Ficha de partido
Real Betis
1 - 2
Valencia CF
Equipos titulares
11
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Descanso
45'
Miguel Brito
68'
CaffaMark
70'
Miguel Ángel AnguloJavier Arizmendi
71'
Illic
72'
Jose MariEdu
74'
OdonkorFernando
74'
Fernando MorientesDavid Villa
77'
Joaquín SánchezAsist: Miguel Ángel Angulo
82'
Sobis
86'
Stephen SundayJoaquín Sánchez
86'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Betis
Records vs Real Betis
Máximo goleador: Arturo Montes (10 goles)
Goleador rival: Unamuno (6 goles)
Más partidos: Ricardo Arias (22 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (05.04.1931)
Mayor derrota: 0 - 4 (05.05.1985)
Más repetido: 2-1 (17 veces)
Crónica
Tres puntos más. El liderato ya está a tiro. Miguel, al más puro estilo máquina, ejerció como tal, se plantó frente a la portería contraria, probó fortuna y su osadía encontró premio gracias al error del meta Ricardo, que se comió la pelota. Fue la jugada que empezó a decidir un partido que se volvió loco al final y que, aunque pareció sentenciado cuando Joaquín puso el 0-2 en lo alto, obligó al Valencia a remar a contracorriente al reducir distancias Sobis. No fue bueno el choque, marcado por un asfixiante calor que se dejó notar en la actitud de los futbolistas. Sea como fuere, el Valencia se llevó la victoria –seis en siete partidos oficiales-– con rotaciones incluidas, para emerger junto a los mejores, al tiempo que hunde al Betis.
Si al descanso se llegó sin que funcionara el marcador no fue por falta de oportunidades. Las hubo y en este apartado el más perjudicado fue el Valencia, que disfrutó de hasta cuatro ocasiones clarísimas, no sólo para adelantarse en el marcador, sino incluso para haber sentenciado el partido ante un oponente limitado y temeroso que se preocupó más de que no le sorprendieran en ninguna contra que de buscar la portería de Hildebrand. A los siete minutos Silva disfrutó de la primera oportunidad, deteniendo Ricardo en dos tiempos. Cinco minutos después fue Helguera el que, con todo a favor, remató con la cabeza fuera. En el 15 repitió suerte Albiol, parando el meta local sin problemas.
Pero la ocasión más clara del partido la disfrutó Arizmendi, desperdiciando la que, tal vez, fue la mejor y más elaborada jugada hasta entonces. A punto de cumplirse la media hora de juego, el delantero madrileño se plantó solo ante Ricardo y cuando lo fácil era marcar el gol, mandó el esférico a las nubes, estropeando el buen trabajo que venía realizando. El Betis, mientras, tan solo estuvo cerca del gol en un disparo de Sobis, minuto 23, desde fuera del área, que se marchó ligeramente desviado a la derecha del portal de un Hildebrand que acompañó la trayectoria del cuero con la mirada.
Sorprendentemente, no hubo goles en un primer acto que no fue nada del otro mundo en cuanto a fútbol. La falta de otros atractivos, de espectáculo, permitió seguir con atención las evoluciones de futbolistas como Hildebrand o Manuel Fernandes, quienes estrenaron titularidad en Sevilla. En ambos casos se puede decir que les falta mucho todavía hasta llegar a estar en condiciones de lucir al nivel que se espera de ambos. Tanto al guardameta alemán como al centrocampista portugués se les notó falta de acoplamiento y de tranquilidad. Confianza, en suma. Alternaron acciones de mérito con otras en las que mostraron cierto nerviosismo, lógico en estos momentos.
Fernandes no se escondió jamás. Se ofreció siempre, apretó en la marca cuando hizo falta, buscó el desmarque y sirvió algunos balones con mucho sentido a sus compañeros. Pero necesita más tiempo, partidos y sincronización con el resto del equipo. La tarde, por otra parte, tampoco acompañaba para el esfuerzo físico. La altísima temperatura y un sol de justicia convirtieron la reciente entrada del otoño en el verano más tórrido y duro. Los futbolistas, aun sin ofrecer un gran espectáculo, esta vez se ganaron el sueldo. En las gradas todo eran palmitos, abanicos y agua. Mucha agua.
La presencia de Fernandes no impidió que Silva volviera a erigirse en el director de juego de su equipo. El joven futbolista canario no ocupó nunca la banda izquierda, que se quedó para un incansable Arizmendi. Silva se situó en el centro, por detrás de los delanteros, tratando de enganchar con ellos. En muchas fases, cuando el Betis trataba de salir, el Valencia dibujaba un 4-2-3-1, sin que nadie regateara esfuerzos si había que defender y recular algunos metros.
Pero un despiste de la zaga, a los doce minutos de la reanudación, pudo costar muy caro. El reaparecido Edu se plantó solo ante Hildebrand y la precipitación a la hora de golpear el balón salvó al Valencia. Eran los mejores minutos de los locales. Sin alardes, pero con reacción. A los de Quique les empezaba a pasar factura el bochorno sevillano y las fuerzas no sobraban. Arizmendi, negado ante el gol, se pegó una paliza espectacular ayudando a Moretti en defensa. Los suplentes calentaban para entonces en la banda, porque faltaba el aire. El Valencia ya no salía con la frecuencia del primer periodo. Y como el Betis quería pero no podía, no pasaba nada.
Hasta que un tal Miguel Brito se plantó en la frontal del área bética, remató por bajo y, con la inestimable colaboración de Ricardo, dio el partido a un Valencia que suma y sigue. El posterior tanto de un Joaquín que pidió perdón encrespó a la afición local, que sólo se olvidó de Lopera cuando Sobis hizo el 1-2. Al final se recrudeció la bronca presenciada por un Valencia victorioso.
Si al descanso se llegó sin que funcionara el marcador no fue por falta de oportunidades. Las hubo y en este apartado el más perjudicado fue el Valencia, que disfrutó de hasta cuatro ocasiones clarísimas, no sólo para adelantarse en el marcador, sino incluso para haber sentenciado el partido ante un oponente limitado y temeroso que se preocupó más de que no le sorprendieran en ninguna contra que de buscar la portería de Hildebrand. A los siete minutos Silva disfrutó de la primera oportunidad, deteniendo Ricardo en dos tiempos. Cinco minutos después fue Helguera el que, con todo a favor, remató con la cabeza fuera. En el 15 repitió suerte Albiol, parando el meta local sin problemas.
Pero la ocasión más clara del partido la disfrutó Arizmendi, desperdiciando la que, tal vez, fue la mejor y más elaborada jugada hasta entonces. A punto de cumplirse la media hora de juego, el delantero madrileño se plantó solo ante Ricardo y cuando lo fácil era marcar el gol, mandó el esférico a las nubes, estropeando el buen trabajo que venía realizando. El Betis, mientras, tan solo estuvo cerca del gol en un disparo de Sobis, minuto 23, desde fuera del área, que se marchó ligeramente desviado a la derecha del portal de un Hildebrand que acompañó la trayectoria del cuero con la mirada.
Sorprendentemente, no hubo goles en un primer acto que no fue nada del otro mundo en cuanto a fútbol. La falta de otros atractivos, de espectáculo, permitió seguir con atención las evoluciones de futbolistas como Hildebrand o Manuel Fernandes, quienes estrenaron titularidad en Sevilla. En ambos casos se puede decir que les falta mucho todavía hasta llegar a estar en condiciones de lucir al nivel que se espera de ambos. Tanto al guardameta alemán como al centrocampista portugués se les notó falta de acoplamiento y de tranquilidad. Confianza, en suma. Alternaron acciones de mérito con otras en las que mostraron cierto nerviosismo, lógico en estos momentos.
Fernandes no se escondió jamás. Se ofreció siempre, apretó en la marca cuando hizo falta, buscó el desmarque y sirvió algunos balones con mucho sentido a sus compañeros. Pero necesita más tiempo, partidos y sincronización con el resto del equipo. La tarde, por otra parte, tampoco acompañaba para el esfuerzo físico. La altísima temperatura y un sol de justicia convirtieron la reciente entrada del otoño en el verano más tórrido y duro. Los futbolistas, aun sin ofrecer un gran espectáculo, esta vez se ganaron el sueldo. En las gradas todo eran palmitos, abanicos y agua. Mucha agua.
La presencia de Fernandes no impidió que Silva volviera a erigirse en el director de juego de su equipo. El joven futbolista canario no ocupó nunca la banda izquierda, que se quedó para un incansable Arizmendi. Silva se situó en el centro, por detrás de los delanteros, tratando de enganchar con ellos. En muchas fases, cuando el Betis trataba de salir, el Valencia dibujaba un 4-2-3-1, sin que nadie regateara esfuerzos si había que defender y recular algunos metros.
Pero un despiste de la zaga, a los doce minutos de la reanudación, pudo costar muy caro. El reaparecido Edu se plantó solo ante Hildebrand y la precipitación a la hora de golpear el balón salvó al Valencia. Eran los mejores minutos de los locales. Sin alardes, pero con reacción. A los de Quique les empezaba a pasar factura el bochorno sevillano y las fuerzas no sobraban. Arizmendi, negado ante el gol, se pegó una paliza espectacular ayudando a Moretti en defensa. Los suplentes calentaban para entonces en la banda, porque faltaba el aire. El Valencia ya no salía con la frecuencia del primer periodo. Y como el Betis quería pero no podía, no pasaba nada.
Hasta que un tal Miguel Brito se plantó en la frontal del área bética, remató por bajo y, con la inestimable colaboración de Ricardo, dio el partido a un Valencia que suma y sigue. El posterior tanto de un Joaquín que pidió perdón encrespó a la afición local, que sólo se olvidó de Lopera cuando Sobis hizo el 1-2. Al final se recrudeció la bronca presenciada por un Valencia victorioso.