Ficha de partido
Valencia CF
1 - 1
RCD Espanyol
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Arteaga
31'
Descanso
45'
OuedecPenalty fallado
57'
Leandro Machado
67'
Gabriel MoyaAsist: Leandro Machado
70'
BenítezTorres Mestre
73'
Iñaki HurtadoJavier Farinós
73'
Pepe GálvezLeandro Machado
77'
RaducioiuOuedec
77'
Arteaga
79'
Xabier EskurzaClaudio López
79'
Luis
84'
CobosLuis
87'
Jose Ignacio Sáenz
87'
Brnovic
88'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
El Valencia no consiguió anoche mantener la victoria durante veinte minutos, que eran los que faltaban para la conclusión del partido cuando Moya supo aprovechar una excelente asistencia de Leandro para mandar el balón por encima de Raúl. Además, a renglón seguido, se produjo la expulsión de Arteaga, por lo tanto, todo estaba a favor para los hombres de Jorge Valdano, que lo intentaron hasta el último suspiro, pero, en esta ocasión, la suerte no les quiso acompañar, y máxime cuando, en el minuto 90, un centro raso al segundo palo de Gálvez no fue aprovechado por Moya, tal vez porque el balón botó mal, cuando éste sólo tenía que empujar el esférico. Eso sí, el linier había levantado la bandera, aunque siempre quedará la duda de si su gesto lo hubiera mantenido en el caso de que Moya hubiera acertado en su acción.
El juego del Valencia sigue sin gustar ni convencer, aunque ya se sabe que una victoria sirve siempre para esconder estos hechos, y anoche a un paso se estuvo de volver a repetir lo que quince días antes había sucedido ante el Rayo Vallecano. Por ocasiones de gol, el resultado no hace justicia por cuanto fueron los valencianistas los que más opciones tuvieron, tanto en el primero como en el segundo tiempo.
El Español dosificó mucho su desgaste físico y la jugada que le permitió lograr el empate vino de una internada de Benítez que terminaba de entrar, y se dejó atrás a cuantos adversarios se cruzaron en su camino. De todos modos, el partido estuvo marcado por el penalti que falló Ouedec en el minuto 57. Esta acción sirvió de revulsivo para los valencianistas, que volvieron a manifestar sus ganas de victoria pero también una serie de carencias que vienen arrastrando desde el inicio de la temporada y que la participación de Valdano en la dirección técnica no está corrigiendo.
El brasileño Leandro está demostrando una progresión constante en su juego y en su rendimiento global. Durante el tiempo que estuvo en el terreno de juego fue de lo mejor de su equipo, pues aunque no tuvo la virtud de marcar, si que poseyó la de asistir con soltura y desparpajo a sus compañeros; a este respecto fue Moya el más beneficiado.
Durante el primer tiempo, la responsabilidad y el peso del partido fue tarea que tuvo que asumir y desarrollar el equipo de Jorge Valdano. En consecuencia, las jugadas con opción de gol estuvieron de su lado, especialmente por parte de Leandro, pero no tuvieron el final feliz que hubiesen merecido. El asumir la responsabilidad en el juego no significa que los movimientos fueran buenos, más bien en ocasiones fueron pobres y limitados, lo que permitió al rival no perder la compostura sobre el terreno de juego y hasta ofrecer la sensación de encontrarse cómodo. Incluso intentó algún que otro contragolpe casi siempre por mediación de Jardín.
Al final del partido, el desencanto se volvió a apoderar de la grada. Una minoría volvió a sacar sus pañuelos, pero no se sabe muy bien hacia dónde iban dirigidos, tal vez fueran por el desencanto y la desilusión de un partido que se tenía ganado y del que sólo se suma un punto, que es muy poco a estas alturas de la competición.
El juego del Valencia sigue sin gustar ni convencer, aunque ya se sabe que una victoria sirve siempre para esconder estos hechos, y anoche a un paso se estuvo de volver a repetir lo que quince días antes había sucedido ante el Rayo Vallecano. Por ocasiones de gol, el resultado no hace justicia por cuanto fueron los valencianistas los que más opciones tuvieron, tanto en el primero como en el segundo tiempo.
El Español dosificó mucho su desgaste físico y la jugada que le permitió lograr el empate vino de una internada de Benítez que terminaba de entrar, y se dejó atrás a cuantos adversarios se cruzaron en su camino. De todos modos, el partido estuvo marcado por el penalti que falló Ouedec en el minuto 57. Esta acción sirvió de revulsivo para los valencianistas, que volvieron a manifestar sus ganas de victoria pero también una serie de carencias que vienen arrastrando desde el inicio de la temporada y que la participación de Valdano en la dirección técnica no está corrigiendo.
El brasileño Leandro está demostrando una progresión constante en su juego y en su rendimiento global. Durante el tiempo que estuvo en el terreno de juego fue de lo mejor de su equipo, pues aunque no tuvo la virtud de marcar, si que poseyó la de asistir con soltura y desparpajo a sus compañeros; a este respecto fue Moya el más beneficiado.
Durante el primer tiempo, la responsabilidad y el peso del partido fue tarea que tuvo que asumir y desarrollar el equipo de Jorge Valdano. En consecuencia, las jugadas con opción de gol estuvieron de su lado, especialmente por parte de Leandro, pero no tuvieron el final feliz que hubiesen merecido. El asumir la responsabilidad en el juego no significa que los movimientos fueran buenos, más bien en ocasiones fueron pobres y limitados, lo que permitió al rival no perder la compostura sobre el terreno de juego y hasta ofrecer la sensación de encontrarse cómodo. Incluso intentó algún que otro contragolpe casi siempre por mediación de Jardín.
Al final del partido, el desencanto se volvió a apoderar de la grada. Una minoría volvió a sacar sus pañuelos, pero no se sabe muy bien hacia dónde iban dirigidos, tal vez fueran por el desencanto y la desilusión de un partido que se tenía ganado y del que sólo se suma un punto, que es muy poco a estas alturas de la competición.