Ficha de partido
Athletic Club
0 - 3
Valencia CF
Equipos titulares
10
11
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Lacruz
7'
Mario Regueiro
7'
Descanso
45'
David Albelda
57'
DoñabeitiaLlorente
64'
Orbaiz
70'
TikoLacruz
70'
Miguel Ángel MistaHugo Viana
71'
Casas
75'
David VillaAsist: Miguel Ángel Angulo
81'
David VillaAsist: Rubén Baraja
83'
ArroyoMurillo
85'
David VillaAsist: Miguel Ángel Mista
85'
Edu GasparDavid Villa
87'
Carlos MarchenaRoberto Ayala
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Athletic Club
Records vs Athletic Club
Máximo goleador: Mundo Suárez (19 goles)
Goleador rival: Zarra (20 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (30 partidos)
Mayor victoria: 5 - 0 (03.04.1949)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.10.1954)
Más repetido: 1-1 (23 veces)
Crónica
Un paso más. El Valencia logró ayer un triunfo vital en San Mamés, que le acerca al subcampeonato de Liga y, por tanto, a la Champions. David Villa fue el héroe absoluto del encuentro, al marcar tres goles en un margen de cuatro minutos, entre el 81 y el 85 de un partido que parecía condenado al empate. La jornada pudo ser redonda, pero Osasuna y Real Madrid también lograron la victoria en los últimos compases de sus partidos, por lo que la distancia se mantiene. Villa volvió a ser el protagonista en San Mamés. Cuando peor pintaba para su equipo, se fabricó un primer gol que mató al Athletic. Pero no tuvo bastante el asturiano. Hizo un segundo y un tercero y se llevó el balón a su casa.
La tarde pudo ser redonda si el Osasuna y el Real Madrid no hubieran marcado al final, pero mientras el Valencia saque adelante sus partidos puede olvidarse de los rivales. El de ayer, sin embargo, ofreció un marcador totalmente engañoso. Cierto que al descanso se pudo llegar con el 0-3 final, pero en la segunda mitad los guarismos bien pudieron colocarse al contrario: 3-0. Quique apostó de salida por dar la titularidad a Hugo Viana en perjuicio de Mista, a quien los pronósticos colocaban en la formación inicial. Y acertó. El portugués en la banda izquierda no garantiza excesivo recorrido en ataque, por las características del futbolista, pero sí trabajo en una zona en la que hay que realizar un desgaste físico importante.
Clemente también rompió las previsiones que apuntaban, dada la situación de su equipo, a una defensa de cinco hombres, otros cuatro en la zona ancha y tan sólo Urzaiz en punta. Finalmente se decidió por un 4-4-2, colocando al joven Llorente como acompañante del gigante navarro. Ambos se jugaban mucho. El Athletic, casi la vida. Y los vascos lo acusaron al principio mostrando sus carencias, producto en ocasiones de los nervios que les atenazaban.
Si a esto unimos que el Valencia salió bien plantado, dispuesto a no dar concesiones, jugando el balón con criterio y desdoblándose con sentido y velocidad, todo ello hizo que los locales, parroquia incluida, sufrieran más de un sobresalto en un primer tiempo en el que hubo tensión, ganas y entrega, pero escasa calidad. La poquita que se vio la puso un Valencia que salió con la lección aprendida, consciente de que no podía dar vida a su rival y de que, si se iba a por él con decisión, sin especular, le haría daño. Sólo faltó acierto en el remate final. Llegar, se llegó. Faltó, sin embargo, meter la pelota en la red.
Villa fue el que tuvo mayor protagonismo en esta faceta; el que más se prodigó. Tras un par de ensayos disfrutó de la ocasión más clara, minuto 31, en la que hizo lo difícil, revolverse en un palmo de terreno para dejar atrás a su marcador. Pero, con todo a favor, chutó mal y, además, se hizo daño en su fallido remate. Antes Mejuto se equivocó al señalar saque de puerta en lugar de córner, adonde envió el balón Prieto impidiendo un remate franco con la cabeza de Raúl Albiol, que pudo significar el 0-1. Lo dicho, el Valencia llegaba, pero no acertaba a rematar las jugadas.
Miguel y Angulo trabajaron como colosos la banda derecha, con el asturiano moviéndose hacia dentro. Baraja se ocupó de la distribución, misión en la que tuvo en Hugo Viana a un buen colaborador, mientras Regueiro igual aparecía por la izquierda que lo hacía por el centro y hasta por la derecha. El uruguayo cuajó un gran primer acto. El Athletic de Bilbao, muy atenazado, dejaba todo en los envíos al área de Iraola por un lado y de Yeste por el otro. Envíos que no inquietaron casi nunca, porque los dos centrales valencianistas estuvieron perfectos, en especial el argentino Ayala. Cañizares no tuvo que realizar intervención alguna.
Ni siquiera cuando se enfilaba el descanso y Urzaiz, a quien se cedieron demasiados metros, lanzó un zapatazo con la diestra, desde fuera del área, estrellando el balón en el poste izquierdo de un Cañizares que nada hubiera podido hacer por detener el remate si hubiera ido dentro. Ese fue el único asomo de peligro generado por los pupilos de Clemente. Tras el descanso cambiaron las tornas de manera preocupante para el Valencia. No estuvo en el arranque del segundo periodo, en el que necesitó casi media hora para empezar a salir de su área. Hasta entonces no tuvo nunca el balón y el Athletic se sintió a gusto con él. Yeste destapó el tarro, jugó a placer y nadie en el equipo blanquinegro acertó a pararlo.
La consecuencia era lógica. A sufrir. Primero Urzaiz (51’) y después Llorente (55’) pusieron a prueba al hasta entonces inédito Cañizares. Y el portero volvió a demostrar por qué irá al Mundial. Pero ahí no terminó el asedio. Tres minutos después el meta valencianista volvió a desbaratar otra opción de gol de Iraola, tras una falta de entendimiento con Ayala. Y en el minuto 65 fue Yeste y de nuevo apareció el insuperable Cañizares. Lo que es el fútbol. Cuando el Valencia empezó a desperezarse, el que apareció fue David Villa para rematar un excelente pase de Angulo, primero y, dos minutos después, dar la puntilla al Athletic con el segundo. Pero el asturiano, un auténtico asesino del área, remató su particular hat trick gracias a la generosidad de Mista. Tres zarpazos suyos encumbran al equipo y en el plano individual lanzan al delantero blanquinegro en busca de un trofeo pichichi que hasta ayer parecía tener garantizado Eto’o. En resumen, gran marcador para muy poco juego. El subcampeonato está más cerca.
La tarde pudo ser redonda si el Osasuna y el Real Madrid no hubieran marcado al final, pero mientras el Valencia saque adelante sus partidos puede olvidarse de los rivales. El de ayer, sin embargo, ofreció un marcador totalmente engañoso. Cierto que al descanso se pudo llegar con el 0-3 final, pero en la segunda mitad los guarismos bien pudieron colocarse al contrario: 3-0. Quique apostó de salida por dar la titularidad a Hugo Viana en perjuicio de Mista, a quien los pronósticos colocaban en la formación inicial. Y acertó. El portugués en la banda izquierda no garantiza excesivo recorrido en ataque, por las características del futbolista, pero sí trabajo en una zona en la que hay que realizar un desgaste físico importante.
Clemente también rompió las previsiones que apuntaban, dada la situación de su equipo, a una defensa de cinco hombres, otros cuatro en la zona ancha y tan sólo Urzaiz en punta. Finalmente se decidió por un 4-4-2, colocando al joven Llorente como acompañante del gigante navarro. Ambos se jugaban mucho. El Athletic, casi la vida. Y los vascos lo acusaron al principio mostrando sus carencias, producto en ocasiones de los nervios que les atenazaban.
Si a esto unimos que el Valencia salió bien plantado, dispuesto a no dar concesiones, jugando el balón con criterio y desdoblándose con sentido y velocidad, todo ello hizo que los locales, parroquia incluida, sufrieran más de un sobresalto en un primer tiempo en el que hubo tensión, ganas y entrega, pero escasa calidad. La poquita que se vio la puso un Valencia que salió con la lección aprendida, consciente de que no podía dar vida a su rival y de que, si se iba a por él con decisión, sin especular, le haría daño. Sólo faltó acierto en el remate final. Llegar, se llegó. Faltó, sin embargo, meter la pelota en la red.
Villa fue el que tuvo mayor protagonismo en esta faceta; el que más se prodigó. Tras un par de ensayos disfrutó de la ocasión más clara, minuto 31, en la que hizo lo difícil, revolverse en un palmo de terreno para dejar atrás a su marcador. Pero, con todo a favor, chutó mal y, además, se hizo daño en su fallido remate. Antes Mejuto se equivocó al señalar saque de puerta en lugar de córner, adonde envió el balón Prieto impidiendo un remate franco con la cabeza de Raúl Albiol, que pudo significar el 0-1. Lo dicho, el Valencia llegaba, pero no acertaba a rematar las jugadas.
Miguel y Angulo trabajaron como colosos la banda derecha, con el asturiano moviéndose hacia dentro. Baraja se ocupó de la distribución, misión en la que tuvo en Hugo Viana a un buen colaborador, mientras Regueiro igual aparecía por la izquierda que lo hacía por el centro y hasta por la derecha. El uruguayo cuajó un gran primer acto. El Athletic de Bilbao, muy atenazado, dejaba todo en los envíos al área de Iraola por un lado y de Yeste por el otro. Envíos que no inquietaron casi nunca, porque los dos centrales valencianistas estuvieron perfectos, en especial el argentino Ayala. Cañizares no tuvo que realizar intervención alguna.
Ni siquiera cuando se enfilaba el descanso y Urzaiz, a quien se cedieron demasiados metros, lanzó un zapatazo con la diestra, desde fuera del área, estrellando el balón en el poste izquierdo de un Cañizares que nada hubiera podido hacer por detener el remate si hubiera ido dentro. Ese fue el único asomo de peligro generado por los pupilos de Clemente. Tras el descanso cambiaron las tornas de manera preocupante para el Valencia. No estuvo en el arranque del segundo periodo, en el que necesitó casi media hora para empezar a salir de su área. Hasta entonces no tuvo nunca el balón y el Athletic se sintió a gusto con él. Yeste destapó el tarro, jugó a placer y nadie en el equipo blanquinegro acertó a pararlo.
La consecuencia era lógica. A sufrir. Primero Urzaiz (51’) y después Llorente (55’) pusieron a prueba al hasta entonces inédito Cañizares. Y el portero volvió a demostrar por qué irá al Mundial. Pero ahí no terminó el asedio. Tres minutos después el meta valencianista volvió a desbaratar otra opción de gol de Iraola, tras una falta de entendimiento con Ayala. Y en el minuto 65 fue Yeste y de nuevo apareció el insuperable Cañizares. Lo que es el fútbol. Cuando el Valencia empezó a desperezarse, el que apareció fue David Villa para rematar un excelente pase de Angulo, primero y, dos minutos después, dar la puntilla al Athletic con el segundo. Pero el asturiano, un auténtico asesino del área, remató su particular hat trick gracias a la generosidad de Mista. Tres zarpazos suyos encumbran al equipo y en el plano individual lanzan al delantero blanquinegro en busca de un trofeo pichichi que hasta ayer parecía tener garantizado Eto’o. En resumen, gran marcador para muy poco juego. El subcampeonato está más cerca.