Ficha de partido: 30.10.2004: Valencia CF 1 - 1 Atlético de Madrid

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
1 - 1
At. Madrid
At. Madrid

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Marco Di VaioPablo Aimar
7'
David Navarro
28'
Descanso
45'
JorgeIbagaza
46'
SimeoneLuccin
46'
David Albelda
49'
Paunovic
51'
Miguel Ángel Angulo
63'
Miguel Ángel Angulo
65'
Paunovic
68'
Marco Di Vaio
70'
MusampaAntonio López
70'
Fernando Torres
78'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: At. Madrid

Records vs At. Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (16 goles)
Goleador rival: Luis Aragonés (12 goles)
Mayor victoria: 9 - 1 (13.09.1936)
Mayor derrota: 0 - 5 (10.11.1985)
Más repetido: 1-1 (22 veces)

Crónica

No puede ser. No hay forma. El Valencia parece incapaz de ganar un partido. Una vez más el equipo de Ranieri se puso por delante en el marcador y acabó sin llevarse la victoria. Al menos ha roto la racha de cuatro derrotas consecutivas. Salvó un punto que sabe a nada y más cuando el equipo debe afrontar de forma inmediata el ser o no ser en la Champions el martes frente al Inter. Una decepción más en Mestalla, que recibió al equipo con aplausos, lo llevó en volandas y acabó despidiéndole con pañuelos. Juan Soler debe estar tan desesperado como Ranieri. Una decepción tras otra acaba por pasar factura. La crisis de resultados se agudiza y el horizonte aparece repleto de nubarrones. Demasiada presión para un equipo que ha dicho que no la soporta. La radiografía del partido es la misma de recientes ocasiones. Las ganas no bastan. El acierto de los jugadores queda en mera anécdota y el sistema defensivo acaba por hacer agua. Parece inconcebible que un equipo que va por delante, que desde el minuto 68 tiene superioridad numérica por la expulsión de Paunovic, acabe encajando un gol en una jugada en la que Torres se deshizo él solito de tres defensas y dejó estéril la estirada de Cañizares.

El respaldo del público se convirtió para el Valencia en lo que quería Juan Soler. Antes del partido había dicho que por la noche no iban a jugar once sino 52.011, en alusión a un estadio repleto arropando a un equipo necesitado de victorias. Pues aún así los futbolistas del Valencia fueron verdaderos flanes, titubeantes, con reiteradas imprecisiones ante un Atlético que se hizo el dueño de la zona medular, pero que demostró poquitas luces en ataque. La lesión de Aimar en el minuto dos puso el alma en vilo. Por la mente de todos desfilaron imágenes que no se quieren ver nunca. Cundió el pánico y el futbolista, cuando era retirado en camilla, fue despedido con una ovación de gala. Di Vaio no cambió el panorama de lo que había diseñado Ranieri. Un equipo que quería, que ponía ganas, pero que al mismo tiempo volvía a decepcionar porque el balón parecía quemarle.

Sin director de orquesta, la sinfonía del Valencia no tenía sentido. Fue durante todo el primer tiempo un quiero y no puedo. Poquísimas ocasiones que se desvanecían al llegar al área. Leo Franco paró varios remates que le fueron a las manos. Sólo Mista, demostrando que quería corresponder más que nunca, se desvivió y realizó un derroche, pero infructuoso. Recuperó numerosas veces el balón, pero no encontró el acompañamiento de Angulo ni Di Vaio delante y tampoco el de Baraja, que no supo asumir la responsabilidad que le corresponde. Sólo aparecieron Rufete, con su fuerza, y Albelda, que se hizo el ánimo para llevar al equipo hacia arriba. César Ferrando se desesperaba en la banda. Ranieri también, pero de forma distinta. Los atléticos no acertaron a aprovechar el desconcierto, la infinidad de regalos que hacia el Valencia, incluso en defensa, y el técnico de la Safor veía como se esfumaba una buena oportunidad de meter en la UVI a un equipo que ya casi está. Las acciones de contragolpe pudieron haberse transformado en algo positivo si Fernando Torres, gafado hasta ahora en Mestalla, hubiera acertado al menos en una de las que tuvo.

El Valencia pedía a gritos que llegara el descanso. Ranieri debía de ordenar ideas y, sobre todo, transmitir calma a sus futbolistas, porque no es posible que en cuatro días se hayan convertido en un bloque que no asusta a nadie. Todo lo contrario, la falta de buenos resultados se trasluce en una inseguridad muy preocupante. Los errores continuos no los puede subsanar mas que la paciencia, pero, especialmente, la confianza. Y el equipo ayer la tenía toda de su público que, salvo cuatro pitidos aislados, estuvo a su lado. Tras el descanso, más de lo mismo. Apenas varió el panorama. De nuevo reiteradas imprecisiones, aunque algunos jugadores como Baraja y Angulo dieron la sensación de estar más entonados. Este último hizo respirar a Mestalla cuando abrió el marcador, pero la alegría duró muy poco porque Torres, por fin, se destapó en Valencia y consiguió un espléndido tanto que significó la igualada. Baraja, por su parte, lanzó en los últimos compases una falta, pero el balón pasó rozando la parte superior del larguero.