Ficha de partido
Valencia CF
2 - 1
RCD Espanyol
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Faura
43'
Faas Wilkes
44'
Descanso
45'
Antonio FuertesAsist: Faas Wilkes
60'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
Valencia deseaba ver al Español después de su triunfo sobre el Madrid. La incógnita de su potencia actual tenía a la afición valenciana un poco nerviosa, esta es la verdad, pues existía el convencimiento de que la última victoria, aunque en su campo, respondía a una nueva etapa con moral deportiva infiltrada por la dirección de Ricardo Zamora.
Desde luego, que a pesar de ser vencido no defraudó el once españolista, porque ante todo evidenció una disciplina en la táctica y una compenetración de conjunto que el Valencia no logró desintegrar ni un momento. El Español ganó sobre el terreno, porque indudable es que el mantener la táctica durante noventa minutos es imponerse, aunque realmente perdiera el encuentro sobre el marcador por la mínima diferencia de 2-1.
La expectación existente se tradujo en taquilla. El Valencia celebraba su «Día del Club» y al mismo tiempo homenaje al jugador valencianista Vicente Asensi, que ha colgado las botas después de servir en las filas merengues dieciséis temporadas consecutivas, con espíritu deportivo y honradez profesional. Entre aplausos, Asensi salió al centro del campo y estrechó la mano de los jugadores blanquiazules y abrazó a sus compañeros valencianistas.
Diferente habría de ser el comentario si el encuentro se hubiera desarrollado en Sarria. Pero la contienda era en Mestalla, y los animadores, valencianistas. Decimos esto porque estamos seguros que al público catalán no le habría satisfecho la actuación de su equipo, por llevar sus jugadores la pólvora mojada. No obstante, y atendiendo a la circunstancia de lugar, las consideraciones han de ser muy otras, porque en casa y con el candil en la mano se puede sacar el pabilo para que alumbre más, aun a costa de consumir antes la mecha.
No hay que olvidar que si el Español tenía derecho a cierta euforia, el Valencia también la tenia por estar en su casa. Algunos pensaron, con ingenuidad, que podía producirse hasta la goleada. Nada de eso ocurrió, y aun pudieron cambiar los papeles ante el desquiciamiento del equipo merengue, que no dio en toda la tarde sensación de conjunto, precisamente todo lo contrario del equipo visitante. Este mantuvo durante los noventa minutos una cohesión indestructible, gracias al desenvolvimiento normal de la táctica aconsejada.
Pasaron los españolistas el balón con gran precisión, llevando el juego horizontal, que con no tener profundidad dio la sensación de quietismo y de falta de nervios, pero la verdad es que lo que faltó a los de Sarria fue eficacia en la delantera a la hora de la verdad. Sus remates parecieron un poco inocentes, y la delantera dejó de aprovechar una actuación bastante deficiente de la defensa merengue.
No es que los elementos blanquiazules no demostraran cualidades suficientes, pues Mauri, que es hombre rápido y valiente, y Ruiz, evidenciaron una clase excelente. Pero faltaba en el último momento la decisión de un hombre experimentado, de talla, que se arrimara al área para que los tiros no pecaran de inocentones. Esto no quiere decir que no se produjeran en la meta de Timor momentos de peligro, pero fueron poco consistentes y en algunos momentos desaprovechados. El partido adquirió una lentitud que los espectadores tradujeron en palmas de tango. No habla más aliciente para la masa que el Inseguro marcador, el 0-0.
La piedra en el lago de las aguas tranquilas fue el golpe franco señalado por el arbitro dos minutos antes de terminar la primera parte. Faura se encargó de realizar el castigo; y lo hizo tan hábilmente que logró colocar el balón en el marco valencianista, pasando el cuero a dos palmos de la barrera humana. Fue el primer gol de la tarde. No se hizo esperar la reacción vaiencianista, y dentro de ese mismo minuto, Mañó, recogiendo el saque, logra en arrancada estrellar la pelota contra el larguero. El balón es recogido con ímpetu por Wilkes, que envía la pelota, imparable, a la red. Fue el empate a un tanto.
La segunda parte del encuentro mantuvo mejor el interés; y aunque Zamora cambió algunos peones en el tablero del juego, sé siguió la misma táctica. El Español, cohesionado, fácil en el pase, y bien conjuntado. El Valencia, dislocado como en la primera parte, y sin más punto de referencia que la figura escurridiza y maravillosa de Wilkes. Precisamente fue éste quien a los quince minutos de reanudado el juego sirvió a Fuertes un balón sobre el centro, que fallado por la defensa fue recogido por este jugador, que lo mandó a la red.
Y no hubo más, Y si acaso, un poco de desquiciamiento por parte del árbitro señor Marrón, que severo en minucias en un principio, tuvo que digerir después bastantes inconveniencias. Opinión general de todos ios asistentes al encuentro, el Español demostró tener más equipo, más conjunto en el campo mereció por esta vez, cuando, menos, un empate. Indudablemente, dentro del equipo españolista hay que resolver la falta de una delantera más eficaz para que en último extremo resuelva lo que sólo el marcador puede contar con sus números: la victoria. De todas formas, el Español gustó mucho, tal como ahora se encuentra, en el partido disputado en Mestalla.
Desde luego, que a pesar de ser vencido no defraudó el once españolista, porque ante todo evidenció una disciplina en la táctica y una compenetración de conjunto que el Valencia no logró desintegrar ni un momento. El Español ganó sobre el terreno, porque indudable es que el mantener la táctica durante noventa minutos es imponerse, aunque realmente perdiera el encuentro sobre el marcador por la mínima diferencia de 2-1.
La expectación existente se tradujo en taquilla. El Valencia celebraba su «Día del Club» y al mismo tiempo homenaje al jugador valencianista Vicente Asensi, que ha colgado las botas después de servir en las filas merengues dieciséis temporadas consecutivas, con espíritu deportivo y honradez profesional. Entre aplausos, Asensi salió al centro del campo y estrechó la mano de los jugadores blanquiazules y abrazó a sus compañeros valencianistas.
Diferente habría de ser el comentario si el encuentro se hubiera desarrollado en Sarria. Pero la contienda era en Mestalla, y los animadores, valencianistas. Decimos esto porque estamos seguros que al público catalán no le habría satisfecho la actuación de su equipo, por llevar sus jugadores la pólvora mojada. No obstante, y atendiendo a la circunstancia de lugar, las consideraciones han de ser muy otras, porque en casa y con el candil en la mano se puede sacar el pabilo para que alumbre más, aun a costa de consumir antes la mecha.
No hay que olvidar que si el Español tenía derecho a cierta euforia, el Valencia también la tenia por estar en su casa. Algunos pensaron, con ingenuidad, que podía producirse hasta la goleada. Nada de eso ocurrió, y aun pudieron cambiar los papeles ante el desquiciamiento del equipo merengue, que no dio en toda la tarde sensación de conjunto, precisamente todo lo contrario del equipo visitante. Este mantuvo durante los noventa minutos una cohesión indestructible, gracias al desenvolvimiento normal de la táctica aconsejada.
Pasaron los españolistas el balón con gran precisión, llevando el juego horizontal, que con no tener profundidad dio la sensación de quietismo y de falta de nervios, pero la verdad es que lo que faltó a los de Sarria fue eficacia en la delantera a la hora de la verdad. Sus remates parecieron un poco inocentes, y la delantera dejó de aprovechar una actuación bastante deficiente de la defensa merengue.
No es que los elementos blanquiazules no demostraran cualidades suficientes, pues Mauri, que es hombre rápido y valiente, y Ruiz, evidenciaron una clase excelente. Pero faltaba en el último momento la decisión de un hombre experimentado, de talla, que se arrimara al área para que los tiros no pecaran de inocentones. Esto no quiere decir que no se produjeran en la meta de Timor momentos de peligro, pero fueron poco consistentes y en algunos momentos desaprovechados. El partido adquirió una lentitud que los espectadores tradujeron en palmas de tango. No habla más aliciente para la masa que el Inseguro marcador, el 0-0.
La piedra en el lago de las aguas tranquilas fue el golpe franco señalado por el arbitro dos minutos antes de terminar la primera parte. Faura se encargó de realizar el castigo; y lo hizo tan hábilmente que logró colocar el balón en el marco valencianista, pasando el cuero a dos palmos de la barrera humana. Fue el primer gol de la tarde. No se hizo esperar la reacción vaiencianista, y dentro de ese mismo minuto, Mañó, recogiendo el saque, logra en arrancada estrellar la pelota contra el larguero. El balón es recogido con ímpetu por Wilkes, que envía la pelota, imparable, a la red. Fue el empate a un tanto.
La segunda parte del encuentro mantuvo mejor el interés; y aunque Zamora cambió algunos peones en el tablero del juego, sé siguió la misma táctica. El Español, cohesionado, fácil en el pase, y bien conjuntado. El Valencia, dislocado como en la primera parte, y sin más punto de referencia que la figura escurridiza y maravillosa de Wilkes. Precisamente fue éste quien a los quince minutos de reanudado el juego sirvió a Fuertes un balón sobre el centro, que fallado por la defensa fue recogido por este jugador, que lo mandó a la red.
Y no hubo más, Y si acaso, un poco de desquiciamiento por parte del árbitro señor Marrón, que severo en minucias en un principio, tuvo que digerir después bastantes inconveniencias. Opinión general de todos ios asistentes al encuentro, el Español demostró tener más equipo, más conjunto en el campo mereció por esta vez, cuando, menos, un empate. Indudablemente, dentro del equipo españolista hay que resolver la falta de una delantera más eficaz para que en último extremo resuelva lo que sólo el marcador puede contar con sus números: la victoria. De todas formas, el Español gustó mucho, tal como ahora se encuentra, en el partido disputado en Mestalla.