El Valencia pudo ganar y contó con todos los condicionantes para lograr los puntos, pero se empeñó en no arriesgar y lo acabó pagando muy caro, porque el Espanyol asumió con el transcurso de los minutos sus deberes como local y a nueve minutos del final obtenía el premio a su tesón con el tanto de la victoria.

Pero las cosas fueron muy diferentes hasta entonces, sobre todo en la primera mitad, en la que los valencianistas dominaron el partido y tuvieron ocasiones de decantar la balanza a su favor. Mendienta dispuso de una primera ocasión de gol en el minuto 16, pero su disparo fue detenido por Mora.

Mendieta volvió a probar poco después, también sin éxito, y le imitó más tarde el noruego Carew, quien obligó a lucirse al guardameta del Espanyol. Después, de nuevo Mendieta y Sánchez rozaron el gol.

Fue tras el descanso cuando el equipo de Paco Flores decidió apretar a su rival y cuando vio que, en cualquier descuido de los valencianistas, podía hacerse con los tres puntos. Posse lo intento en el minuto 53 con un disparo desde la frontal del área, pero el balón salió fuera, y hubo que esperar hasta el minuto 81 para que el dominio del Espanyol, que se vino arriba ante la pasividad del Valencia, diese frutos.

Manel Serrano, que había salido diez minutos antes por Óscar, marcó el gol de la victoria al rematar a bocajarro un centro desde la línea de fondo que sirvió de castigo a la falta de ambición del Valencia.