El Alavés cumplió su objetivo en Mestalla. Maniató al Valencia y sumó un punto que provocó los primeros silbidos contra el Rafa Benítez.

La primera parte fue muy trabada. La capacidad del Valencia no iba más allá de impedir que el rival le creara peligro, ya que a la hora de crear juego ofensivo nunca aparecían las ideas. Los jugadores locales casi siempre estaban bien marcados y el juego local se limitaba al envío de balones largos hacia el único delantero, Carew, que se mostró absolutamente inoperante.

Quedaba como único recurso el acierto individual de Aimar, pero casi nunca logró que sus regates en el centro del campo dieran paso a jugadas de peligro. La movilidad de los jugadores del Alavés, especialmente la de Wistchge y Astudillo, propició que el Valencia tuviera poca posesión de balón y que el primer tiempo se resolviera con una sola acción de peligro: un remate de cabeza de Ayala al larguero (m. 39), tras una jugada a balón parado.

A medida que avanzaba el encuentro hacia su conclusión, el Alavés se mostró mas defensivo. Primero entró Iván Alonso, pero cuando lo hizo Karmona a un cuarto de hora del final, Mané echó el cerrojo. El Valencia ya se había decidido a jugar con dos delanteros al saltar Sánchez al terreno de juego. Un cabezazo de Carew al poste (m. 83) pudo haber dado la victoria al Valencia, que en los últimos minutos quiso recuperar el tiempo perdido, pero que vio como el Alavés conseguía un punto con justicia.