Ficha de partido
Spartak Moscú
0 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
8
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Sochnov
41'
Descanso
45'
Ángel Castellanos
67'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Spartak Moscú
Records vs Spartak Moscú
Máximo goleador: Juan Sánchez (3 goles)
Goleador rival: Rodinov (2 goles)
Más partidos: Kurt Welzl (2 partidos)
Mayor victoria: 3 - 0 (25.09.2002)
Mayor derrota: 1 - 5 (05.08.1987)
Más repetido: 3-0 (2 veces)
Crónica
El partido se jugó en el Estadio Lenin de Tbilisi, buscando una climatología más benigna que la de Moscú. Aún así, el termómetro registraba cero grados. Terreno muy blando y pesado, cielo amenazando lluvia y 40.000 personas en los graderíos. Arbitró el partido el colegiado suizo Bruno Galler. Discreto. Permitió ciertos brotes de dureza en el juego de los soviéticos y amonestando con tarjeta amarilla a Sochnov y Castellanos. La tarjeta al jugador valenciano puede dejarle sin jugar el partido de vuelta, ya que creemos es la segunda que ha visto en esta competición.
El Valencia volvió a dar la de cal. Ese equipo que está mostrándose dubitativo, indeciso, inseguro en la Liga española, sacó de nuevo el excelente talante europeo que viene distinguiéndole desde que la Copa de la UEFA se puso en marcha. Efectivamente, la trayectoria del cuadro valenciano en este torneo continental difiere como la noche del día de su marcha en el Campeonato de Liga. Cinco partidos jugados y sin conocer la derrota. Manchester United y Banik Ostrava, KO. Y ahora, en el Estadio Lenín de Tblissi, el Valencia consiguió atar corto a las principales figuras del conjunto soviético y forjar así un esperanzador empate de cara al partido de vuelta, a disputar el próximo día 8 de diciembre en la capital levantina.
El partido, en sí, resultó muy bueno, de un alto nivel, por la calidad desplegada por los dos bandos y la intensidad del juego, emocionante, sin concesiones y buscando el gol ante los respectivos marcos. Dentro de la excelente tónica mostrada, la primera parte se llevó la palma, con un Valencia dominador, saliendo bien al contraataque y obligando al Spartak de Moscú a ir cediendo el terreno que había ganado en los primeros compases del partido. El cuadro que dirige Miljan Miljanic se fue al descanso con un buen resultado, como era el empate sin goles, obviamente, pero también con la sensación de que algo se le había escapado de las manos pues de sus jugadores nacieron las mejores ocasiones para el gol, especialmente en un soberbio disparo de Daniel Solsona que obligó a una no menos soberbia parada del guardameta internacional, Renat Dasaev.
Mereció el Valencia desnivelar la balanza de su lado, por el mejor fútbol realizado y las oportunidades creadas para batir el marco adversario. Sin embargo, también hay que aquilatar el poderío del bloque defensivo soviético, que inteligentemente supo cerrar líneas al comprobar cómo el Valencia se erigía en dominador de la situapión, respaldando a su excelente meta, Dasaev, y logrando que todo quedara en el aire al término de los primeros 45 minutos.
Tras el descanso varió bastante el decorado. Si circunstancialmente el Spartak tuvo que cerrar líneas durante una fase del período anterior, la eliminatoria no podía encauzarla el conjunto moscovita bajo las mismas coordenadas. Tenía que recuperar el mando del partido y, así, los hombres que dirige Constantin Beskov se lanzaron a un desenfrenado ataque, creando constantemente ocasiones de gol ante la meta del Valencia. Pero ahí volvió asurgir la figura de ese guardameta que se ha ganado merecidamente la tituloridad entre las maderas del conjunto blanco, pues Bermell fue en esta fase un coloso, un auténtico héroe ante el que se estrellaron los continuados intentos del Spartak por lograr un gol.
A la vista de lo expuesto, cabe considerar como justo el empate, pues ninguno de los dos cuadros mereció la derrota estableciendo tablas en la mayoría de factores que rodearon al juego, como el buen fútbol realizado, el despliegue de fuerzas y derroche de energías y la contundencia de las líneas de retaguardia, basadas en la soberbia actuación de los dos guardametas, Bermell y Dasaev, verdaderos artífices de que el gol no apareciera en la fría tarde de Tbilisi.
Evidentemente, las espadas siguen en alto. Nada hay decidido y aunque la eliminatoria tiende ahora hacia el lado español, también hay que considerar que en el Estadio Luis Casanova pueden invertirse los papeles.
El Valencia volvió a dar la de cal. Ese equipo que está mostrándose dubitativo, indeciso, inseguro en la Liga española, sacó de nuevo el excelente talante europeo que viene distinguiéndole desde que la Copa de la UEFA se puso en marcha. Efectivamente, la trayectoria del cuadro valenciano en este torneo continental difiere como la noche del día de su marcha en el Campeonato de Liga. Cinco partidos jugados y sin conocer la derrota. Manchester United y Banik Ostrava, KO. Y ahora, en el Estadio Lenín de Tblissi, el Valencia consiguió atar corto a las principales figuras del conjunto soviético y forjar así un esperanzador empate de cara al partido de vuelta, a disputar el próximo día 8 de diciembre en la capital levantina.
El partido, en sí, resultó muy bueno, de un alto nivel, por la calidad desplegada por los dos bandos y la intensidad del juego, emocionante, sin concesiones y buscando el gol ante los respectivos marcos. Dentro de la excelente tónica mostrada, la primera parte se llevó la palma, con un Valencia dominador, saliendo bien al contraataque y obligando al Spartak de Moscú a ir cediendo el terreno que había ganado en los primeros compases del partido. El cuadro que dirige Miljan Miljanic se fue al descanso con un buen resultado, como era el empate sin goles, obviamente, pero también con la sensación de que algo se le había escapado de las manos pues de sus jugadores nacieron las mejores ocasiones para el gol, especialmente en un soberbio disparo de Daniel Solsona que obligó a una no menos soberbia parada del guardameta internacional, Renat Dasaev.
Mereció el Valencia desnivelar la balanza de su lado, por el mejor fútbol realizado y las oportunidades creadas para batir el marco adversario. Sin embargo, también hay que aquilatar el poderío del bloque defensivo soviético, que inteligentemente supo cerrar líneas al comprobar cómo el Valencia se erigía en dominador de la situapión, respaldando a su excelente meta, Dasaev, y logrando que todo quedara en el aire al término de los primeros 45 minutos.
Tras el descanso varió bastante el decorado. Si circunstancialmente el Spartak tuvo que cerrar líneas durante una fase del período anterior, la eliminatoria no podía encauzarla el conjunto moscovita bajo las mismas coordenadas. Tenía que recuperar el mando del partido y, así, los hombres que dirige Constantin Beskov se lanzaron a un desenfrenado ataque, creando constantemente ocasiones de gol ante la meta del Valencia. Pero ahí volvió asurgir la figura de ese guardameta que se ha ganado merecidamente la tituloridad entre las maderas del conjunto blanco, pues Bermell fue en esta fase un coloso, un auténtico héroe ante el que se estrellaron los continuados intentos del Spartak por lograr un gol.
A la vista de lo expuesto, cabe considerar como justo el empate, pues ninguno de los dos cuadros mereció la derrota estableciendo tablas en la mayoría de factores que rodearon al juego, como el buen fútbol realizado, el despliegue de fuerzas y derroche de energías y la contundencia de las líneas de retaguardia, basadas en la soberbia actuación de los dos guardametas, Bermell y Dasaev, verdaderos artífices de que el gol no apareciera en la fría tarde de Tbilisi.
Evidentemente, las espadas siguen en alto. Nada hay decidido y aunque la eliminatoria tiende ahora hacia el lado español, también hay que considerar que en el Estadio Luis Casanova pueden invertirse los papeles.