Ficha de partido: 04.12.2010: Real Madrid 2 - 0 Valencia CF

Ficha de partido

Real Madrid
Real Madrid
2 - 0
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Jordi Alba
8'
David Albelda
9'
Bruno Saltor
28'
Khedira
32'
Tino Costa
38'
Descanso
45'
BenzemaKhedira
55'
Miguel BritoJordi Alba
61'
David Albelda
65'
Pepe
66'
Éver BanegaJuan Mata
68'
Ronaldo
73'
GraneroOzil
75'
Joaquín Sánchez
75'
Granero
76'
Aritz AdurizJoaquín Sánchez
80'
DiarraDi María
84'
Ronaldo
89'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Santiago Bernabéu
Aforo: 85.454 espectadores
Ubicación: Madrid (Madrid) 
Inauguración: 14/12/1947

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

La pegada de Cristiano Ronaldo y la consabida cuota arbitral del Santiago Bernabéu, personificada esta vez en Pérez Lasa, que condicionó el encuentro con una injusta expulsión a Albelda y un carrusel de desquiciantes decisiones, fulminaron anoche el buen encuentro del Valencia ante un Real Madrid espeso, aturdido por las secuelas del 5-0 en el clásico.

El Valencia hizo todo lo que debía para no caer derrotado. Se defendió con orden, cerró espacios, asfixió la creación del rival y Guaita tuvo la primera gran noche de su carrera con intervenciones de mérito. En ataque, se rozó el gol, incluso con uno menos, con ocasiones de Mata, Soldado, Joaquín y Tino Costa. Pero la contundencia del rival y el empujoncito arbitral evitaron que se consumara la sorpresa. El conjunto de Unai Emery nadó sin descanso para acabar muriendo en la orilla. La imagen de Albelda, vieja pesadilla madridista desde su impecable marcaje a Zinedine Zidane en 2001, señalándole al asistente de Pérez Lasa que "tenía mucha cara", era el ejemplo más claro de la impotencia (que viene de lejos) que sintió el Valencia en ese escenario.

La prueba de que el Valencia realizó el trabajo correcto en la primera parte fue que, rebasado el minuto 30, el Bernabéu expresaba su nerviosismo con silbidos a los suyos. El Valencia, ordenado y con la agresividad necesaria en la presión, estaba bloqueando al Real Madrid. Atrás había quedado ya el temor al arranque de encuentro de los merengues. La manera en la que el conjunto de Mourinho iba a digerir la manita del Camp Nou era uno de los grandes misterios del partido. Se preveía, por su condición de local, por la ambición de su técnico, por la sonrojante afrenta de una goleada histórica ante su peor enemigo, que el Madrid mordiera rabioso en los primeros minutos. No fue así. Mourinho desveló el carácter de su equipo con un once con todas las precauciones defensivas que no tomó ante el Barça, al alinear una tripleta de mediocentros (Xabi, Khedira, Lass) en la medular.

El Valencia, concentrado, no se dejó amedrentar. Por momentos el Madrid le incomodó la banda izquierda, en la que Jordi Alba, que vio una tempranera tarjeta, mantuvo un exigente duelo con Di María. El lateral catalán, poco arropado en las coberturas, fue de menos a más y acabó estando a la altura de las circunstancias. También Guaita, que se mostró dubitativo para blocar de primeras dos disparos rasos, pero que ganó confianza en las salidas por alto, así como en un golpe franco lanzado por Cristiano Ronaldo y en un decisivo mano a mano con Khedira. En la segunda mitad, el meta de Torrent se agigantó.

Pérez Lasa tardó en descomponer al Valencia. Y esó que minó la paciencia valencianista con reiteradas pequeñas decisiones en contra. Sobre todo se mostró detallista con los madridistas al cargar de tarjetas infantiles a la retaguardia del Valencia y no aplicar el mismo rasero en jugadas idénticas que afectaban al Madrid, y a Lass en particular.

Guiado por la templanza de Maduro y los latigazos en rosca de Tino Costa, el Valencia también intimidó a Casillas. De hecho, la primera gran jugada de peligro fue para los de Emery. Mata, en una de sus caídas por el centro, recogió un espuelazo del capitán Joaquín, se plantó en el área, mareó a Albiol con dos recortes y buscó el primer palo con un fuerte disparo, despejado por Casillas. En la otra aproximación seria del Valencia en la primera mitad, Soldado no acertó a enganchar de volea un gran pase de Tino Costa.

El taconazo al poste, con el tiempo añadido cumplido, de Cristiano Ronaldo, fue el aviso de que en la segunda parte el Real Madrid iba a mostrar su versión más agresiva. Guaita salvó, hasta en tres ocasiones, ante Cristiano Ronaldo y Benzema (revulsivo en detrimento de Khedira), un gol seguro. El partido se volvió más vistoso y abierto porque los blancos dejaban más espacios y Joaquín, muy entonado, empezaba a aprovecharlos. El Madrid volvió a castigar, como lo hiciera en el arranque del choque, la banda izquierda. Jordi Alba, al límite con una amarilla en su espalda, se veía superado. Emery retocó la defensa y le retiró por Miguel.

Pero los problemas sólo habían empezado. Pérez Lasa decantó definitivamente el encuentro hacia el lado madridista al mostrar la segunda tarjeta a Albelda por una mano inexistente (la pelota le rebotó en el hombro). El centrocampista de la Pobla Llarga no hizo anoche absolutamente nada para ser expulsado porque la primera amonestación ya había sido absurda, al castigar una pugna con el marcaje con Pepe antes del lanzamiento de un córner.

El Madrid aprovechó la superioridad numérica en una contra dirigida por Özil y remachada con furia por Cristiano Ronaldo. El Valencia, ni con uno menos y un tanto en contra, había dicho su última palabra. Casillas, con dos intervenciones decisivas, evitó el gol de Tino Costa y Soldado. Emery terminó por quemar naves e introdujo en el campo a Aduriz. Mourinho reaccionó con un ataque de pánico y retiró a Di María por el músculo de Diarra. El Madrid sentenciaría en otra jugada con lastimosa incidencia arbitral. Pérez Lasa decretó una ley de la ventaja inexistente (¡a un equipo con diez!) tras una falta a Banega en el vértice del área madridista. En el contragolpe nacido de esa infracción, Cristiano marcó el segundo. No era posible imaginar un epílogo más amargo