Ficha de partido: 04.01.2004: Valencia CF 4 - 2 Villarreal CF

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
4 - 2
Villarreal CF
Villarreal CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Riquelme
14'
Vicente Rodríguez
34'
Belletti
35'
Coloccini
37'
Descanso
45'
Riquelme
55'
Rubén Baraja (Falta)
56'
Pablo AimarAsist: Miguel Ángel Mista
57'
VíctorAnderson
66'
Ballesteros
67'
BattagliaGuayre
69'
Miguel Ángel AnguloJorge López
69'
Javi VentaRiquelme
74'
Miguel Ángel Mista
76'
Ricardo OliveiraPablo Aimar
76'
Belletti
77'
Rubén BarajaAsist: David Albelda
78'
Miguel Ángel MistaAsist: Ricardo Oliveira
87'
Mauricio PellegrinoDavid Albelda
89'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Villarreal CF

Records vs Villarreal CF

Máximo goleador: Juan Sánchez (7 goles)
Goleador rival: Rossi (6 goles)
Mayor victoria: 7 - 0 (09.09.1954)
Mayor derrota: 1 - 4 (26.08.2000)
Más repetido: 1-0 (9 veces)

Crónica

Se lo querían comer. Una maraña de jugadores en blanco y negro, los colores de un Valencia con aroma de campeón, abrazaba al genio argentino. Aimar acababa de firmar, en un minuto mágico, la remontada de un equipo que se negó a doblar las rodillas ante un brillante rival. Sin embargo, el suyo no fue el único nombre propio de una excepcional noche de fútbol. Ni siquiera cabe considerar a Pablito como el mejor de un encuentro donde sobresalieron la raza de Baraja en los momentos difíciles, premiada con dos goles que voltearon un marcador peligrosamente adverso; la bocanada de aire fresco que aportó Vicente en unas bandas huérfanas de fútbol durante la primera mitad, o la fortaleza de un Albelda cuya fidelidad al escudo dio pie a la ovación más memorable de la temporada.

Valencia y Villarreal anticiparon la noche de reyes y agasajaron a sus aficiones con el mejor de los regalos: un partidazo que tuvo de todo, un tiempo para cada equipo, goles y polémica. Al final, los puntos se quedaron en casa, aunque para ningún contendiente habrá carbón. Desde el primer instante se comprobó que la fiesta del fútbol valenciano depararía emociones fuertes. El rigor táctico de ambos equipos, la tensión y concentración que se palpaba en cada pase, la imperturbable figura de los dos entrenadores, siempre fuera de sus banquillos... Esto iba muy en serio.

El Valencia trató de rentabilizar las virtudes que le han convertido en el bloque más compacto de la Liga, aunque en sus pronósticos no entraba la disposición del Villarreal, un cuadro preñado de calidad y con las ideas muy claras. Intencionadamente agazapados, los castellonenses enseñaron enseguida sus credenciales. Frente a la exaltación del esfuerzo colectivo que proponía Benítez, Floro planteó una guerra de guerrillas impulsada por pequeñas sociedades de excelentes peloteros. José Mari era el nexo, y su entendimiento con Riquelme y Anderson anticipaba más de un quebradero de cabeza en Mestalla. El ex de Boca no tardó en confirmar los peores augurios para la parroquia valencianista. Tras dos peligrosas aproximaciones a puerta de su equipo, impartió doctrina en un libre directo que clavó en la red. No era imparable, pero la colocación del disparo y la apatía de Cañizares propiciaron que lo terminara siendo.

El primer torpedo del submarino amarillo acertaba de lleno en el preciado casco del transatlántico blanquinegro. A partir de ese instante, se asistió a los mejores veinte minutos firmados esta temporada por un rival en Mestalla. Sin dar una patada, el Villarreal anuló todos los canales ofensivos de un Valencia también irreconocible en defensa. La fiebre amarilla ahogó a Aimar y el equipo local, empeñado en renunciar a las bandas, comenzaba a ser una sombra de sí mismo. Sin embargo, el gran pecado visitante fue despertar al gigante dormido. Una entrada criminal de Belletti sobre Aimar rompió la armonía, puso en evidencia a un árbitro que ya había demostrado andar muy justo de recursos técnicos, enervó el ambiente, enloqueció el juego y propició que los pupilos de Floro dejaran de tener el control.

Tras la reanudación, el cambio de rumbo se hizo más patente. Si a la calidad se une el coraje y la fe, el combinado resulta explosivo. El Valencia por fin se encomendó a Vicente, Aimar dejó de notar en el cogote el incómodo aliento de su marcador y pronto llegó el justo premio a un equipo empecinado en salvar su histórica racha liguera. Baraja sorprendió a Reina en un libre directo y puso el partido en la senda de la cordura. Su gol, también de libre directo, marcó el inicio de una exhibición valencianista que todavía superaría a la protagonizada en la primera parte por el Villarreal. A ello contribuyó el hecho de que, sin tiempo para las celebraciones, Aimar se anticipara a la zaga castellonense y evidenciara ser el alma del equipo con un gol de raza.

El Valencia era ya un torrente desbocado de fútbol, un equipo imparable que culminó su remontada con otro gran tanto del hombre del partido, Baraja, uno de los pocos que aguantaron el tipo cuando el Valencia se descosía ante la exhibición del Villarreal y un portento en el instante en que al rival, hundido en el marcador y con un hombre menos, le llegó la cuesta de enero. Tales eran ya las distancias anímicas entre ambos contendientes, que ni los cambios ni el genial taconazo de Víctor convertido en asistencia de gol alteraron al equipo de Benítez. El 3-2 era un accidente y Mista dejó constancia de ello con un gol que puso fin a un derbi frenético.