmarca y se anticipa a todos. Fue el delirio. Era un partido de esos de marcador exiguo. De esos que da la sensación de que el que marca primero se lleva el gato al agua. Lo hizo el Valencia, pero sin embargo no se conformó y en una nueva contra, tres minutos después, sentenció con otro golazo de Silva.
El Barça estaba muerto y el Valencia jugaba a placer. Pero Iturralde, ¡ay Iturralde!, rompió el encuentro con la equivocada expulsión de Albelda. El capitán y Deco se fueron a la caseta antes de tiempo. Con diez, poco cambió el panorama. En el Barça echarían de menos a Eto’o, pero aquí nadie se acordaba de que faltó Cañizares, enfermo, porque el Valencia funcionó como un bloque. Ni tampoco se cuestionó que Ayala haya firmado con el Villarreal. El partido estaba visto para sentencia y la parroquia de Mestalla disfrutaba feliz. El gol de Ronaldinho a un minuto del final fue mera anécdota.