Ficha de partido
Valencia CF
1 - 2
Sevilla FC
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Antonio López
39'
Carlos Marchena
39'
Descanso
45'
Esteban
45'
Fernando SalesAntonio López
46'
Marco Di Vaio
46'
Aitor Ocio
59'
Rubén Baraja
59'
Baptista
65'
Pablo AimarMiguel Ángel Angulo
67'
Rubén Baraja
68'
Aranda
69'
JordiRenato
69'
David AlbeldaMarco Di Vaio
71'
Daniel Alves
76'
Santi Cañizares
76'
Baptista
78'
Aranda
81'
Martí
83'
Xisco MuñozEmiliano Moretti
84'
PabloAranda
86'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Sevilla FC
Records vs Sevilla FC
Máximo goleador: Mundo Suárez (28 goles)
Goleador rival: Campanal (21 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (31 partidos)
Mayor victoria: 8 - 0 (17.10.1943)
Mayor derrota: 3 - 10 (13.10.1940)
Más repetido: 2-0 (27 veces)
Crónica
El Valencia perdió el cuerpo a cuerpo de ayer ante el Sevilla. En un partido áspero, trabado y muy físico, marcado por la polémica de hasta tres expulsiones, el equipo de Claudio Ranieri se estrelló ante un rival muy organizado que siempre estuvo dispuesto a la pelea. El Valencia nunca encontró la fórmula para atacar al Sevilla, y cayó en la trampa de un equipo que dará guerra en la Liga.
El Valencia jugó al fútbol que más le gusta al rival, que afronta cada partido como al límite de lo permitido, y lo pagó caro. Se desquició. Ni pudo cocinar la jugada porque Baraja estaba maniatado, ni la supo concretar cuando tuvo la ocasión, porque ni Corradi ni Di Vaio estuvieron acertados en el área. Es cierto que el Sevilla es un equipo incómodo y que presiona con intensidad al rival, pero ayer fue el Valencia el que perdió el partido por errores y carencias propias. La más evidente, que las bandas siempre estuvieron inutilizadas. Con Angulo -a pie cambiado- y Fiore, ninguno de los dos está cómodo pegado a la cal y ambos tienen querencia a caer hacia el centro, nunca se pudo llegar arriba con peligro.
Por ello, con las dificultades que tenía Baraja para organizar el juego, la falta de desborde por las bandas, y una delantera que no estaba fina, el Valencia recurrió al fútbol directo. Tuvo que ser Pellegrino -al que todavía le falta un punto debido a la inactividad-, el que lanzó hacia arriba al equipo. Los balones aéreos siempre fueron una bendición para Javi Navarro o Aitor Ocio, curtidos en ese estilo de juego, que siempre agradecieron verlas caer del cielo. Menos mal que el mejor del Valencia era Cañizares, el portero sostenía al equipo, gracias a tres manos prodigiosas.
Tal y como estaban las cosas, el gol sólo podía llegar a balón parado o en una jugada de fortuna. Como así fue. Pura suerte el tanto de Corradi. Porque el Sevilla, que empató enseguida y se fue a por el partido tras la expulsión de Baraja, cotizaba al alza. Tanto, que Ranieri sentó a Di Vaio por Albelda, para contener las acometidas ante la pitada de la grada. Pese a que la contienda se igualó en lo numérico por la expulsión de Alves, el Sevilla siempre se encontró cómodo en un choque con jaleo. Con ese ruido que despistó al Valencia y que aprovechó Aranda para sentenciarlo.
El Valencia jugó al fútbol que más le gusta al rival, que afronta cada partido como al límite de lo permitido, y lo pagó caro. Se desquició. Ni pudo cocinar la jugada porque Baraja estaba maniatado, ni la supo concretar cuando tuvo la ocasión, porque ni Corradi ni Di Vaio estuvieron acertados en el área. Es cierto que el Sevilla es un equipo incómodo y que presiona con intensidad al rival, pero ayer fue el Valencia el que perdió el partido por errores y carencias propias. La más evidente, que las bandas siempre estuvieron inutilizadas. Con Angulo -a pie cambiado- y Fiore, ninguno de los dos está cómodo pegado a la cal y ambos tienen querencia a caer hacia el centro, nunca se pudo llegar arriba con peligro.
Por ello, con las dificultades que tenía Baraja para organizar el juego, la falta de desborde por las bandas, y una delantera que no estaba fina, el Valencia recurrió al fútbol directo. Tuvo que ser Pellegrino -al que todavía le falta un punto debido a la inactividad-, el que lanzó hacia arriba al equipo. Los balones aéreos siempre fueron una bendición para Javi Navarro o Aitor Ocio, curtidos en ese estilo de juego, que siempre agradecieron verlas caer del cielo. Menos mal que el mejor del Valencia era Cañizares, el portero sostenía al equipo, gracias a tres manos prodigiosas.
Tal y como estaban las cosas, el gol sólo podía llegar a balón parado o en una jugada de fortuna. Como así fue. Pura suerte el tanto de Corradi. Porque el Sevilla, que empató enseguida y se fue a por el partido tras la expulsión de Baraja, cotizaba al alza. Tanto, que Ranieri sentó a Di Vaio por Albelda, para contener las acometidas ante la pitada de la grada. Pese a que la contienda se igualó en lo numérico por la expulsión de Alves, el Sevilla siempre se encontró cómodo en un choque con jaleo. Con ese ruido que despistó al Valencia y que aprovechó Aranda para sentenciarlo.