Ficha de partido
Real Madrid
6 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Alday
17'
Sanz
30'
Alday
32'
Sanz
37'
Descanso
45'
Guillermo Gorostiza
61'
Alonso
64'
Alday
84'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Madrid
Records vs Real Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (28 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)
Crónica
Cuando un equipo acapara la atención y renueva su cuadro con figuras, bien conocidas, es lógico que sus actuaciones sean seguidas con esa expectación en la que van sumados el interés de los partidarios y la experiencia de los "técnicos" por conocer los resultados de los arduos esfuerzos traducidos en la realidad del juego. No incurriremos en la presunción de discernir al Valencia, por esta única exhibición, la calificación de "suspenso", habida cuenta de las regularidades fáciles de los equipos y de la ausencia de dos buenos jugadores del cuadro de Mestalla; pero resulta indudable que éste fue el menos consistente de los conjuntos que hasta la fecha hicieron acto de presencia en la capital y singularmente el de espíritu menos batallador.
El partido fue por ello una ocasión para que los delanteros del Madrid tiraran al marco, frente a unas líneas defensivas que no pusieron demasiados obstáculos, y que para remate dispone de Un guardameta inseguro y descolocado. El amplio tanteo sirvió de esparcimiento en defecto de otros motivos tie emoción, y la lentitud de las líneas valencianas dio margen a la posibilidad de creer en unas líneas madridistas, de desconocida velocidad.
El primer tiempo, de acusado dominio local, terminó con 4-0, y sin que aparte dos intentos decididos, el Valencia se lanzara a demostrarnos su clase; y en el segundo tiempo, decidido el resultado, las más largas presiones del Valencia confirmaron, sin embargo, el desconcierto y la desarticulación de sus medios y delanteros. Juego confuso, sin atisbos de singulares valores, puesto que hasta Gorostiza paseó, nervioso, su desesperación ante la ausencia de esos pases, que posiblemente hubieran dado al encuentro los gestos singulares que se merecía.
En esta segunda parte, el Madrid logró dos tantos más y uno el Valencia, rematado precisamente por Gorostiza con ese perfecto sentido de la oportunidad que es su característica. Durante más de un cuarto de hora, alternó el Madrid sus dos interiores, pasando Alday al interior y Alonso al centro. Fueron los mejores instantes madridistas, y la prueba de que Alonso acierta a dar al ataque una mayor profundidad con más certera distribución de los esfuerzos. Fue el destello más acusado del partido, la esperanza más fundada en un porvenir más brillante.
El partido fue por ello una ocasión para que los delanteros del Madrid tiraran al marco, frente a unas líneas defensivas que no pusieron demasiados obstáculos, y que para remate dispone de Un guardameta inseguro y descolocado. El amplio tanteo sirvió de esparcimiento en defecto de otros motivos tie emoción, y la lentitud de las líneas valencianas dio margen a la posibilidad de creer en unas líneas madridistas, de desconocida velocidad.
El primer tiempo, de acusado dominio local, terminó con 4-0, y sin que aparte dos intentos decididos, el Valencia se lanzara a demostrarnos su clase; y en el segundo tiempo, decidido el resultado, las más largas presiones del Valencia confirmaron, sin embargo, el desconcierto y la desarticulación de sus medios y delanteros. Juego confuso, sin atisbos de singulares valores, puesto que hasta Gorostiza paseó, nervioso, su desesperación ante la ausencia de esos pases, que posiblemente hubieran dado al encuentro los gestos singulares que se merecía.
En esta segunda parte, el Madrid logró dos tantos más y uno el Valencia, rematado precisamente por Gorostiza con ese perfecto sentido de la oportunidad que es su característica. Durante más de un cuarto de hora, alternó el Madrid sus dos interiores, pasando Alday al interior y Alonso al centro. Fueron los mejores instantes madridistas, y la prueba de que Alonso acierta a dar al ataque una mayor profundidad con más certera distribución de los esfuerzos. Fue el destello más acusado del partido, la esperanza más fundada en un porvenir más brillante.