Ficha de partido
Valencia CF
2 - 4
Real Valladolid
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Víctor
6'
Enrique Romero
20'
Quevedo
20'
Patxi Ferreira
31'
Fernando
43'
Descanso
45'
Quevedo
48'
Pepe GálvezClaudio López
53'
Iñaki HurtadoGaizka Mendieta
56'
BenjamínVíctor
58'
Jose Ignacio Sáenz
67'
SotoJuan Carlos
68'
Fernando
69'
Pepe GálvezAsist: Valery Karpin
71'
AntíaEdu Antonio
74'
César Sánchez
80'
Xabier EskurzaGabriel Moya
83'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Valladolid
Records vs Real Valladolid
Máximo goleador: Fernando Gómez (9 goles)
Goleador rival: Morro (4 goles)
Más partidos: Vicente Seguí (21 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (22.03.1964)
Mayor derrota: 0 - 4 (30.09.1956)
Más repetido: 1-1 (14 veces)
Crónica
La doctrina que imparte Vicente Cantatore sigue causando sensación por toda España. El «profe» habla, explica, enseña y sus alumnos asimilan. La exhibición fue ayer en Valencia. En Mestalla marcaron cuatro goles y tuvieron ocasiones para haber anotado alguno más.
No hay que estudiar mucho para conocer las claves de este arrollador comienzo del Valladolid, sin duda la gran revelación de la presente temporada. Una defensa seria, con mucha disciplina, tapa las posibles entradas de los atacantes rivales, en tanto que los centrocampistas fabrican un juego de contragolpe que resulta mortífero. Los espectadores que ayer abarrotaron Mestalla no tardaron más que seis minutos en comprobarlo. Galopada de Fernando, centro medido al segundo palo y zapatazo de Víctor al fondo de las mallas. Coser y cantar. Sin haber superado el jarro de agua fría, Zubizarreta tuvo que salir del marco y correr como un jabato para evitar que el escurridizo delantero vallisoletano volviera a sorprenderle por segunda vez. Había enmudecido Mestalla cuando Romero llevó la tranquilidad a las gradas. Su remate sorprendió a César y devolvió al Valencia la garra y el ímpetu que le había sustraído el Valladolid.
La grandeza de los pupilos de Vicente Cantatore es que, además de jugar bien, son ambiciosos. Este Valladolid ni se asusta ni se arruga. El Valencia se confió en exceso, pensó que el rival podía ser presa fácil y en un abrir y cerrar de ojos se encontró con dos nuevos goles en contra en minutos de los llamados psicológicos, un poco antes del descanso (Fernando) y nada más comenzar la segunda parte (Quevedo). Luis Aragonés movió el banquillo, pero el Real Valladolid siguió tocando el balón en Mestalla, que es de lo que se trataba, y marcó un gol de bandera que fue aplaudido por la hinchada local. Al final, Gálvez acortó la distancia, pero no evitó el sonrojo.
No hay que estudiar mucho para conocer las claves de este arrollador comienzo del Valladolid, sin duda la gran revelación de la presente temporada. Una defensa seria, con mucha disciplina, tapa las posibles entradas de los atacantes rivales, en tanto que los centrocampistas fabrican un juego de contragolpe que resulta mortífero. Los espectadores que ayer abarrotaron Mestalla no tardaron más que seis minutos en comprobarlo. Galopada de Fernando, centro medido al segundo palo y zapatazo de Víctor al fondo de las mallas. Coser y cantar. Sin haber superado el jarro de agua fría, Zubizarreta tuvo que salir del marco y correr como un jabato para evitar que el escurridizo delantero vallisoletano volviera a sorprenderle por segunda vez. Había enmudecido Mestalla cuando Romero llevó la tranquilidad a las gradas. Su remate sorprendió a César y devolvió al Valencia la garra y el ímpetu que le había sustraído el Valladolid.
La grandeza de los pupilos de Vicente Cantatore es que, además de jugar bien, son ambiciosos. Este Valladolid ni se asusta ni se arruga. El Valencia se confió en exceso, pensó que el rival podía ser presa fácil y en un abrir y cerrar de ojos se encontró con dos nuevos goles en contra en minutos de los llamados psicológicos, un poco antes del descanso (Fernando) y nada más comenzar la segunda parte (Quevedo). Luis Aragonés movió el banquillo, pero el Real Valladolid siguió tocando el balón en Mestalla, que es de lo que se trataba, y marcó un gol de bandera que fue aplaudido por la hinchada local. Al final, Gálvez acortó la distancia, pero no evitó el sonrojo.