Inicio del partido

0'

Arturo MontesAsist: Rafael Peral

5'

Descanso

45'

Mariano Ibáñez

75'

Final del partido

90'

Cuando nos anunciaron que el Valencia había concertado dos encuentros con el Gimnástico de Tarragona, no dudamos un momento en la victoria de aquél. Pero tampoco creíamos que resultasen dos encuentros tan aburridos y de escaso valor footbalistico. El score hecho por el Valencia, once goals por uno en contra, en el primer partido, y siete a cero en el segundo, da idea de lo que pudo ser. El público, correspondió a los esfuerzos de la Sociedad del Valencia, fue al campo en gran proporción, llenándolo el primer día, y con bastante concurrencia el segundo. El Valencia, sin Irivas y Cordellat, el primer día, jugando en el medio centro Estevan. Cubells hizo su reaparición, tributándosele una ovación al salir al campo. En lugar de Cordellat jugó Aliaga.

Partido del domingo
Hecha la señal por Leonarte, y después de haber elegido campo los de Tarragona, sale el Valencia, que tras bonita combinación, llevan un ataque, centrando Cubells; recogiendo Montes, pasa a Aliaga, acabando la jugada en corner. Tirado éste, remata Peral alto.

Poco se hace esperar el primer goal. Aliaga, que en estos momentos juega bastante acertado, centra admirablemente. Peral recoge el balón y, oportuno, pasa a Montes, que, rápido, shoota a goal, consiguiendo el tanto.El juego llega a aburrirnos, pues es un dominio completo del Valencia, y como el contrincante no opone resistencia, no se pueden lucir los nuestros, que marcan uno tras otro goal, hasta once. El goal que el Tarragona marcó fue debido al mismo Mariano, queriendo driblar a un delantero, puesto que al hacerlo pasó todo el balón por dentro del goal.

Cubells, en el extremo, nos demostró lo que puede jugar. Verdaderamente, es su sitio. Indiscutiblemente. Pero sin hacer lo que el domingo hizo, pues por el ansia de marcar, estropeó muchas jugadas. Cuando quiso, fue el jugador exquisito, formidable, matemático. Estevan, en el medio centro, nos demostró hasta donde puede llegar su voluntad, pues por la falta de conocimiento del sitio que cubría, la suplió por valentía, demostrando que no llegó a fatigarse. Digamos en honor a la verdad que tampoco los delanteros eran de empuje.