Ficha de partido
Real Madrid
6 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
L. Regueiro
2'
Hilario
10'
Olivares
25'
Eugenio
35'
Descanso
45'
Hilario
85'
Olivares
87'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Madrid
Records vs Real Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (28 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)
Crónica
Como en el caso del rotundo triunfo del Osasuna sobre el Athletic, no nos dejemos impresionar. Entonces el equipo forastero pudo conquistar un amplio triunfo, porque el local apenas si existió. Ahora el local ha ganado por el margen que ha querido porque el forastero ha sido un conjunto borroso, sin entusiasmos, durante toda la tarde. Causas análogas produciendo idénticos resultados. Faltó en aquella jornada para diferenciarla de ésta la clase de los vencedores madridistas; pero las consecuencias en el Valencia fueron de depresión semejante a la que entonces sufrieron los muchachos rojiblancos.
La exhibición magnífica de los madridistas necesita, por tanto, ser elogiada con cierta prudencia, porque faltó el contraste de una buena resistencia enfrente para valorarla exactamente. El Valencia de la última jornada de Chamartin, sin línea de medios que acertara a sujetar a los interiores centrales, y con una delantera excesivamente lenta, en la que tan sólo el extremo derecha logró hacerse notar, no dio esa impresión de equipo que ganó holgadamente su campeonato regional. Jugadores faltos de entusiasmo o demasiado pronto convencidos de la inferioridad, se entregaron tan pronto que la línea media local pudo sin temores emplearse a su acción favorita: el ataque.
Los delanteros tuvieron cuantos balones apetecieron, y con ellos pudieron bordar las combinaciones que les vino en gana, concluidas con frecuentes disparos. El trío defensivo valenciano, en trabajo sin posible lucimiento porque los artilleros evolucionaban ante ellos sin contrarios que los sujetaran, hizo demasiado con rechazar lo que pudo; mejor Pasarín que Melenchón, y más valiente que seguro Cano. Excelente exhibición la del Madrid vencedor. Pero no hay que olvidar que tanta belleza fue sin enemigo de consideración enfrente. La recuperación de los elementos que parecían aletargados, singularmente algún delantero madndista, merece ser notada; mas es conveniente esperar, siquiera hasta esa próxima jornada del campeón central en Las Corts, para juzgar de esta revalorización tan completa.
Impresión de juego
El primer tiempo fue el de mayor esfuerzo madridista. Vencida la débil resistencia, los locales prolongaron los brillantes ataques hasta alcanzar segura ventaja. Apenas comenzado el encuentro, la acometida valenciana, llevada por Montañés, llegó hasta el área madridista, chocó el delantero con Quesada y cayó el defensa conmocionado, y tan pronto como fue reanudado el juego, el centro de Eugenio, recogido por Luis Regueiro, fué el primer goal de un tiro con la izquierda muy colocado.
Fuerte la presión madridista, aunque todavía salpicada de algunas .escapadas valencianas, a los quince minutos Olaso hace una magnifica escapada, centra retrasado e Hilario empalma un shot imparable. A la media hora, y en una de las diabluras de Regueiro, después de esquivar a todos los contrarios, un pase adelantado a Olivares permite a éste meter el pie para un cañonazo que entra rozando el poste. Y a los cuarenta minutos el cuarto y último goal de este tiempo: un centro de Olaso, rematado por Olivares y despejado por Cano, permite a Regueiro una inteligente intervención, dejando la pelota a los pies de Eugenio, que llegó a toda velocidad, para incrustar el balón en la red.
Menos actividad en la segunda parte, que "gozó" de ratos de "magnífica" languidez. Sólo al cabo de media hora los madridistas dieron muestras de recobrar sus ímpetus. Un pase de Olaso permitió a Hilario marcar el quinto, y un balón adelantado de Hilario a Olivares fue para éste la ocasión, a los cuarenta minutos, para disparar un chutazo estupendo, que entró por el ángulo, a pesar de la estirada de Cano.
En este tiempo Zamora detuvo buenos tiros de Torredeflot y Picolín, en rápidas escapadas, y un córner de Costa, que al llegar al poste fue desviado por Zamora, le reclamaron los valencianos como goal. Nosotros no pudimos apreciar la jugada por la distancia y la posición para juzgarla sin duda, pero en el arbitro vimos un movimiento, como cuando se concede un goal, prontamente rectificado al señalar un castigo por entiada dura de Navarro al guardameta.
Figuras y momentos
Aquellas y estos tienen un nombre sobre todo: Luis Regueiro. El interior excepcional, sin la obligación de bajar a los medios, porque su hermano fue el mejor del trío en este encuentro, animó la vanguardia con esa rapidez y esa seguridad, personales, únicas. Culminación del encuentro fue en la segunda parte una magnifica jugada, individual, porque las entradas contrarias no le dieron siquiera tiempo a ceder la pelota, en la que cruzó el campo de un extremo a otro, zafándose habilísimamente del marcaje para rematar con un disparo cruzado que salió fuera. Pero la ovación, merecida, fué como si el goal hubiera entrado.
En los valencianos, Torredeflot sobresalió del desordenado grupo. Ni la defensa, ni el delantero centro, ni mucho menos los medios; sino este extremo que eludió bien a Gurruchaga y supo enviar los tiros más difíciles que Zamora rechazó en la tarde.
En el arbitraje de Arribas, según los vencedores no habría defecto; y al decir de los vencidos, tan sólo ese goal que los valencianos, sin pasión que nada justifica en esta ocasión, aseguran que traspasó el poste. Añadamos, como complemento, que el partido fue fácil y sin complicaciones para el director.
La exhibición magnífica de los madridistas necesita, por tanto, ser elogiada con cierta prudencia, porque faltó el contraste de una buena resistencia enfrente para valorarla exactamente. El Valencia de la última jornada de Chamartin, sin línea de medios que acertara a sujetar a los interiores centrales, y con una delantera excesivamente lenta, en la que tan sólo el extremo derecha logró hacerse notar, no dio esa impresión de equipo que ganó holgadamente su campeonato regional. Jugadores faltos de entusiasmo o demasiado pronto convencidos de la inferioridad, se entregaron tan pronto que la línea media local pudo sin temores emplearse a su acción favorita: el ataque.
Los delanteros tuvieron cuantos balones apetecieron, y con ellos pudieron bordar las combinaciones que les vino en gana, concluidas con frecuentes disparos. El trío defensivo valenciano, en trabajo sin posible lucimiento porque los artilleros evolucionaban ante ellos sin contrarios que los sujetaran, hizo demasiado con rechazar lo que pudo; mejor Pasarín que Melenchón, y más valiente que seguro Cano. Excelente exhibición la del Madrid vencedor. Pero no hay que olvidar que tanta belleza fue sin enemigo de consideración enfrente. La recuperación de los elementos que parecían aletargados, singularmente algún delantero madndista, merece ser notada; mas es conveniente esperar, siquiera hasta esa próxima jornada del campeón central en Las Corts, para juzgar de esta revalorización tan completa.
Impresión de juego
El primer tiempo fue el de mayor esfuerzo madridista. Vencida la débil resistencia, los locales prolongaron los brillantes ataques hasta alcanzar segura ventaja. Apenas comenzado el encuentro, la acometida valenciana, llevada por Montañés, llegó hasta el área madridista, chocó el delantero con Quesada y cayó el defensa conmocionado, y tan pronto como fue reanudado el juego, el centro de Eugenio, recogido por Luis Regueiro, fué el primer goal de un tiro con la izquierda muy colocado.
Fuerte la presión madridista, aunque todavía salpicada de algunas .escapadas valencianas, a los quince minutos Olaso hace una magnifica escapada, centra retrasado e Hilario empalma un shot imparable. A la media hora, y en una de las diabluras de Regueiro, después de esquivar a todos los contrarios, un pase adelantado a Olivares permite a éste meter el pie para un cañonazo que entra rozando el poste. Y a los cuarenta minutos el cuarto y último goal de este tiempo: un centro de Olaso, rematado por Olivares y despejado por Cano, permite a Regueiro una inteligente intervención, dejando la pelota a los pies de Eugenio, que llegó a toda velocidad, para incrustar el balón en la red.
Menos actividad en la segunda parte, que "gozó" de ratos de "magnífica" languidez. Sólo al cabo de media hora los madridistas dieron muestras de recobrar sus ímpetus. Un pase de Olaso permitió a Hilario marcar el quinto, y un balón adelantado de Hilario a Olivares fue para éste la ocasión, a los cuarenta minutos, para disparar un chutazo estupendo, que entró por el ángulo, a pesar de la estirada de Cano.
En este tiempo Zamora detuvo buenos tiros de Torredeflot y Picolín, en rápidas escapadas, y un córner de Costa, que al llegar al poste fue desviado por Zamora, le reclamaron los valencianos como goal. Nosotros no pudimos apreciar la jugada por la distancia y la posición para juzgarla sin duda, pero en el arbitro vimos un movimiento, como cuando se concede un goal, prontamente rectificado al señalar un castigo por entiada dura de Navarro al guardameta.
Figuras y momentos
Aquellas y estos tienen un nombre sobre todo: Luis Regueiro. El interior excepcional, sin la obligación de bajar a los medios, porque su hermano fue el mejor del trío en este encuentro, animó la vanguardia con esa rapidez y esa seguridad, personales, únicas. Culminación del encuentro fue en la segunda parte una magnifica jugada, individual, porque las entradas contrarias no le dieron siquiera tiempo a ceder la pelota, en la que cruzó el campo de un extremo a otro, zafándose habilísimamente del marcaje para rematar con un disparo cruzado que salió fuera. Pero la ovación, merecida, fué como si el goal hubiera entrado.
En los valencianos, Torredeflot sobresalió del desordenado grupo. Ni la defensa, ni el delantero centro, ni mucho menos los medios; sino este extremo que eludió bien a Gurruchaga y supo enviar los tiros más difíciles que Zamora rechazó en la tarde.
En el arbitraje de Arribas, según los vencedores no habría defecto; y al decir de los vencidos, tan sólo ese goal que los valencianos, sin pasión que nada justifica en esta ocasión, aseguran que traspasó el poste. Añadamos, como complemento, que el partido fue fácil y sin complicaciones para el director.