Ficha de partido: 15.03.2008: Valencia CF 1 - 2 Sevilla FC

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
1 - 2
Sevilla FC
Sevilla FC

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Miguel Brito
4'
Luis Fabiano
12'
Luis Fabiano
22'
Descanso
45'
Joaquín SánchezJavier Arizmendi
45'
Poulsen
46'
Fernando MorientesJuan Mata
59'
FazioLuis Fabiano
69'
Navas
70'
Edu GasparHedwiges Maduro
73'
Joaquín Sánchez
75'
Adriano
85'
KonéCapel
85'
Raúl AlbiolAsist: Edu Gaspar
90'
AlfaroNavas
92'
Final del partido
93'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Sevilla FC

Records vs Sevilla FC

Máximo goleador: Mundo Suárez (28 goles)
Goleador rival: Campanal (21 goles)
Mayor victoria: 8 - 0 (17.10.1943)
Mayor derrota: 3 - 10 (13.10.1940)
Más repetido: 2-0 (27 veces)

Crónica

En Fallas el fuego se convierte en un elemento purificador. En el Valencia un pirómano ha incendiado todas las virtudes que adornaban a un equipo temible en Europa. Sólo hace pocos años un bombero llamado Benítez logró refrescar la biografía blanquinegra. En ella es poco probable que Koeman se haga hueco. El holandés firma el peor debut de un técnico en la historia del club. Ha sumado 15 de los 52 puntos en juego con él en el banquillo. Cifras indignas para el Valencia.

El equipo se ha quedado mellado. Y sin dientes es imposible morder. Ni capacidad goleadora ni juego por bandas ni dominio del juego en el centro del campo ni seguridad defensiva ni portero fiable. ¿Entonces qué queda? Pues nada. Un bloque sin alma muere. Ahora respira, débilmente, pero se está consumiendo. Koeman cargó el viernes contra los jugadores. Les acusó de falta de experiencia y de no estar atentos en momentos puntuales. Es cierto, no se puede negar. Pero, en cambio, él no enumeró ninguno de sus fallos. Pues alguno tendrá para que el Valencia sea el peor equipo en su estadio con siete derrotas -empatado con el Levante- y sea el que más goles lleva encajados en su morada.

De todo ello se aprovechó el Sevilla. No es que el conjunto de Jiménez esté viviendo una temporada de lujo, pero es que venir a Mestalla es un chollo para cualquiera. El Valencia, si mantiene la pendiente descendiente, puede ir acercándose peligrosamente a los puestos de descenso. Cuando se aspiraba a pelearle el título liguero a Real Madrid y Barcelona o, al menos, entrar en puestos de Liga de Campeones, ahora sus rivales directos son el Athletic, el Deportivo o el Betis.

Todo ello con el famoso 4-3-3 como sistema de juego. Koeman dijo que era el mejor. Pues ha conseguido despersonalizar al equipo. El tridente del centro del campo, que debía sustentar el equilibrio del bloque, no acumula ni poder ni decisión. Son tres jugadores dejados caer. Ninguno toma el mando. Falta un futbolista del perfil de Albelda. En el equipo contrario, en cambio, aparecía Keita en plan poderoso, con la coraza que le proporciona Poulsen. Ante eso no hay nada que hacer. Encima, se dedicaron a jugar al primer toque, incluso con rondos al estilo de los que se hacen en los entrenamientos, con los valencianistas dando vueltas casi mareados.

Los espectadores, ya en los primeros minutos, pensaban que este partido ya lo habían visto. Algunos se acordaban de la visita del Real Madrid y del Barcelona, el primero con Óscar Fernández en el banquillo y el segundo ya con Koeman. Veían a un equipo que no se cree lo que hace y otro con un oficio que deslumbra. A los tres minutos Kanouté remató de cabeza cerca del larguero y momentos después Luis Fabiano se quedaba solo ante Hildebrand aunque erraba. El Sevilla ansiaba el KO por la vía rápida. Y lo logró. En una falta en la frontal del área el pichichi sevillista ganó un nuevo amigo. Hildebrand volvió a defraudar. Se lanzó tarde y vio como el balón se introducía en su portería.

Ante un golpetazo, los equipos con personalidad reaccionan. Intentan mantener su juego sin fisuras, pero el Valencia se derrumba, se diluye, se consume. Y hasta la mala fortuna aparece. En un disparo sin dirección de Keita, el balón golpeó en las piernas de Marchena -volvía al equipo después de tres partidos de baja por lesión, dejando en el banquillo a Helguera- despistando al guardameta blanquinegro. Dos goles de renta y a disfrutar de la vida. Eso pensó el Sevilla.

El Valencia, en cambio, se quedó sin ideas. Bajó los brazos. Se vio incapaz de darle algún zarpazo al rival. Además, cuando alguno de los recursos más efectivos del equipo tienen que ver el partido sentado en el banquillo, todo es más complicado. Y todo ellos por retrasarse tres minutos en una charla técnica. Hay que ser puntuales, pero castigar durante dos partidos a Joaquín por esta minucia resulta innecesario. En cambio, Banega, después de dar positivo por alcoholemia en un control, fue titular en el choque siguiente. Son cosas que nadie entiende.

Arizmendi, el sustituto del gaditano, no logró marcharse por la banda en ningún momento. Por la zona contraria, en cambio, Mata fue el más incisivo del equipo. El chaval lo intenta. Se proyecta en ataque siempre de forma vertical, pero guerrea siempre en solitario. Tan aislado como Villa. Con el sistema de Koeman, ese que iba a arreglar todos los males, el delantero centro parece una gota en un océano. El asturiano, un cazagoles temible hace muy poco, ahora no asusta a casi nadie.

El descanso nada arregló. El técnico apostó por Joaquín y al menos las bandas se movían. En el minuto 58 llegó la primera ocasión clara del Valencia. Necesitó casi una hora de juego para acercarse a Palop. Fue Mata el que chutó a bocajarro, pero de l'Alcúdia respondió.

¿Y si el Valencia marcara? ¿Podría reaccionar? Cuando algunos lo pensaban, el Sevilla se dijo que no debía dar ninguna opción. Volvió a hacerse el amo del balón y a tocar con criterio. Ante un rival desordenado, no es excesivamente difícil crear jugadas de ataque. Así lo hizo. Kanouté tuvo más de una opción clara. Mientras, Joaquín sacaba el orgullo. Se empeñó en marcharse por la banda derecha, mientras Villa se seguía pegando con los defensas.

Pero cuando algunos aficionados se marchaban, Albiol, que se había sumado al ataque, marcó su primer gol esta temporada. Hay quien pensó en la remontada. Morientes estaba también en el campo y todo podía pasar. Pero no fue posible. La mecha que prendió Koeman con sus declaraciones ahora ya son una fogata difícil de sofocar. La afición está cansada de salir defraudada de Mestalla y ahora habrá que esperar hasta cuándo aguanta el consejo. El choque copero contra el Barça podría dictar el futuro de Koeman.