Ficha de partido
RCD Espanyol
2 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
11
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Padrón
43'
Descanso
45'
Padrón
70'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
El anuncio de que el equipo campeón de Valencia presentaríase completo para contender con el Español en el campo de la carretera de Sarriá, había, despertado considerable interés. como se demostró con el público numeroso que se congregó en el terreno para presenciar el match. Los campeones valencianos vinieron con el decidido propósito de borrar el mal efecto de su actuación en Mestalla, y también de mejorar el resultado de su primer partido. Ambas cosas las lograron cumplidamente.
El Valencia salió vencido del campo, pero del curso de la lucha se desprende la evidencia de que los blanquiazules obtuvieron la victoria no sin dificultades que les obligaron a dar su máximo rendimiento. Desde los primeros momentos en que los valencianos se lanzaron a un brioso ataque y que los medios y defensas del equipo deshicieron toda tentativa de avance blanquiazul, tuvimos ya la impresión neta de que la victoria de los campeones catalanes había de ser conseguida difícilmente.
El Español pretendió casi siempre poner en práctica su juego cultivado de combinación, en el cual la rapidez es factor secundario, tanto que el exceso de pases retrasados nos demuestra que se busca la oportunidad del goal en virtud de la destreza y del buen acoplamiento, mas bien que por la misma celeridad. Y este sistema, que el domingo careció en el Español de la precisión acostumbrada, vióse contrarrestado casi siempre por la enorme decisión de los blancos que despojaban del balón a sus contrarios, antes de que éstos se desprendieran del mismo. También fue dado observar que los campeones valencianos, sistemáticamente prodigaron sus energías yendo a la pelota siempre, al pase que los blanquiazules esperaban que aquélla llegara a ellos, viendo repetidamente fallidas sus esperanzas.
En conjunto, el Valencia mostró durante los noventa minutos más regularidad. Se batieron sus jugadores siempre con el máximo empeño, sin tener ni un momento de desfallecimiento, y los delanteros acudieron cuantas veces fue menester a la zaga para ayudar a sus compañeros. No así el Español en que Zabala y los delanteros, tal vez por la rapidez do las alternativas, por excesiva confianza o por desinterés, dejaron a los backs y a los medios alas que se defendieran de las peligrosas tarascadas del ataque valenciano como mejor pudieron. Tal fue la resistencia opuesta por los campeones de Levante que los jugadores del Español llegaron repetidas veces a enervarse, como se demostró en la escasa calidad de su juego y en el hecho de acudir dos de ellos al balón estorbándose mutuamente.
Como resumen puede decirse que el campeón de Valencia hizo un partido superior a lo que preveíamos, que fue superior al Español en sus líneas defensivas, y que si no empató y ni siquiera llegó a marcar un goal, débese aparte de algunas magníficas intervenciones de Zamora, a la poca prodigalidad en los remates y a que el ataque careció de delantero centro. Sobre todo queremos insistir en la última circunstancia ya que estamos persuadidos de que de tenerlo sólo aceptable, el onec blanco hubiera marcado algún tanto.
El Español hizo por el contrario un match deficientísimo. Al lado de Zamora, distinguiéronse los dos defensas con su buena labor aunque no exenta de defectos. El mejor fue Portas, bien secundado por Cañáis. En la línea media Trabal fue el mejor, teniendo una mala tarde Zabala y no pasando de regular Caicedo. En el ataque nadie llegó a sobresalir, a no ser por su fogosidad Mauri y Vantolrá y por su oportunismo marcando los goals Padrón. Chutó más y mejor esta línea que la equivalente del Valencia, pero en su conjunto dejó mucho que desear. Del Valencia merecen los máximos elogios los medios Garrobé, Cubells y Cano. Los restantes, exceptuando a Montes, hicieron un buen papel.
El partido, salvo el fuerte dominio inicial del Valencia y la presión acentuada del Español en los últimos momentos, fue siempre de ataques alternados. Hasta dos minutos antes de llegarse al descanso no marcó el once titular su primer goal. En una escapada de Olariaga, terminando con centro. Cano salió a alejar la pelota que le disputó Mauri. Del choque, ambos jugadores quedaron tendidos en el suelo y la pelota a poca distancia de la puerta, acudiendo Padrón a rematarla, salvando a los defensas con mucha serenidad. El segundo goal lo marcó el mismo Padrón a la segunda parte. Zabala pasó a Mauri y éste hizo entrega del balón al interior, quien lo mitró en la red de un tiro colocado. Otro goal del mismo Padrón marcado un minuto después, fue anulado injustamente por el árbitrn por pretenderlo «offside», sin tener en cuenta que en el primer remate al rebotar el balón en un adversario, quedaba anulado el «offside».
El arbitraje del señor Larrañaga fue muy mediocre. Castigó cargas vigorosas que podían y debían consentirse y le pasaron por alto cosas peores, acusando falta de perspicacia.
El Valencia salió vencido del campo, pero del curso de la lucha se desprende la evidencia de que los blanquiazules obtuvieron la victoria no sin dificultades que les obligaron a dar su máximo rendimiento. Desde los primeros momentos en que los valencianos se lanzaron a un brioso ataque y que los medios y defensas del equipo deshicieron toda tentativa de avance blanquiazul, tuvimos ya la impresión neta de que la victoria de los campeones catalanes había de ser conseguida difícilmente.
El Español pretendió casi siempre poner en práctica su juego cultivado de combinación, en el cual la rapidez es factor secundario, tanto que el exceso de pases retrasados nos demuestra que se busca la oportunidad del goal en virtud de la destreza y del buen acoplamiento, mas bien que por la misma celeridad. Y este sistema, que el domingo careció en el Español de la precisión acostumbrada, vióse contrarrestado casi siempre por la enorme decisión de los blancos que despojaban del balón a sus contrarios, antes de que éstos se desprendieran del mismo. También fue dado observar que los campeones valencianos, sistemáticamente prodigaron sus energías yendo a la pelota siempre, al pase que los blanquiazules esperaban que aquélla llegara a ellos, viendo repetidamente fallidas sus esperanzas.
En conjunto, el Valencia mostró durante los noventa minutos más regularidad. Se batieron sus jugadores siempre con el máximo empeño, sin tener ni un momento de desfallecimiento, y los delanteros acudieron cuantas veces fue menester a la zaga para ayudar a sus compañeros. No así el Español en que Zabala y los delanteros, tal vez por la rapidez do las alternativas, por excesiva confianza o por desinterés, dejaron a los backs y a los medios alas que se defendieran de las peligrosas tarascadas del ataque valenciano como mejor pudieron. Tal fue la resistencia opuesta por los campeones de Levante que los jugadores del Español llegaron repetidas veces a enervarse, como se demostró en la escasa calidad de su juego y en el hecho de acudir dos de ellos al balón estorbándose mutuamente.
Como resumen puede decirse que el campeón de Valencia hizo un partido superior a lo que preveíamos, que fue superior al Español en sus líneas defensivas, y que si no empató y ni siquiera llegó a marcar un goal, débese aparte de algunas magníficas intervenciones de Zamora, a la poca prodigalidad en los remates y a que el ataque careció de delantero centro. Sobre todo queremos insistir en la última circunstancia ya que estamos persuadidos de que de tenerlo sólo aceptable, el onec blanco hubiera marcado algún tanto.
El Español hizo por el contrario un match deficientísimo. Al lado de Zamora, distinguiéronse los dos defensas con su buena labor aunque no exenta de defectos. El mejor fue Portas, bien secundado por Cañáis. En la línea media Trabal fue el mejor, teniendo una mala tarde Zabala y no pasando de regular Caicedo. En el ataque nadie llegó a sobresalir, a no ser por su fogosidad Mauri y Vantolrá y por su oportunismo marcando los goals Padrón. Chutó más y mejor esta línea que la equivalente del Valencia, pero en su conjunto dejó mucho que desear. Del Valencia merecen los máximos elogios los medios Garrobé, Cubells y Cano. Los restantes, exceptuando a Montes, hicieron un buen papel.
El partido, salvo el fuerte dominio inicial del Valencia y la presión acentuada del Español en los últimos momentos, fue siempre de ataques alternados. Hasta dos minutos antes de llegarse al descanso no marcó el once titular su primer goal. En una escapada de Olariaga, terminando con centro. Cano salió a alejar la pelota que le disputó Mauri. Del choque, ambos jugadores quedaron tendidos en el suelo y la pelota a poca distancia de la puerta, acudiendo Padrón a rematarla, salvando a los defensas con mucha serenidad. El segundo goal lo marcó el mismo Padrón a la segunda parte. Zabala pasó a Mauri y éste hizo entrega del balón al interior, quien lo mitró en la red de un tiro colocado. Otro goal del mismo Padrón marcado un minuto después, fue anulado injustamente por el árbitrn por pretenderlo «offside», sin tener en cuenta que en el primer remate al rebotar el balón en un adversario, quedaba anulado el «offside».
El arbitraje del señor Larrañaga fue muy mediocre. Castigó cargas vigorosas que podían y debían consentirse y le pasaron por alto cosas peores, acusando falta de perspicacia.