Ficha de partido
Real Oviedo
1 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
1
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Jose Ignacio Sáenz
27'
Enrique Romero
35'
Descanso
45'
Oli
56'
José Manuel SietesEnrique Romero
60'
Pepe GálvezFernando Gómez
60'
Jorge Otero
65'
Antonio PoyatosPaulo Sergio Viola
67'
Javi Navarro
70'
Pepe Gálvez
75'
César
76'
Iván AníaManel
76'
Pedja Mijatovic (Falta)
77'
Berto
84'
Dubovski
85'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Oviedo
Records vs Real Oviedo
Máximo goleador: Waldo Machado (14 goles)
Goleador rival: Lángara (12 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (21 partidos)
Mayor victoria: 8 - 1 (28.02.1965)
Mayor derrota: 0 - 7 (22.02.1934)
Más repetido: 1-1 (10 veces)
Crónica
El Valencia empató a uno con el Real Oviedo, en partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el Carlos Tartiere ante muy poco público. El encuentro fue ofrecido en directo por Antena 3 TV y presenciado desde el palco por el seleccionador nacional Javier Clemente. Luis Aragonés volvió a desesperarse en el banquillo y su disgusto le llegó a introducir rápidamente cambios en su equipo, tras el pobre espectáculo que había dado en toda la primera mitad. Retiró a Fernando, Romero (tras su error en el gol), y siete minutos después a Viola, que tampoco aportó nada. El técnico recurrió de nuevo a la garra, a la fuerza y mayor entrega de otros jugadores, como tuvo que hacer en Albacete para que su equipo fuese capaz de reaccionar.
Y es que el Valencia volvió a las andadas, a pesar de escarmientos ya vividos que para nada dejaron secuela por lo visto ayer. El conjunto de Aragonés volvió a necesitar sentirse herido e ir por bajo en el marcador para meterse en el partido y marchar en busca de un contrario muy flojo, pero que se le subió a las barbas por la propia inoperancia y conformismo. El primer tiempo fue como la noche, frío y desangelado. Los primeros minutos ofrecieron un Valencia que pareció mostrar la intención de asumir el mando del partido, efecto que apenas duró quince minutos. A partir de aquí, el juego se tornó insulso y con muchos errores por parte de ambos.
El Oviedo se dio cuenta que podía asustar a un Valencia teóricamente superior, y poco a poco fue haciéndose el ánimo, se estiró, y llegó a disponer de un par de buenas ocasiones de gol, mientras que el Valencia iba desapareciendo poco a poco del terreno de juego. El conjunto de Luis Aragonées volvió a mostrar su peor cara, justo cuando se esperaba ver a un buen Valencia después de la victoria en Albacete y, al mismo tiempo, sabedor de que no podía andarse con tonterías tras la experiencia sufrida ante el Mallorca.
El gran problema con el que se encontró el conjunto valencianista fue que sus jugadores de mayor peso específico y los indicados para asumir la responsabilidad y el mando del juego, no lo hicieron. Fernando apenas sí entró en acción; Mazinho bregó mucho, en ocasiones sin sentido; Viola apenas apareció pese a jugar de salida, y Mijatovic, el hombre encargado de desequilibrar, anduvo egoista y desdibujado, pese a intentar de todo, incluso el engaño al árbitro. El montenegrino abusó en exceso del juego individual, sin la lucidez de otras tardes, por lo que casi siempre sus jugadas terminaron en nada. En otras ocasiones perdía el balón y se quedaba estático, sin retroceder, o perseguir al rival. Unido a esto, volvió a intentar simular una falta tras otra, sin que Marín López le siguiese el juego.
El segundo acto volvió a mostrar que el Valencia sólo reacciona cuando se ve superado, defecto que todavía no se ha corregido. En este periodo impuso el mando y ganó metros en busca de la portería de Mora, eso sí, después de haber encajado el gol de los locales. El Valencia, tras la reacción, pudo incluso haber ganado el partido. Fernando, en un par de acciones, no acertó a remachar donde no suele falla; Mijatovic envió el balón a la cruceta antes del empate, y posteriormente Gálvez pudo ser objeto de penalty, a pesar de ser amonestado. El montenegrino, que continuó sin brillar a la altura debida, se sacó un zapatazo impresionante en el último cuarto de hora al ejecutar un golpe franco directo, que sirvió para llevar el empate al marcador, resultado que vuelve a dejar la eliminatoria pendiente del segundo asalto, en Mestalla.
Y es que el Valencia volvió a las andadas, a pesar de escarmientos ya vividos que para nada dejaron secuela por lo visto ayer. El conjunto de Aragonés volvió a necesitar sentirse herido e ir por bajo en el marcador para meterse en el partido y marchar en busca de un contrario muy flojo, pero que se le subió a las barbas por la propia inoperancia y conformismo. El primer tiempo fue como la noche, frío y desangelado. Los primeros minutos ofrecieron un Valencia que pareció mostrar la intención de asumir el mando del partido, efecto que apenas duró quince minutos. A partir de aquí, el juego se tornó insulso y con muchos errores por parte de ambos.
El Oviedo se dio cuenta que podía asustar a un Valencia teóricamente superior, y poco a poco fue haciéndose el ánimo, se estiró, y llegó a disponer de un par de buenas ocasiones de gol, mientras que el Valencia iba desapareciendo poco a poco del terreno de juego. El conjunto de Luis Aragonées volvió a mostrar su peor cara, justo cuando se esperaba ver a un buen Valencia después de la victoria en Albacete y, al mismo tiempo, sabedor de que no podía andarse con tonterías tras la experiencia sufrida ante el Mallorca.
El gran problema con el que se encontró el conjunto valencianista fue que sus jugadores de mayor peso específico y los indicados para asumir la responsabilidad y el mando del juego, no lo hicieron. Fernando apenas sí entró en acción; Mazinho bregó mucho, en ocasiones sin sentido; Viola apenas apareció pese a jugar de salida, y Mijatovic, el hombre encargado de desequilibrar, anduvo egoista y desdibujado, pese a intentar de todo, incluso el engaño al árbitro. El montenegrino abusó en exceso del juego individual, sin la lucidez de otras tardes, por lo que casi siempre sus jugadas terminaron en nada. En otras ocasiones perdía el balón y se quedaba estático, sin retroceder, o perseguir al rival. Unido a esto, volvió a intentar simular una falta tras otra, sin que Marín López le siguiese el juego.
El segundo acto volvió a mostrar que el Valencia sólo reacciona cuando se ve superado, defecto que todavía no se ha corregido. En este periodo impuso el mando y ganó metros en busca de la portería de Mora, eso sí, después de haber encajado el gol de los locales. El Valencia, tras la reacción, pudo incluso haber ganado el partido. Fernando, en un par de acciones, no acertó a remachar donde no suele falla; Mijatovic envió el balón a la cruceta antes del empate, y posteriormente Gálvez pudo ser objeto de penalty, a pesar de ser amonestado. El montenegrino, que continuó sin brillar a la altura debida, se sacó un zapatazo impresionante en el último cuarto de hora al ejecutar un golpe franco directo, que sirvió para llevar el empate al marcador, resultado que vuelve a dejar la eliminatoria pendiente del segundo asalto, en Mestalla.