Ficha de partido
Valencia CF
0 - 2
At. Madrid
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Descanso
45'
Taltavull
69'
Juncosa
77'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: At. Madrid
Records vs At. Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (16 goles)
Goleador rival: Luis Aragonés (12 goles)
Más partidos: Manolo Mestre (32 partidos)
Mayor victoria: 9 - 1 (13.09.1936)
Mayor derrota: 0 - 5 (10.11.1985)
Más repetido: 1-1 (22 veces)
Crónica
Los primeros momentos fueron de acoso levantino, llevando la emoción al marco contratio, donde medios y zagueros, y, en última instancia el guardameta, se vieron y desearon para contener la avalancha local. Mediado este primer tiempo, y en un forcejeo en el área forastera, Igoa recoge un balón de Amadeo y, de fuerte punterazo, introduce el balón en la portería por la parte alta del ángulo izquierdo, cuando el árbitro acababa de señalar una falta contra el Valencia que sorprendió a todos. La anulación del gol produjo grandes protestas.
En los últimos minutos vuelve el Valencia a la carga, empleándose atacantes y defensores con una rapidez y tenacidad inconcebibles, para ofrecer en el área aviacionista, con una sucesión casi ininterrumpida, jugadas que ponen el interés y la emoción al rojo vivo, y en las que, sobre todo Pérez, formidable en colocación, estilo y seguridad, muestra una excepcional calidad de guardameta.
El Aviación reaparece con juego más impetuoso, y sus peligrosas incursiones al área contraria son contrarrestadas con seguridad por el trío defensivo merengue. Por su parte, el Valencia no ceja en su labor de ataque, teniendo lugar con ello una movilidad de juego insospechada, dentro de una técnica depurada por ambos bandos, y una emoción sin límites en los momentos culminantes, constituyendo siempre los guardametas factores destacadísimos.
A medida que transcurre el tiempo sin conseguirse eficacia perforadora, el Atlético repliega sus líneas, favoreciendo el dominio que tesoneramente han ido imponiendo de nuevo los valencianos. Hasta que, inesperadamente, los rojiblancos obtenían su primer gol, a los veintitrés minutos de esta segunda parte. Campos que, adaptándose a la táctica de repliegue, colaboraba por su lado con la línea media, envió desde lejos un balón, que recogió Taltavull, quien, tras avanzar unos pasos, se internó entre los defensas adversarios y, junto a la misma línea del rectángulo, lanzó un tiro fuerte, cruzado y a media altura, que hizo inútil la estirada de Eizaguirre. El gol enerva a les valencianos, que ponen cerco a la puerta atlética.
Un avance de Juncosa, que sorprende a las líneas locales muy adelantadas, obliga a Eizaguirre a salir al encuentro del extremo rojiblanco, cuyo tiro raso rechaza el guardameta, repitiendo Juncosa, para, muy cruzado y a placer, entrar la pelota en la casilla per segunda vez, a los treinta y tres, minutos. A pesar del tanteo adverso, el Valencia no se entrega y, animado por el público, sigue atacando con decisión y empuje, pero infructuosamente, hasta el final.
Fue un partido en el curso del cual veintidós hombres escribieron una brillante página de fútbol. Un encuentro que no debió perder nunca el Valencia, si nos atenemos al magnífico rendimiento del equipo, tanto en conjunto como individualmente. Dominó más y, de un modo agobiante, como lo prueba el hecho de que forzara en total doce saques de esquina por cuatro en su contra. Todas las líneas, pues, funcionaron con una regularidad poco usual. Se prodigó el remate a gol, como hacía tiempo no lo hacía. Tuvo un defecto y fue el de llevar casi siempre el juego por alto, estrellándose, como era de presumir, contra la muralla defensiva atlética, dura y de talla, y en última instancia con un Pérez, cuya actuación no ha sido mejorada por ningún otro portero que ha visitado Mestalla. Él fue el artífice de la victoria aviacionista, ya que los dos goles que marcó el bando visitante lo fueron encontrarse el Valencia dominando con poca prudencia. Después de Pérez le siguieron en méritos, aunque a larga distancia, Aparicio, Germán, Taltavull y Jorge. No obstante el resultado adverso, el público aplaudió al equipo propietario y de una manera especial al guardameta visitante.
En los últimos minutos vuelve el Valencia a la carga, empleándose atacantes y defensores con una rapidez y tenacidad inconcebibles, para ofrecer en el área aviacionista, con una sucesión casi ininterrumpida, jugadas que ponen el interés y la emoción al rojo vivo, y en las que, sobre todo Pérez, formidable en colocación, estilo y seguridad, muestra una excepcional calidad de guardameta.
El Aviación reaparece con juego más impetuoso, y sus peligrosas incursiones al área contraria son contrarrestadas con seguridad por el trío defensivo merengue. Por su parte, el Valencia no ceja en su labor de ataque, teniendo lugar con ello una movilidad de juego insospechada, dentro de una técnica depurada por ambos bandos, y una emoción sin límites en los momentos culminantes, constituyendo siempre los guardametas factores destacadísimos.
A medida que transcurre el tiempo sin conseguirse eficacia perforadora, el Atlético repliega sus líneas, favoreciendo el dominio que tesoneramente han ido imponiendo de nuevo los valencianos. Hasta que, inesperadamente, los rojiblancos obtenían su primer gol, a los veintitrés minutos de esta segunda parte. Campos que, adaptándose a la táctica de repliegue, colaboraba por su lado con la línea media, envió desde lejos un balón, que recogió Taltavull, quien, tras avanzar unos pasos, se internó entre los defensas adversarios y, junto a la misma línea del rectángulo, lanzó un tiro fuerte, cruzado y a media altura, que hizo inútil la estirada de Eizaguirre. El gol enerva a les valencianos, que ponen cerco a la puerta atlética.
Un avance de Juncosa, que sorprende a las líneas locales muy adelantadas, obliga a Eizaguirre a salir al encuentro del extremo rojiblanco, cuyo tiro raso rechaza el guardameta, repitiendo Juncosa, para, muy cruzado y a placer, entrar la pelota en la casilla per segunda vez, a los treinta y tres, minutos. A pesar del tanteo adverso, el Valencia no se entrega y, animado por el público, sigue atacando con decisión y empuje, pero infructuosamente, hasta el final.
Fue un partido en el curso del cual veintidós hombres escribieron una brillante página de fútbol. Un encuentro que no debió perder nunca el Valencia, si nos atenemos al magnífico rendimiento del equipo, tanto en conjunto como individualmente. Dominó más y, de un modo agobiante, como lo prueba el hecho de que forzara en total doce saques de esquina por cuatro en su contra. Todas las líneas, pues, funcionaron con una regularidad poco usual. Se prodigó el remate a gol, como hacía tiempo no lo hacía. Tuvo un defecto y fue el de llevar casi siempre el juego por alto, estrellándose, como era de presumir, contra la muralla defensiva atlética, dura y de talla, y en última instancia con un Pérez, cuya actuación no ha sido mejorada por ningún otro portero que ha visitado Mestalla. Él fue el artífice de la victoria aviacionista, ya que los dos goles que marcó el bando visitante lo fueron encontrarse el Valencia dominando con poca prudencia. Después de Pérez le siguieron en méritos, aunque a larga distancia, Aparicio, Germán, Taltavull y Jorge. No obstante el resultado adverso, el público aplaudió al equipo propietario y de una manera especial al guardameta visitante.