Ficha de partido: 03.03.2007: Valencia CF 1 - 0 Celta de Vigo

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
1 - 0
Celta de Vigo
Celta de Vigo

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Tamas
32'
Pablo García
36'
Rubén Baraja
42'
David SilvaMiguel Ángel Angulo
45'
Descanso
45'
Joaquín SánchezVicente Rodríguez
58'
Hugo VianaRubén Baraja
63'
Fernando MorientesAsist: Hugo Viana
66'
AspasGustavo López
74'
BamogoTamas
74'
NúñezNené
74'
Raúl Albiol
78'
David Albelda
79'
Santi Cañizares
80'
David Silva
89'
David Villa
92'
Final del partido
93'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Celta de Vigo

Records vs Celta de Vigo

Máximo goleador: Mundo Suárez (23 goles)
Goleador rival: Hermida (9 goles)
Mayor victoria: 7 - 0 (28.04.1946)
Mayor derrota: 1 - 5 (17.12.1950)
Más repetido: 1-1 (21 veces)

Crónica

Gol de Morientes, tres puntos. Hay Liga. Ahora, a pensar en el Inter. Con estos conceptos es con lo que hay que quedarse de lo visto anoche en Mestalla. El resto, mejor olvidarlo. El juego existió con cuentagotas, sólo cuando Silva saltó al campo. El Valencia decepcionó, el Celta más todavía acuciado por su situación. Y para no desentonar, el arbitraje, un caos. El colegiado Álvarez Izquierdo se marcó un final de partido apoteósico, inducido por uno de sus ayudantes. Señaló un fuera de juego a David Villa cuando el asturiano arrancó desde su propio campo y se dirigía en solitario hacia el portal defendido por Pinto. Increíble.

El primer tiempo dejó pronto a las claras que la noche no estaba para alegrías. El Valencia salió espeso, como frío, y a sus jugadores les costó lo suyo entrar en el partido. La sensación que transmitían era la de que en la mente tenían más al Inter que al Celta. No era eso, exactamente. Más bien se trataba de que una empanada gigantesca se había apoderado del equipo. Y eso que la alineación inicial era prometedora. Volvían Albiol, Albelda, Baraja y Vicente, y se estrenaba Del Horno. Ni por esas. ¿Demasiados cambios? Tampoco, por la sencilla razón de que todos los futbolistas recuperados son titulares indiscutibles. El problema era que, a la falta de ideas, se unió la de la velocidad. El equipo de Quique, a un ritmo cansino, telegrafiaba sus acciones y eso propiciaba, en la mayoría de oportunidades, que sus jugadores llegaran tarde.

El Celta no pasó apuro alguno en este primer acto. Bien colocado, sin perder la posición sobre el terreno de juego, los celestes se bastaban con estar atentos para abortar cualquier intento de penetración valencianista. En la medular, Pablo García y Tamas –central reconvertido a medio centro por la lesión de Oubiña–, molestaron lo suyo a Albelda y Baraja, a los que restaron inspiración. Y si el balón, a base de envíos largos, sobrepasaba al mencionado dúo, detrás aguardaban los centrales Contreras y Lequi quienes, con fuerza y anticipación, pudieron siempre con los peligrosos puntas valencianistas.

El transcurrir de los minutos dio paso al aburrimiento. Y en vista de que el Valencia no asustaba, su rival, poquito a poco, se fue estirando. Tamas fue el primero en disparar a la portería de Cañizares, desde lejos. Intentó sorprender, a pesar de que el remate no es lo suyo. Baraja trató de desplazar el balón a las bandas, buscando llegar a los dominios de Pinto. Le falta ritmo de partidos, lógico en una temporada nefasta en la que no ha podido cogerlo y, mucho menos, mantenerlo. Las lesiones lo han masacrado.

La única acción de peligro llevada a cabo por el Valencia llegó en un golpe de genio de Miguel y Angulo, minuto 24, con rebote favorable y balón a los pies del asturiano. Su remate fue muy defectuoso. El público, que empezó animando, fue decayendo en vista del pobre espectáculo. Canobbio, la “lámpara” que le trajeron a Benítez, fue a más con el paso del tiempo y se convirtió en el dueño del partido. De sus botas salió el mejor fútbol de la noche. El Valencia no despertaba y si no pasó mayores apuros fue porque Ayala y Albiol se bastaron para anular al solitario y apático Baiano. Con todo y con eso, la afición valencianista acabó por impacientarse y silbó. El descanso fue un alivio.

A falta de velocidad en el juego, Quique ordenó que funcionara la manguera en el intermedio, para que el esférico fuera más rápido, y echó mano de Silva. Fueron los dos primeros recursos de emergencia para buscar una victoria muy necesaria. Y enseguida, Joaquín. El andaluz se pegó a su banda, Silva pasó a la izquierda y, en busca de remate, Morientes y Villa. Se tocó arrebato y el Valencia empezó a llegar. Con Baraja fundido, apareció Hugo Viana. Y de un servicio del portugués nació lo que todo Mestalla estaba esperando: el gol. Eso sí, llegó porque Morientes se estiró y porfió para conectar con el cuero como sólo él sabe hacerlo.

La angustia desapareció. El partido se veía ganado, a pesar de que el Celta lanzó varias contras más que peligrosas. Canobbio y Baiano hicieron trabajar a Cañizares en lanzamientos con cierto peligro, aunque tampoco en exceso. La firmeza de la zaga valencianista se impuso siempre. Y como Joaquín animó el cotarro con un par de acciones de las que hacen daño, de las que debería prodigar con mayor continuidad, Mestalla se soltó. El corto marcador no peligraba y hasta el final se celebró la suma de tres puntos imprescindibles. Ahora, a pensar en el Inter.