Ficha de partido: 21.04.1963: Sevilla FC 3 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

Sevilla FC
Sevilla FC
3 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Agüero
25'
Rivera
43'
Descanso
45'
Rivera
59'
Waldo Machado
75'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Sánchez Pizjuán
Aforo: 45.500 espectadores
Ubicación: Sevilla (Sevilla) 
Inauguración: 07/09/1958

Rival: Sevilla FC

Records vs Sevilla FC

Máximo goleador: Mundo Suárez (28 goles)
Goleador rival: Campanal (21 goles)
Mayor victoria: 8 - 0 (17.10.1943)
Mayor derrota: 3 - 10 (13.10.1940)
Más repetido: 2-0 (27 veces)

Crónica

Se salvó de la promoción el Sevilla. En el partido de hoy ante el Valencia le iba mucho. Le iba el peligro de verse en el trance de disputar la promoción y por tal motivo los once hombres que defendían el pabellón sevillista pusieron a la contribución mucho entusiasmo y pundonor. Lo único que pusieron en el empeño. En realidad la virtud básica que hay que poner en estas empresas.

Ciertamente no cabia espar otra cosa, porque el Sevilla de hoy carece de virtudes técnicas y tan sólo en el afán de lucha, en la garra podía esperarse el carro de la salvación, y salió el milagro. El Sevilla se salvó. Si a ese entusiasmo, a ese espíritu de victoria que animó a los andaluces, añadimos que Ricardo Zamora en dos fallos garrafales permitió a los delanteros andaluces asegurar la victoria con el segundo y tercer gol, hallaremos, en conclusión, de que el partido tuvo dos vertientes fundamentales; aquella que inclinó la balanza hacia los de casa por méritos de éstos (méritos morales exclusivamente) y porque la labor del hombre clave del bando adversario ayudó: Zamora. Aunque con esto no queremos señalar que existiera plan preconcebido para tal logro, sino que, simplemente, Zamora no se encuentra en el momento adecuado para confiar en él.

Porque es cierto que el Valencia ante el pundonor, el amor propio sevillista, empleó fortaleza y, en ocasiones, se extralimitó en su trabajo bordeando las intervenciones con dureza. También es cierto que el único juego brillante fue a cargo de los valencianos, pero sólo en el centro del campo donde la compenetración ordenadora de Sastre tenía el adecuado apoyo en Ribelles, mientras que Waldo, rehuyendo siempre el choque con la defensa sevillana, merodeaba por la zona ancha, enlazando, pero sin exponer, como era obligado, para dar profundidad a ese juego de engarce que realizaba el Valencia, pero que se deshacía tan pronto como rozaban el área del Sevilla. En la que, como réplica inmediata, surgía el veloz contraataque de los propietarios del terreno, perfectamente orientado y desarrollado por Agüero, con la colaboración de Ribera y la ayuda del bloque. Pero una ayuda forzada, de empuje, imponiendo la iniciativa y la efectividad al choque de corazón. Literalmente empujando la pelota hacia adelante y como, una vez ante el área visitante, Zamora facilitaba la tarea, la cosa se simplificaba.

De esta forma el dominio local, mostrándose el Sevilla más peligroso, porque procedió al remate más mientas que el Valencia, salvo los escarceos en la zona ancha, chutando en los 90 minutos tan sólo un par de veces. Y en una de ellas, Waldo, desde lejos, siempre sin exponer, conseguía perforar la meta de Manolín. Pero esto sucedía cuando iban 75 minutos de juego. Hasta entonces el predominio del Sevilla fue por corazón, reflejándose en el marcador de tal manera y, por qué no decirlo también, por las facilidades que dio Zamora.

De esta manera se desarrolló un partido al que se temía y en el que no pasó nada de lo temido. Por fortuna para el Sevilla... Y así terminó la Liga en Sevilla. Una Liga en la que abundó la zozobra y muchos malos ratos, debido a que los equipos sevillanos no estuvieron, esta temporada, a la altura deseada. Ambos se mantienen en la División máxima y esta es la única satisfacción lograda por la afición local. Pero a costa de muchos sobresaltos y sinsabores.

A los 25 minutos, Agüero, de duro izquierdazo y desde lejos, inaugura el marcador. Cuando van 43 minutos, Ribera, tendido en el suelo, aprovechando el primer fallo de Zamora, desvía de cabeza "in-extremis" y el balón llega a la red. Minutos antes del descanso sufre un conato violento Verdú y Canario, y el árbitro se muestra contemporizador. Cincuenta y nueve minutos de partido: Ribera avanza en solitario por el centro del terreno, aprovecha la falsa salida de Zamora para chutar, y la pelota, después de pegar en el poste derecho, llegó hasta las mallas. A los 75, Waldo, desde fuera del área, y de fuerte chutazo, clava el cuero en el fondo del portal de Manolín. El arbitraje de Zariquiegui, despistado y contemporizador.