Ficha de partido
RCD Mallorca
0 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
1
10
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Emiliano Moretti
17'
Navarro
20'
Descanso
45'
Jaime GavilánMiguel Ángel Angulo
59'
Héctor
66'
Rubén BarajaDavid Albelda
66'
JankovicVarela
71'
Roberto Ayala
71'
Víctor CasadesúsArango
77'
Jorge LópezDavid Silva
82'
Ballesteros
89'
Joaquín SánchezAsist: Jorge López
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Mallorca
Records vs RCD Mallorca
Máximo goleador: Silvestre Igoa (7 goles)
Goleador rival: Ninguno
Más partidos: Santi Cañizares (18 partidos)
Mayor victoria: 8 - 0 (07.05.1950)
Mayor derrota: 0 - 4 (19.02.1961)
Más repetido: 1-0 (11 veces)
Crónica
Último minuto. Todo parecía perdido para el Valencia y la lucha por la Liga podía convertirse hoy en una utopía. Sin embargo, en uno de esos lances que pueden decidir un campeonato, Jorge López sacó de la chistera un magistral pase de tacón y Joaquín marcó el gol que permitió al Valencia acostarse a un punto de Real Madrid y Barcelona. Misión cumplida. El Valencia durmió anoche a un punto del líder, Real Madrid, del segundo clasificado, el Barcelona, y por delante del Sevilla. Eso es lo que se llama meter presión para, como estaba previsto, convertir la de hoy en una jornada en la que se acabarán las baterías de los transistores.
Mazazo a la Liga con un golazo de Joaquín en el tramo final. ¿Quién decía que el Valencia no cuenta? A tres jornadas para el final del torneo el equipo de Quique sigue vivito y coleando. En Mallorca demostró su casta y logró una victoria decisiva. Cuatro triunfos consecutivos en la recta hacia la meta. Un camino idéntico al que emprendió en el tramo final de la primera vuelta. El Valencia está haciendo sus deberes con perfecta caligrafía. Por delante queda un camino complicado, pero nadie arroja la toalla. Anoche empezó el valencianismo a lanzar mensajes a través de los teléfonos móviles. “No es un sueño”, rezaba la leyenda. Puede ser una realidad.
El Valencia en Mallorca fue un equipo ambicioso. Buscó el triunfo sin cesar y cuando todo parecía decidido y los baleares daban por bueno el empate sin goles, apareció la finta y el sprint, y aprovechó un servicio de Jorge López para sentenciar. Hasta seis oportunidades para marcar tuvo el Valencia en el primer tiempo mientras que, salvo por alguna imprecisión propia, el Mallorca apenas inquietó. Fueron cuarenta y cinco minutos de monólogo valencianista, que salió decidido a resolver y pudo hacerlo por medio de Villa en dos ocasiones, Angulo, Albiol, Ayala y Silva.
Posesión, presión, control, iniciativa y remates. Todo uno frente a un rival, agazapado atrás, que se limitó a esperar que el balón llegara a Ibagaza para que el argentino iniciara el juego de contragolpe, que lo plasmó en cuentagotas. El Valencia tenía aprendida la lección, que ya aprobó ante al Zaragoza: asfixiar a quienes rodean al líder; entonces Aimar, ayer Ibagaza. Y el Mallorca no se lo sacaba de las manos. Sus acometidas en este periodo fueron más por corazón que por cabeza.
El pecado del Valencia, falta de tino al margen, fue la desproporción del juego que cargó por la banda derecha, en comparación con el de la izquierda. Silva entró poco en juego como exterior y además Moretti no le dobló. En la zona opuesta Joaquín se “jartó”, que diría él, de desbordar y buscar el centro, pero su compañero Miguel se subió por las paredes porque no hubo entendimiento y se agotó de doblarle. En tanto que Quique mantuvo el, llamémosle equipo habitual –al menos el que lo ha sido en las tres últimas jornadas– y su dibujo, Manzano varió el esquema. De inicio prescindió de Víctor para dar entrada a Basinas. Prefirió un centrocampista a un delantero más y jugó con un sorprendente 4-4-1-1
El segundo periodo comenzó con idéntico decorado aunque poco después hubo cambios. En la primera acción el Valencia volvió a asustar con un centro de Angulo y remate de Joaquín que neutralizó Moyá en espectacular intervención. Y llegó la gran laguna valencianista. Cañizares deshizo un entuerto ante Jonás e Ibagaza, y esa buena ocasión local dio vida a los mallorquinistas que empezaron a desperezarse, con repetidas aproximaciones y desde ese momento se vio un partido muy abierto.
Quique fue valiente con los cambios. Tras la permuta de Gavilán por Angulo --con lo que Silva se convirtió en segundo delantero–, reemplazó al capitán Albelda para dar entrada a Rubén Baraja que de esta forma reapareció tras un largo periodo de inactividad. El balón iba de un área a la otra. Tan pronto terminaba una acción de ataque en una portería comenzaba la réplica. Ninguno de los dos equipos se conformaba. El empate no les servía a ninguno de los dos. La entrada de Jorge López por Silva fue decisiva. Eran los minutos de la basura que se suelen decir, pero el partido estaba muy vivo y el riojano fue quien sirvió a Joaquín para seguir haciendo soñar con un gol que puede ser histórico.
Mazazo a la Liga con un golazo de Joaquín en el tramo final. ¿Quién decía que el Valencia no cuenta? A tres jornadas para el final del torneo el equipo de Quique sigue vivito y coleando. En Mallorca demostró su casta y logró una victoria decisiva. Cuatro triunfos consecutivos en la recta hacia la meta. Un camino idéntico al que emprendió en el tramo final de la primera vuelta. El Valencia está haciendo sus deberes con perfecta caligrafía. Por delante queda un camino complicado, pero nadie arroja la toalla. Anoche empezó el valencianismo a lanzar mensajes a través de los teléfonos móviles. “No es un sueño”, rezaba la leyenda. Puede ser una realidad.
El Valencia en Mallorca fue un equipo ambicioso. Buscó el triunfo sin cesar y cuando todo parecía decidido y los baleares daban por bueno el empate sin goles, apareció la finta y el sprint, y aprovechó un servicio de Jorge López para sentenciar. Hasta seis oportunidades para marcar tuvo el Valencia en el primer tiempo mientras que, salvo por alguna imprecisión propia, el Mallorca apenas inquietó. Fueron cuarenta y cinco minutos de monólogo valencianista, que salió decidido a resolver y pudo hacerlo por medio de Villa en dos ocasiones, Angulo, Albiol, Ayala y Silva.
Posesión, presión, control, iniciativa y remates. Todo uno frente a un rival, agazapado atrás, que se limitó a esperar que el balón llegara a Ibagaza para que el argentino iniciara el juego de contragolpe, que lo plasmó en cuentagotas. El Valencia tenía aprendida la lección, que ya aprobó ante al Zaragoza: asfixiar a quienes rodean al líder; entonces Aimar, ayer Ibagaza. Y el Mallorca no se lo sacaba de las manos. Sus acometidas en este periodo fueron más por corazón que por cabeza.
El pecado del Valencia, falta de tino al margen, fue la desproporción del juego que cargó por la banda derecha, en comparación con el de la izquierda. Silva entró poco en juego como exterior y además Moretti no le dobló. En la zona opuesta Joaquín se “jartó”, que diría él, de desbordar y buscar el centro, pero su compañero Miguel se subió por las paredes porque no hubo entendimiento y se agotó de doblarle. En tanto que Quique mantuvo el, llamémosle equipo habitual –al menos el que lo ha sido en las tres últimas jornadas– y su dibujo, Manzano varió el esquema. De inicio prescindió de Víctor para dar entrada a Basinas. Prefirió un centrocampista a un delantero más y jugó con un sorprendente 4-4-1-1
El segundo periodo comenzó con idéntico decorado aunque poco después hubo cambios. En la primera acción el Valencia volvió a asustar con un centro de Angulo y remate de Joaquín que neutralizó Moyá en espectacular intervención. Y llegó la gran laguna valencianista. Cañizares deshizo un entuerto ante Jonás e Ibagaza, y esa buena ocasión local dio vida a los mallorquinistas que empezaron a desperezarse, con repetidas aproximaciones y desde ese momento se vio un partido muy abierto.
Quique fue valiente con los cambios. Tras la permuta de Gavilán por Angulo --con lo que Silva se convirtió en segundo delantero–, reemplazó al capitán Albelda para dar entrada a Rubén Baraja que de esta forma reapareció tras un largo periodo de inactividad. El balón iba de un área a la otra. Tan pronto terminaba una acción de ataque en una portería comenzaba la réplica. Ninguno de los dos equipos se conformaba. El empate no les servía a ninguno de los dos. La entrada de Jorge López por Silva fue decisiva. Eran los minutos de la basura que se suelen decir, pero el partido estaba muy vivo y el riojano fue quien sirvió a Joaquín para seguir haciendo soñar con un gol que puede ser histórico.