Ficha de partido: 30.08.2004: Valencia CF 2 - 1 Villarreal CF

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
2 - 1
Villarreal CF
Villarreal CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
David Albelda
18'
Carlos MarchenaAsist: Vicente Rodríguez
26'
Quique Álvarez
38'
Rubén BarajaAsist: Vicente Rodríguez
38'
Descanso
45'
Carlos Marchena
56'
Héctor FontCazorla
62'
Pablo AimarMarco Di Vaio
68'
Armando Sá
70'
Momo SissokoFrancisco Rufete
73'
BattagliaJosico
77'
Forlán
78'
Xisco MuñozVicente Rodríguez
79'
Xisco NadalAnderson
84'
Battaglia
93'
Final del partido
94'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Villarreal CF

Records vs Villarreal CF

Máximo goleador: Juan Sánchez (7 goles)
Goleador rival: Rossi (6 goles)
Mayor victoria: 7 - 0 (09.09.1954)
Mayor derrota: 1 - 4 (26.08.2000)
Más repetido: 1-0 (9 veces)

Crónica

Un triunfo agónico. El Valencia ganó el derbi pero no convenció. Fue de más a menos. Realizó una buena primera parte, dejó prácticamente sentenciado el partido con dos espléndidos goles y después se dedicó a vivir de rentas. Pero enfrente tenía al Villarreal, mucho más en forma en este inicio de competición. Los de Pellegrini acortaron distancias y no se llevaron el empate por dios sabe qué.

A los dos goles a balón parado que consiguió el Valencia, el Villarreal respondió con un tanto y dos balonazos que se estrellaron en los postes. Riquelme fue el protagonista de los lanzamientos y, además, vio cómo Cañizares le atajaba otros disparos que había ejecutado, buscando la colocación del esférico. En el Valencia brilló el bloque del primer tiempo pero decepcionó sobremanera el del segundo. Los supercampeones de Europa formaron inicialmente con el mismo equipo que consiguió el título en Mónaco, con la permuta obligada de Mista por el internacional italiano Corradi. El equipo, base de la temporada pasada, juega de memoria y no tuvo mayor dificultad para superar al cuadro de El Madrigal. Tras unos momentos de tanteo, hubo dos buenas intervenciones de Cañizares porque el rival enseñó los dientes ya que, de inmediato, llegó el gol con Vicente como lanzador y Marchena como protagonista de un testarazo que colocó el balón en la red.

El Valencia jugaba con las líneas muy juntas, como hizo en Mónaco, y no permitía maniobrar con comodidad al Villarreal. Los dos volantes exteriores, Rufete y Vicente, cerraban por momentos y ello permitía las incorporaciones de Curro y Carboni, dando muestras de un mayor equilibrio y de saber cuál era su cometido. En este periodo, las intervenciones de Vicente se sucedieron por el ala izquierda. Además, el de Benicalap se convirtió en protagonista porque volvió a ser el asistente del nuevo gol que materializó Baraja. Los dos tantos en jugadas de estrategia, en ambos casos con remates de cabeza, que señalan la falta de atención del equipo de Pellegrini y la eficacia de los de Ranieri. Vicente acaricia el balón y lo pone en bandeja para que sus compañeros saquen el estoque.

En el tramo final del primer tiempo hubo una espectacular combinación que mereció el premio grande pero al final quedó en fuera de juego de Di Vaio. La defensa cortó un avance del Villarreal y se produjeron “olés” en las gradas por los espectaculares pases de Carboni y Marchena, éste a Mista, el de Caravaca a Baraja y finalmente un lanzamiento en largo hacia el italiano que Ramírez Domínguez sancionó por considerar que estaba en posición antirreglamentaria. En cuatro toques, el Valencia había roto totalmente a un Villarreal que sólo dio muestras de fortaleza en una jugada a balón parado que, a tres minutos del final, puso el alma de los valencianistas en un puño. Riquelme ejecutó el lanzamiento y el balón se estrelló en el travesaño. El Valencia se fue al descanso con una renta considerable que parecía, por el juego desarrollado, que iba a ser definitiva. Fue un equipo superior ante un conjunto que acusó mucho más las bajas que los de Ranieri. Las ausencias de Corradi y de Fiore (amén de los olímpicos y lesionados) fueron menos significativas que las de Arruabarrena, Guayre, Roger y José Mari. El Valencia había llegado con lo justo, Ranieri no tenía más que los 18 que entran en la convocatoria pero presentó un equipo que dijo a las claras que era superior al Villarreal.

Tras el descanso, pareció que se estaba viendo otro partido. Ese espíritu del Valencia, efectivo con las líneas juntas, que presiona y que no deja vivir al rival, se quedó en el vestuario. Fue un Valencia muy diferente que parecía haber perdido las ideas y no encontraba el rumbo. Un equipo conservador que quería vivir de rentas. Román Riquelme volvió a poner a Cañizares a prueba en la reanudación con un sensacional disparo que el meta internacional acertó a detener. Era un nuevo aviso del futbolista argentino que tuvo una noche aciaga en lo que a efectividad se refiere, porque después de que el debutante Forlán acortara distancias, dispuso de un nuevo lanzamiento y esta vez estrelló el balón en el poste izquierdo del portal defendido por Cañizares.

El público empezaba a impacientarse a pasarlo mal. Se temía por el resultado, sobre todo cuando Riquelme dio otra vez en el poste. Mestalla exclamó en un ¡ay! y la angustia era palpable. El Valencia acabó pidiendo la hora. Descompuesto, sus jugadores se limitaban a despejar al buen tuntún. Patadón para alejar el esférico de la forma que fuera. Ni las incorporaciones de Aimar, Sissoko y Xisco dieron resultado. Al Cai apenas se le vio. Pareció ajeno al partido. Había entrado en el momento más delicado aunque delicada fue toda la segunda parte, porque entonces fue cuando el Valencia ofreció su peor cara. La imagen que los aficionados no quieren ver y que desesperó a Ranieri en el banquillo, que debió quedarse sin voz, tratando de poner orden.

El contraste que ofreció el Valencia entre un tiempo y otro fue abismal y eso parece que estaba en función de la forma física. El equipo fue perdiendo fuelle ante un Villarreal que, entonado por su participación en la Copa Intertoto estuvo a punto de dar un disgusto. Ranieri lo había advertido. El cansancio podía pasar factura a sus hombres y quedó claro que el entrenador italiano sabe de esto. En la víspera del encuentro elogió al equipo de Pellegrini, puso en alza la calidad de las individualidades que tiene pero aseguró que su mayor temor era que el rival llegaba descansado y el Valencia hacía sólo dos días que había disputado la final de la Supercopa europea. Eso, y que en el global de los últimos nueve días, el equipo ha tenido que jugar cuatro partidos. Eso a veces pasa factura.