Ficha de partido
Real Sociedad
1 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Roberto Ayala
12'
Rubén Baraja
23'
Xabi Alonso
33'
Anthony ReveillereAsist: Vicente Rodríguez
35'
Santi Cañizares
40'
Descanso
45'
Roberto Ayala
60'
Gonzalo De los SantosPablo Aimar
62'
Juan SánchezJohn Carew
75'
GabilondoDe Pedro
76'
Mikel AlonsoAranburu
80'
KhokhlovNihat
85'
Miroslav DjukicVicente Rodríguez
85'
David Albelda
86'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Sociedad
Records vs Real Sociedad
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Satrústegui (10 goles)
Más partidos: Vicente Seguí (24 partidos)
Mayor victoria: 7 - 0 (15.09.1940)
Mayor derrota: 0 - 7 (06.05.1928)
Más repetido: 0-1 (20 veces)
Crónica
El Valencia volvió a responder en otro momento muy delicado para el equipo y cuando casi nadie daba nada por él. Por un lado, la plantilla de Benítez se encontraba sumida en una plaga de lesiones y, por otro, había que visitar con lo puesto al líder del campeonato que, amparado por más de 32.000 almas y sabiendo que el Madrid no pudo ganar, salió a por todas en un partido muy duro y de muchísimo desgaste. No era el compromiso adecuado como para juzgar el juego del Valencia. Cierto que fue pobre y que centró todo su esfuerzo en achicar balones y espacios, pero por las circunstancias cabe destacarse por encima de todo la actitud de un equipo que tuvo que jugar, además, media hora en inferioridad numérica por la expulsión de Ayala.
Desde el primer instante el Valencia cedió el balón a la Real y, al mismo tiempo, el mando del partido, consciente tal vez de que si hacía bien las cosas y con orden se podía aspirar a lograr el punto conseguido, que es muy bueno. Si a esto añadimos que tras el gol local se dio la réplica adecuada, hay que reconocer que este Valencia no ha dado nada por perdido y obliga a mantener la confianza en él. La primera parte, en especial los veinte minutos iniciales, fueron de un auténtico suplicio para el conjunto valencianista. La Real Sociedad, empujada por un público impresionante, se lanzó a un ataque desesperado sobre el área visitante y llevó bastante peligro a la portería de Santiago Cañizares.
El dispositivo montado por Benítez generó algunas dudas de salida, y unido a que los hombres de la medular no conseguían tener el balón en su poder, hizo que el Valencia lo pasara bastante mal. Le fue salvando el hecho de que los delan teros realistas no estuvieron acertados en los metros finales. David Navarro fue finalmente el que ocupó el lateral derecho, sin duda para tratar de que Ayala fuera el complemento que iba a necesitar Marchena en el centro para, entre ambos, frenar a los goleadores Nihat y Kovacevic. La medida fue acertada. El mando en el juego fue siempre de una Real que no dio tregua. Sus jugadores iban como auténticos aviones sin rehusar en ningún momento el choque ni el contacto con algunas entradas realmente duras. El Valencia no anduvo lo centrado que tocaba y eso hizo que no tuviera apenas posesión del esférico, especialmente en el centro del campo, donde Baraja era el único que intentaba conseguirlo, pero se mostró tan irregular como hasta ahora, alternando buenas acciones con faltas, imprecisiones y desplazamientos excesivamente acelerados que no condujeron a nada.
Previo al gol, Cañizares salvó el tanto al despejar a córner un disparo endiablado de Nihat. Esfuerzo baldío ante la falta de entendi miento de sus compañeros de defensa, que tras el saque de esquina dejaron rematar a placer a Xabi Alonso para poner por delante a su equipo. Sin embargo, el Valencia tuvo la fortuna, nunca mejor dicho, de encontrar el empate de inmediato en un disparo de Reveillere, que tal vez se marchaba fuera y que al golpear en Jáuregui llegó a la red. Tras el descanso la presión realista fue en aumento. El Valencia tuvo, además, la mala fortuna de que cuando empezaba a estirarse en ataque se encontró con la injusta expulsión de Ayala y eso terminó por cortarle las alas.
El conjunto de Benítez pasó por un par de sustos importantes que, para el rival, significaron generar impotencia y desesperación, que fue en aumento a medida que transcurrió el tiempo. A modo de resumen vale lo dicho con anterioridad. La actitud del Valencia en Anoeta fue digna del mayor elogio porque sus jugadores, con mayor o menor calidad, se entregaron y dieron la cara, convirtiéndose en hombres por encima de los nombres.
Desde el primer instante el Valencia cedió el balón a la Real y, al mismo tiempo, el mando del partido, consciente tal vez de que si hacía bien las cosas y con orden se podía aspirar a lograr el punto conseguido, que es muy bueno. Si a esto añadimos que tras el gol local se dio la réplica adecuada, hay que reconocer que este Valencia no ha dado nada por perdido y obliga a mantener la confianza en él. La primera parte, en especial los veinte minutos iniciales, fueron de un auténtico suplicio para el conjunto valencianista. La Real Sociedad, empujada por un público impresionante, se lanzó a un ataque desesperado sobre el área visitante y llevó bastante peligro a la portería de Santiago Cañizares.
El dispositivo montado por Benítez generó algunas dudas de salida, y unido a que los hombres de la medular no conseguían tener el balón en su poder, hizo que el Valencia lo pasara bastante mal. Le fue salvando el hecho de que los delan teros realistas no estuvieron acertados en los metros finales. David Navarro fue finalmente el que ocupó el lateral derecho, sin duda para tratar de que Ayala fuera el complemento que iba a necesitar Marchena en el centro para, entre ambos, frenar a los goleadores Nihat y Kovacevic. La medida fue acertada. El mando en el juego fue siempre de una Real que no dio tregua. Sus jugadores iban como auténticos aviones sin rehusar en ningún momento el choque ni el contacto con algunas entradas realmente duras. El Valencia no anduvo lo centrado que tocaba y eso hizo que no tuviera apenas posesión del esférico, especialmente en el centro del campo, donde Baraja era el único que intentaba conseguirlo, pero se mostró tan irregular como hasta ahora, alternando buenas acciones con faltas, imprecisiones y desplazamientos excesivamente acelerados que no condujeron a nada.
Previo al gol, Cañizares salvó el tanto al despejar a córner un disparo endiablado de Nihat. Esfuerzo baldío ante la falta de entendi miento de sus compañeros de defensa, que tras el saque de esquina dejaron rematar a placer a Xabi Alonso para poner por delante a su equipo. Sin embargo, el Valencia tuvo la fortuna, nunca mejor dicho, de encontrar el empate de inmediato en un disparo de Reveillere, que tal vez se marchaba fuera y que al golpear en Jáuregui llegó a la red. Tras el descanso la presión realista fue en aumento. El Valencia tuvo, además, la mala fortuna de que cuando empezaba a estirarse en ataque se encontró con la injusta expulsión de Ayala y eso terminó por cortarle las alas.
El conjunto de Benítez pasó por un par de sustos importantes que, para el rival, significaron generar impotencia y desesperación, que fue en aumento a medida que transcurrió el tiempo. A modo de resumen vale lo dicho con anterioridad. La actitud del Valencia en Anoeta fue digna del mayor elogio porque sus jugadores, con mayor o menor calidad, se entregaron y dieron la cara, convirtiéndose en hombres por encima de los nombres.