Ficha de partido
Fenerbahçe SK
1 - 2
Valencia CF
Equipos titulares
10
11
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Alex
23'
Rubén Baraja
27'
Raúl Albiol
36'
Aarón ÑíguezMiguel Ángel Angulo
45'
AciogluArat
45'
AdinMehmet
45'
DenizMarco Aurelio
45'
Descanso
45'
Jaime GavilánPablo Hernández
45'
Juan Luis MoraLudovic Butelle
45'
Mario RegueiroVicente Rodríguez
45'
Nacho InsaMiguel Ángel Mista
45'
ZenginBalci
45'
Curro Torres
70'
Mario Regueiro
70'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Fenerbahçe SK
Records vs Fenerbahçe SK
Máximo goleador: Rubén Baraja (1 goles)
Goleador rival: Lefter Küçükandonyadis (2 goles)
Más partidos: Emiliano Moretti (1 partidos)
Mayor victoria: 2 - 1 (20.07.2006)
Mayor derrota: 0 - 1 (30.08.1962)
Más repetido: 2-1 (1 veces)
Crónica
El Valencia ofreció ayer una buena imagen ante el Fenerbahce, un posible rival en la fase previa de la Liga de Campeones, y recurrió a sus virtudes de la pasada temporada, solidez en defensa y velocidad de ejecución en las acciones de ataque, para volver a darle la vuelta a un partido en el que Baraja asumió la responsabilidad de activar al equipo y lanzarlo hacia la victoria con la colaboración de Regueiro.
En su primer test serio de la pretemporada, el equipo turco también está en la pomada por alcanzar la fase por grupos de la Champions, el Valencia invitó al optimismo. El equipo de Quique volvió a ir de menos a más y, salvo un par de fallos en defensa y ciertas lagunas en la elaboración de su fútbol estático, el once cumplió con creces en estos días de rodaje.
Quique quiso poner a prueba todo lo ensayado durante los entrenamientos de estos días. El técnico insistió a sus jugadores en la presión sobre el rival, haciendo especial hincapié en la salida del balón, por lo que el equipo se estiró un paso hacia arriba con respecto a lo que era norma habitual. En este sentido, es cierto que el Valencia ha crecido. Pero para que la mejora se pueda traducir en algo más provechoso, hay dos aspectos en los que Quique debe incidir durante las próximas semanas para afrontar con garantías la fase previa de la Champions.
Por una parte, el Valencia tiene que cerrar su portería. Ayer, con la línea de cuatro con la que afrontará el primer encuentro oficial de la temporada, hubo un par de desajustes que hay que corregir. Porque ante rivales de entidad, o con jugadores de depurada técnica individual como ayer fue Alex, cuestan un gol en contra. El brasileño, uno de esos futbolistas poco participativos pero que cuando aparecen no pasan inadvertidos, se bastó de un par de movimientos de cintura para hacer trizas a la retaguardia y marcar el 1-0-
El segundo aspecto en el que el Valencia tiene que crecer es en la elaboración de su fútbol. En el aspecto organizativo, al equipo le cuesta asumir la responsabilidad desde lo estático, y sólo se intuye el peligro cuando se exprime la velocidad de sus futbolistas a la contra. Es en la creación cuando aparecen los problemas.
Ayer, sin embargo, la mejor noticia fue la confirmación de que el Valencia ha recuperado a un futbolista espectacular: Rubén Baraja. El capitán está enganchado. Se le ve con ganas, y eso que Edu iba a salir de inicio. Cuando el «Pipo» se muestra, siempre hay sensación de que algo puede pasar. Si Baraja se mueve, y activa al colectivo con un par de precisos balones en largo, la cosa marcha. Si además se anima al ataque con jerarquía, como ayer hizo para contestar el gol de Alex, es capaz de lanzar un zapatazo imparable e igualar un partido.
Fue la movilidad de sus futbolistas de ataque, sobre todo con la entrada de Regueiro en la punta del ataque para acompañar a Angulo, así como Vicente por la derecha -a pierna cambiada, una solución ante la falta de un interior de garantías- además de la aportación de Gavilán por la izquierda, cuando el Valencia comenzó a cotizar al alza en el partido.
En esta segunda mitad, se trató de corregir esas lagunas en defensa, Quique mantuvo la linea para darle la consistencia necesaria al once, y el Valencia comenzó a crecer por momentos. Baraja continuó dándole sentido al juego, asumió el mando en el centro del campo, y el dinamismo que aporta Regueiro le llevó hasta marcar eso gol que se le negó la pasada temporada. El uruguayo, que está en venta y al que el club ha tasado en 6 millones de euros, justificó que es un futbolista que vale de sobra ese precio cuando sentenció el partido con un trallazo que se coló por toda la escuadra y que enmudeció a la numerosa parroquia turca que ayer se dio cita en Holanda. Porque desde ese momento, hasta que el árbitro pitó el final del choque por invasión del campo por parte de la hinchada otomana a falta de tres minutos para la conclusión del mismo, el carrusel de cambios y las continuas paradas del juego acabaron con el fútbol.
En su primer test serio de la pretemporada, el equipo turco también está en la pomada por alcanzar la fase por grupos de la Champions, el Valencia invitó al optimismo. El equipo de Quique volvió a ir de menos a más y, salvo un par de fallos en defensa y ciertas lagunas en la elaboración de su fútbol estático, el once cumplió con creces en estos días de rodaje.
Quique quiso poner a prueba todo lo ensayado durante los entrenamientos de estos días. El técnico insistió a sus jugadores en la presión sobre el rival, haciendo especial hincapié en la salida del balón, por lo que el equipo se estiró un paso hacia arriba con respecto a lo que era norma habitual. En este sentido, es cierto que el Valencia ha crecido. Pero para que la mejora se pueda traducir en algo más provechoso, hay dos aspectos en los que Quique debe incidir durante las próximas semanas para afrontar con garantías la fase previa de la Champions.
Por una parte, el Valencia tiene que cerrar su portería. Ayer, con la línea de cuatro con la que afrontará el primer encuentro oficial de la temporada, hubo un par de desajustes que hay que corregir. Porque ante rivales de entidad, o con jugadores de depurada técnica individual como ayer fue Alex, cuestan un gol en contra. El brasileño, uno de esos futbolistas poco participativos pero que cuando aparecen no pasan inadvertidos, se bastó de un par de movimientos de cintura para hacer trizas a la retaguardia y marcar el 1-0-
El segundo aspecto en el que el Valencia tiene que crecer es en la elaboración de su fútbol. En el aspecto organizativo, al equipo le cuesta asumir la responsabilidad desde lo estático, y sólo se intuye el peligro cuando se exprime la velocidad de sus futbolistas a la contra. Es en la creación cuando aparecen los problemas.
Ayer, sin embargo, la mejor noticia fue la confirmación de que el Valencia ha recuperado a un futbolista espectacular: Rubén Baraja. El capitán está enganchado. Se le ve con ganas, y eso que Edu iba a salir de inicio. Cuando el «Pipo» se muestra, siempre hay sensación de que algo puede pasar. Si Baraja se mueve, y activa al colectivo con un par de precisos balones en largo, la cosa marcha. Si además se anima al ataque con jerarquía, como ayer hizo para contestar el gol de Alex, es capaz de lanzar un zapatazo imparable e igualar un partido.
Fue la movilidad de sus futbolistas de ataque, sobre todo con la entrada de Regueiro en la punta del ataque para acompañar a Angulo, así como Vicente por la derecha -a pierna cambiada, una solución ante la falta de un interior de garantías- además de la aportación de Gavilán por la izquierda, cuando el Valencia comenzó a cotizar al alza en el partido.
En esta segunda mitad, se trató de corregir esas lagunas en defensa, Quique mantuvo la linea para darle la consistencia necesaria al once, y el Valencia comenzó a crecer por momentos. Baraja continuó dándole sentido al juego, asumió el mando en el centro del campo, y el dinamismo que aporta Regueiro le llevó hasta marcar eso gol que se le negó la pasada temporada. El uruguayo, que está en venta y al que el club ha tasado en 6 millones de euros, justificó que es un futbolista que vale de sobra ese precio cuando sentenció el partido con un trallazo que se coló por toda la escuadra y que enmudeció a la numerosa parroquia turca que ayer se dio cita en Holanda. Porque desde ese momento, hasta que el árbitro pitó el final del choque por invasión del campo por parte de la hinchada otomana a falta de tres minutos para la conclusión del mismo, el carrusel de cambios y las continuas paradas del juego acabaron con el fútbol.