Ficha de partido: 01.12.1935: Real Madrid 4 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

Real Madrid
Real Madrid
4 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Emilín
8'
Sañudo
12'
Lelé Santiago
38'
Descanso
45'
Sañudo
69'
Sañudo
73'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Chamartín
Aforo: 15.000 espectadores
Ubicación: Madrid (Madrid) 
Inauguración: 17/05/1924

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

Comenzaron los valencianos atacando con gran denuedo. Su línea de medios, conducida hábilmente por Iturraspe, se impuso con facilidad a la local, donde el centro apenas si lograba contener el empuje contrario. Aunque en honor a la verdad, en esta primera fase del juego el auxilio de Regueiro y de Lecue se puede considerar como nulo.

La seguridad y la energía de la pareja defensiva fueron el dique opuesto a las invasiones decididas, valientes de los valencianos, que nos depararon la ocasión de contemplar cómo se dispara con rapidez, aunque no siempre, naturalmente, con acierto. En esa codiciosa avalancha, los más decididos fueron siempre Amadeo y Lele, porque Goiburu, aunque siguió a sus compañeros, no nos recordó al extraordinario jugador de otro tiempo.

Nivelado el juego, gracias a los esfuerzos de la línea defensiva local, a los diez minutos, Luis Regueiro inició un avance rapidísimo. Pasó la pelota, a Sañudo, y éste, después de driblar a Melenchón, cedió el esférico adelantado a Emilín. El extremo se internó a toda velocidad y aprovechando la excelente oportunidad clavó la pelota en la red desde escasa distancia.

Con los aplausos se animaron los madridistas, cuyos medios alas sujetaron mejor a los extremos contrarios, y pocos minutos más tarde, Hilario inicia un excelente avance, para ceder la pelota a Sañudo, quien adelantando pocos pasos, dispara un tiro formidable, cruzado, a media altura, que pasa entre los defensas contrarios y deja sorprendido al guardameta valenciano, que no esperaba semejante obús. Es el segundo tanto madridista; la ovación, más considerable, y... el nuevo abandono del Madrid a los placeres de la confianza...

Después, el Valencia volvió a imponerse y se jugó largo rato en el campo del Madrid. Sus medios desarrollaron entonces una labor eficaz, pese a la falta de brillantez y el esfuerzo de la pareja Mardones-Quincoces, fue abrumador para salvar tantas acometidas. Hubo varios disparos formidables, de Lerma, de Amadeo, etc., y a los veintiocho minutos, después de una gran jugada de la delantera valenciana, Alberty cedió un córner. Lanzado éste por Domenech, ante el marco local hubo una melée, que terminó con un disparo oportunista de Lele, que entró en la red madrileña.

Hasta el final del primer tiempo, el juego se mantuvo otra vez con ventaja para el Madrid, que inició varios ataques a fondo, siempre frustrados por la imposibilidad de Hilario de seguir a sus compañeros. Pero concluyó con el 2-1 favorable a los centrales.

La segunda parte señaló desde su comienzo el afán entusiástico de los valencianos, en oposición a la indolencia de los locales. Rota la línea media de éstos, el Valencia fue dueño de la situación cerca de veinte minutos, plazo durante el que pareció inminente el empate muchas veces. Los espectadores llegaron a impacientarse, protestando de la apatía de los futbolistas madrileños, que sólo al cabo de ese tiempo reaccionaron, conscientes del peligro que parecía casi inevitable.

A los veinticuatro minutos, Emilín escapó con la pelota, internándose mucho, para pasar a Kelemen, el extremo derecha, cambiando así muy oportunamente el juego. El húngaro centró a renglón seguido, muy cerrado, y Sañudo, atento a la jugada, se lanzó a la pelota, para rematar el goal tercero con un certero cabezazo, que Bermúdez no pudo evitar.

Dueños de la situación otra vez los locales, iniciaron varias escapadas y doce minutos más tarde, Luis Regueiro avanza y pasa a Kelemen. Este devuelve la pelota a aquél, y se queda muy cerca de la línea de kick; Luis Regueiro envía otra vez el esférico y entonces el húngaro, que está clarísimamente en off-side, centra muy cerrado, y Sañudo aprovecha otra vez la oportunidad para rematar el cuarto goal. Un cuarto goal que el público no aplaude mucho, porque espera que el arbitro ha de anularlo por el off-side que le precedió. Pero Ocaña, sin duda, no vio aquel off-side de primer año...

Después unos y otros se desinflan. Aun intenta Goiburu algunas escapadas y, desde lejos, dispara; pero lo hace mal. Sus compañeros de línea son más peligrosos ya que el veterano jugador.

En el trío defensivo valenciano se acusan todavía inexperiencias, que saltan más a la vista si se comparan con las seguridades absolutas de la pareja contraria. El trío de medios cumplió perfectamente su cometido, aunque por el lado derecho se viera facilitada la labor por la inutilidad de Hilario. Y del ataque el ala izquierda, rápido y decidido, dispara además tan pronto como hay resquicio, lo que permite confiar mucho en el porvenir sobre todo de Amadeo y Lele.

Como conjunto, y esto es lo más destacable, el Valencia éste, con suplentes, conjugó un juego rápido y vistoso, al que si le faltó eficacia fue porque enfrente la pareja defensiva y el portero rayaron a una altura inigualada. En el Madrid, la clase excepcional de algunos de sus hombres contrasta con la de otros. Sin un solo error el trío defensivo, la línea de medios fue fácilmente salvada siempre, porque no es Bonet el medio-centro que los madridistas necesitan, ni están Pedro Regueiro y Lecue en la forma que deben alcanzar. Del ataque destacó la laboriosidad de Luis Regueiro, que recupera su forma rápidamente, y fue Sañudo su colaborador impetuoso en todo instante. Los extremos mas oportunos que acertados, y el interior izquierda .. en convalecencia.

Parece que Ocaña no ha dejado satisfecho a los valencianos. Ello es explicable si recordamos del cuarto goal precedido de un off-side del que es incomprensible que el referee no se diera cuenta. Mas aparte esta falta, que llegó cuando el partido estaba decidido, no creernos que en el resto su actuación influyera en el curso del partido. Puesto que las manos que se produjeron en el área fueron silenciadas del mismo modo a un bando que al otro.